• Adónde fueron nuestros futuros posibles

Adónde fueron nuestros futuros posibles

La escuela de ballet de mi hija sigue trabajando online y mantiene que "tenemos que estar abiertos a la creatividad día a día y más que nunca"

Los pies de una bailarina, en primer plan | iStock
Los pies de una bailarina, en primer plan | iStock
València
21 de Abril de 2020
Act. 21 de Abril de 2020

"El futuro no existe y no hay ninguna evidencia científica de que el mañana esté prediseñado”, me dijo Lis Roselló el pasado viernes a los pocos minutos de arrancar nuestro desayuno en directo. Casualmente, mi entrega de ese día en este diario se titulaba “El futuro será de los exploradores” y, aunque sabía cuando lo escribía que a la mañana siguiente hablaría de futuros con Lis, no era consciente de cómo hablamos del futuro sin profundizar al nivel que lo hace esta joven consultora e investigadora con un hambre incansable de conocimiento.

¿Os habéis dado cuenta de que no dejamos de pensar en el futuro, en el que está a dos semanas vista, a un mes, en el verano, después del verano? Nuestros futuros posibles han saltado por los aires, no tenemos certezas de qué pasará y mantener los niveles de motivación y de compromiso suponen un esfuerzo titánico.

En junio son –o eran, no lo sabemos- los exámenes de entrada al Conservatorio Profesional de Danza, en Valencia. La bailarina y “futura” (otra vez ) arquitecta que tengo en casa, ha dedicado 16 horas a la semana a preparar el examen de acceso desde que arrancó el curso en septiembre pasado. Ahora, a duras penas consigue la motivación necesaria para conectarse a los directos y a Classroom para hacer los ejercicios y coreografías que le exigen para seguir preparando unas pruebas que no sabemos si se harán.

Amparo Ferrer, al frente del estudio Botànic Espai de Dansa desde hace 30 años, llama a Julia de vez en cuando para animarla a que siga, para que haga un esfuerzo y esté al 100% cuando todo esto pase.

Amparo detiene un momento la serie que está viendo para atender mi llamada y me explica que desde el estudio, centro reconocido por la Conselleria de Cultura, están haciendo un esfuerzo enorme para seguir con la actividad artística vía online. En la conversación sale la palabra futuro unas cuantas veces.

“Cuando tuvimos que cerrar en marzo, como ya llevábamos 15 días del mes, decidimos seguir adelante con las clases vía online hasta el 31 de marzo; no nos planteamos nada a futuro.  Simplemente dijimos, vamos a sacar este mes que está pagado por los alumnos y vamos a dar el mejor servicio que podamos usando la tecnología”. A día de hoy, es de las pocas escuelas en València que no ha hecho ERTE y que mantiene la actividad online. Cuando llegó abril, “pensamos que como era solo un mes, combinando directos y Classroom intentaríamos seguir con las clases”. Y lo que han planteado a sus clientes, algunos de ellos vinculados a la escuela generación tras generación, es que sigan con la cuota si sus circunstancias no se han visto afectadas por esta crisis socio sanitaria, y para quien no pueda, han puesto en marcha medidas flexibles para que sigan con las clases a pesar de tener problemas económicos.

El caso de Botànic es especial porque siendo una actividad tan vinculada al contacto humano, está apostando por continuar. “Apuesto por el mes de abril, ni pienso en mayo. Vamos día a día y no tengo ningún planteamiento de futuro. Semana a semana vamos cambiando. Sé que vienen muchos meses sin ingresos y que esta actividad no se puede mantener online. El resto, ya veremos porque no sabemos si esta realidad que vivimos ahora, de clases a través de aplicaciones digitales, se puede mantener. Hemos de estar abiertos a la creatividad día a día y más que nunca.”

La empresa de Amparo Ferrer no está, de momento, entre las 85.690 que según Cepyme, la patronal de la pequeña y mediana empresa, han desaparecido en marzo. En el mismo informe se destaca que esta fulminante desaparición de tejido productivo se debe a que a muchas empresas no les ha dado tiempo a adaptarse a la situación ni con ERTE ni con permiso retribuido a los trabajadores, medidas, a todas luces, insuficientes.

Y lo peor está por venir en lo que parece un futuro bastante predecible. Según Cepyme, puede darse una mayor debacle en abril y sucesivos si la situación se prolonga y, como es sabido por todos, tenemos –de momento- dos semanas más de confinamiento.

Amparo Ferrer está obligada por la Conselleria de Educación a acabar las enseñanzas elementales de danza. Ese es su futuro cierto, que las niñas terminen el curso. A partir de ahí y como tantas otras pequeñas y medianas empresas, el futuro no existe.