La cifra es sorprendente: hoy el 90% del agua dulce disponible en el Estado español no se consume en la industria ni en las casas, sino en la agricultura de regadío. Y el 70% del suelo cultivable está en manos de pequeños agricultores y pymes. Esto puso en alerta a AntonioPastor, vecino de Novelda (Vinalopó Mitjà, Alacant) y CEO de una startup de internet de las cosas (IoT), que decidió reenfocarla mirando al campo: "Me di cuenta que la tecnología podía ser más útil en manos de un agricultor". De este modo creó Prismab en 2017, una solución que permite a los agricultores, mediante una app, conocer de manera detallada el riegue de su producción y tomar medidas para ahorrar agua.
Han pasado por el programa 'Garaje' de Lanzadera y han conseguido una ronda de inversión de 150.000 euros
Prismab empezó con una inversión inicial de los socios de 50.000 euros. El primer año entraron en el programa Garaje de Lanzadera, donde aprendieron "la importancia de conocer tu misión como empresa y no dispersarte", explica Pastor, y añade: "Podríamos haber hecho muchas cosas con el sistema en áreas de logística o smartcities, pero decidimos ser los mejores en este sector".
Ese es precisamente el objetivo para 2019. Quieren llegar a instalar mil sensores en todo el Estado -de momento tienen unos 250-, y si lo consiguen, serían "líderes en integración de tecnología agrotech". La primera ronda de inversión de 150.000 euros que recibieron el pasado mes de marzo los ayudará a lograr el hito y ahora han abierto otra ronda participativa en la plataforma de impacto social Bolsa Social. También tienen la intención de ampliar este año el equipo de los cuatro trabajadores actuales a siete, y pasar de los 50.000 euros de facturación de 2018 además que triplicar la cifra con 175.000.
Un sistema sencillo y económico para "democratizar la tecnología en la agricultura"
Realmente Prismab no es un producto que no existiera. La inteligencia ya había llegado al campo, el problema es que lo había hecho de una manera muy compleja y costosa, de tal manera que sólo le salía a cuenta a las grandes empresas, que "se pueden permitir hacer la inversión y adquirir los equipos y tener un departamento que analice los datos".
"En el Estado español tenemos mucha agricultura. A pesar de esto, es uno de los que menos tecnología emplea en el sector porque es muy cara y muy difícil de utilizar. Queríamos democratizar la tecnología en la agricultura con parámetros muy básicos para mejorar el rendimiento del agua de riego y la producción", explica Pastor.
Prismab utiliza una red de sensores autónomos conectados a internet -no hace falta ninguna conexión a la red eléctrica- y una app donde el agricultor puede conocer, en tiempo real y de forma remota, los parámetros más importantes para tomar decisiones: la cantidad de agua que hay disponible en el suelo, la salinidad, la temperatura, etc. Además, puede programar alertas que lo avisan en caso de baja humedad, conductividad alta o precipitaciones. Para facilitar el análisis al labriego, Prismab genera mensualmente un informe detallado sobre los riegos que se han hecho.
550 euros para ahorrar 9.000 euros al año
La clave es que la inversión en este equipo ahora es accesible, puesto que cuesta unos 550 euros. Pastor asegura que "en pocos meses se amortiza" porque ayuda a ahorrar unos 9.000 euros al año en agua -depende del tipo de cultivo y extensión de la finca-.
Pastor tiene muy clara la función social de la startup: por un lado, mejorar la sostenibilidad de la actividad agrícola reduciendo hasta un 30% el uso de fertilizantes y de un bien tan preciado cómo es el agua; y por otro lado, quieren reducir "la tasa de abandono" de las tierras y de las zonas rurales y hacer el sector "más atractivo" para fomentar "el relevo generacional".
"En el Estado español tenemos mucha agricultura. A pesar de esto, es uno de los que menos tecnología emplea en el sector porque es muy cara y muy difícil de utilizar"
"Se está derrochando una cantidad inmensa de agua. Si conseguir llegar a los productores, además de reducir este consumo, estaríamos ayudando a un sector muy vulnerable", sostiene el CEO de Prismab. Tiene claro que no es sencillo en un campo tan envejecido y a menudo reacio al uso de las nuevas tecnologías. Pero por su experiencia, cruz que está cambiante: "Hay una regeneración. Mucha gente joven está volviendo al campo y gente no tan joven son conscientes del problema del agua, que no es pequeño".
Además, cuenta que también están llegando a grandes empresas -a pesar de que no eran su target original- porque su equipo tiene unas dimensiones mucho más reducidas que permite hacer mediciones a escala más grande.
De momento, trabajan en el estado español, sobre todo en Andalucía, Murcia, País Valenciano y Cataluña. Quieren afianzarse antes de hacer el salto de la internacionalización. "Almería es la excepción en materia de uso de tecnología en el campo. En el resto del estado, estamos muy mal, a la cola de Europa", suspira Pastor.