La Vuelta en el Mundo a Vela, que es el acontecimiento deportivo más largo del mundo y que se celebra en Alicante desde hace cuatro ediciones, cambia de manso y de nombre: Volvo Ocean Race (VOR) ha vendido los derechos de la regata a Atlant Ocean Racing Spain y la competición ahora se rebautiza con el nombre The Ocean Race. Esto ha permitido a la Generalitat Valenciana renegociar el contrato y conseguir unas condiciones más favorables para las arcas públicas.
Cambia el propietario, pero no los nombres en la gestión. Si a la VOR el presidente y vicepresidente eran los suecos Richard Brisius y Johan Salan, ahora los dos continúan como co-propietarios con los mismos roles. Desde la firma Atlant explican que la salida de Volvo no se debe de a motivos económicos, sino a que "su negocio es construir coches y no organizar acontecimientos de este tipo". Sin embargo, aseguran que continúa siendo un "grande partner, muy significativo", pero como empresa privada que es no pueden revelar la cifra que aporta.
Del mismo modo, no quieren concretar qué cuesta la organización de la competición en Alicante, a pesar de que hablan de millones con dos cifras. "Un acontecimiento como The Ocean Race sólo puede tener éxito mediante la colaboración de muchas partes interesadas, como las ciudades de la ruta (cómo es el caso de Alicante), los equipos, los atletas y los socios comerciales. Cada cual tiene un papel importante", explica Salan a VÍA Emprendida.
Hasta ahora, las cifras han ido mejorando a cada edición. La última de 2017-2018 registró un récord de afluencia a las paradas, denominadas Race Villages, tanto en Alicante (donde atrajo 345.602 visitantes, de los cuales el 20% fueron extranjeros) cómo en otras ciudades en todo el mundo. En cuanto al impacto económico, en España contribuyó con 96,2 millones de euros al PIB y creó el equivalente a 1.700 contratos laborales a tiempo completo. "En el futuro queremos avanzar y mejorar estos datos en lo posible", añade.
Según datos del Instituto de Estudios Económicos de la Provincia de Alicante (INECA), el gasto total realizado tanto por los espectadores de la competición como por otras stakeholders ascendió a 62 millones de euros, que fueron, sobre todo, a alojamiento, restauración y comercio al por menor. La organización también cuantificó el impacto en la recaudación para el fisco español, que fue de 41,2 millones de euros en total.
Alicante, "socia vital y muy muy valorada" con un "papel clave"
Sobre la ciudad de Alicante, Johan Salan subraya que es "una socia vital y muy muy valorada" con un "papel clave". Pone como ejemplo "el éxito del Museo" de la competición, inaugurado en 2011, y que en 2018 batió récords en un año sin salida con más de 55.000 visitas.
Los nuevos co-propietarios tienen una estrecha relación con la competición: primero fueron regatistes, después mànagers de equipos y después han liderado la organización de varios acontecimientos de vela en Escandinavia u otros proyectos deportivos como los Juegos Olímpicos. Este vínculo, dice, los ayuda a ir más allá en The Ocean Race y aprovecharla para "inspirar a la gente sobre temas como la ambición humana, la salud de los océanos y la sostenibilidad".
Ahorrar con el cambio de propietarios
El artífice de la llegada de la Volvo Ocean Race en Alicante fue el expresidente valenciano Francisco Camps (PP), que previó que tendría un impacto económico de 55 millones de euros y llegarían más de un millón de personas al Puerto de Alicante para ver la salida de la competición.
Hoy sabemos que la balanza no fue positiva para las arcas públicas valencianas y, descontando los ingresos, las tres primeras ediciones costaron 31,6 millones de euros, según informó el consejero de Hacienda, Vicent Soler, al poco de llegar al Gobierno en 2015. La Consejería continúa manteniendo que la elección de Alicante como puerto de salida de la Vuelta al Mundo a Vela es "un importante hito, no sólo en el ámbito deportivo sino por la elevada repercusión económica y turística que comporta, tanto para la ciudad de Alicante cómo para el conjunto de la Comunidad Valenciana".
Con el cambio en la propiedad de la competición, ahora la Generalitat Valenciana ha renegociado el contrato y de momento la mantiene dos ediciones más. Pasará, pero, de ser triennal a quadriennal; la 14a será la 2021-2022 y la 15a, 2025-2026. Además, el nuevo contrato es más favorable para los intereses de los valencianos: la Generalitat reduce el riesgo asumido de los 22 a los 9,5 millones de euros por edición.
Esto es gracias, en buena parte, a la eliminación del compromiso por parte de la pública Sociedad Proyectas Temáticos de la Comunidad Valenciana (SPTCV) de tener en todas las competiciones una embarcación española, que podía costar hasta 12,5 millones por edición si los patrocinios no cubrían los gastos. La desaparición de esta cláusula ahorrará 25 millones por las dos ediciones que restaban para celebrar.
Por otro lado, el canon que tiene que abonar la SPTCV se mantiene en 6,5 millones para la edición de 2021-2022, pero se incrementa a 7 millones para la de 2025-2026, no se actualizará al IPC y queda condicionado al impacto obtenido del acontecimiento. De este modo, si no consigue un umbral mínimo de regreso, no se abonará.
El nuevo acuerdo con la firma Atlant también elimina a la Generalitat Valenciana como avaladora del acontecimiento y deja suela a la SPTCV, que además reduce el aval de 9 a 7 millones (en 2014 llegó a los 10 millones de euros).
Proyectos deportivos marítimos con menos éxito
La Vuelta en el Mundo a Vela en Alicante es un ejemplo de éxito que no siempre se repite en las competiciones deportivas en el Arco Mediterráneo. La Copa América (o America's Cup) supuso una fuerte inversión de Generalitat Valenciana, Ayuntamiento de Valencia y Gobierno español en Marina Real Joan Carles Y en la fachada marítima de la ciudad.
Duró dos ediciones antes de volver a su continente, América. Después, un lugar que tenía que reconvertirse en espacio público, quedó abandonado durante años, hasta que llegó el cambio político y hoy empiezan a dibujarse nuevos usos, como centros de innovación (como la aceleradora de empresas Lanzadera), un skatepark o carriles-bici.
Por otro lado, la cuarta edición de la Barcelona World Race, que tenía prevista su salida el 12 de enero, fue cancelada por una grave crisis de financiación de la Fundación Navegación Oceánica Barcelona (FNOB), motivada por el retraso del PP en la aprobación del PGE y por el cambio en la aplicación del sistema de desgravaciones fiscales de que se beneficiaban los patrocinadores y los barcos participantes. Ahora trabajan en la recuperación de la regata de cara al 2022.