La COVID19 es una enfermedad causada por un nuevo coronavirus denominado SARS-CoV-2. Dada la rápida expansión del SARS-CoV-2, el pasado 11 de marzo, la OMS declaró la situación de pandemia que provocó una emergencia global de salud y causó tanto una saturación del sistema sanitario, como la necesidad de establecer medidas a nivel poblacional para contener la expansión. Cabe destacar que la contagiosidad del virus junto con la ausencia de inmunidad a la población y la falta de vacuna han propiciado un escenario perfecto para la propagación de esta enfermedad.
Ante una situación como ésta, es imprescindible entender el comportamiento de este virus y las diferentes formas de contagio para poder establecer medidas efectivas para evitarlo. La información disponible sobre el SARS-CoV-2 es limitada, ya que se trata de un nuevo agente, pero dada su similitud a otros virus ya más conocidos y observando su comportamiento estos últimos meses, se ha podido avanzar en su estudio. Inicialmente, las dos vías principales de transmisión que se han considerado son la transmisión por contacto y la transmisión por gotas, si bien es cierto que últimamente se está instando también a tener en cuenta la transmisión aérea.
La evidencia sugiere que el SARS-CoV-2 se propaga entre personas a través de contacto directo, indirecto a través de superficies y objetos contaminados, y por contacto estrecho con gente infectada a través de secreciones nasales y orales (saliva, secreciones respiratorias y gotas). Se habla de contagio por gotas habitualmente por secreciones de >10μm que son liberadas cuando una persona infectada estornuda, tose o habla. El tamaño de estas secreciones provoca que caigan por el efecto de la gravedad y son demasiado grandes para seguir las líneas de flujo aéreo de la inhalación. Aun así, estas secreciones pueden contagiar o bien a personas que se encuentren en contacto cercano (<1m) con una persona infectada cuando las gotas caen en los ojos, en la nariz o la boca, o a través del contacto con superficies que quedan infectadas cuando las gotas se depositan. Así pues, para evitar el contacto con las gotas es importante mantener la distancia de seguridad, el lavado de manos frecuentes y taparse la boca con un pañuelo o el codo si estornudamos o tosemos. El uso de mascarilla de tela ayuda a prevenir también el contagio en estas situaciones.
"Las mascarillas quirúrgicas disminuyen la transmisión por gotas y son las recomendadas para la población general, mientras que las mascarillas auto-filtrantes previenen la transmisión aérea por aerosoles y están recomendadas por personal sanitario"
La transmisión aérea se da cuando se producen gotas muy pequeñas (<10μm) llamadas aerosoles. Los aerosoles no están tan directamente influenciados por la gravedad debido a su poco peso y por lo tanto pueden mantenerse suspendidos en el aire durante períodos de tiempo más largos, pudiendo ser transportados a cierta distancia. Algunos agentes como la tuberculosis o el sarampión son conocidos por su transmisión aérea. En el caso del SARS-CoV-2, se ha demostrado que algunos procedimientos médicos pueden causar la formación de aerosoles que contengan el virus y por ello es esencial que los sanitarios vayan equipados con EPI apropiados. Por otra parte, la detección de brotes de COVID19 en ciertas zonas, sobre todo en espacios cerrados y con poca ventilación, hace que la transmisión aérea por aerosoles en estos casos no pueda ser descartada y por lo tanto se necesitan más estudios.
Basado en la información que se tiene hasta ahora, se sabe que la transmisión de la COVID19 se da sobre todo por personas infectadas y con síntomas, pero también puede darse incluso antes de que estos síntomas aparezcan. Por este motivo es fundamental mantener las medidas de prevención que incluyen el distanciamiento social, el lavado frecuente de manos y el uso de mascarilla. En cuanto al uso de mascarilla es importante recalcar que la protección que aporta la misma depende de su buen uso y que se complemente con el lavado de manos antes y después de su utilización. A grandes rasgos, existen dos tipos de mascarillas: las quirúrgicas o de tela y las auto-filtrantes (N95, FFP2 y FFP3). Las mascarillas quirúrgicas tienen como objetivo disminuir la transmisión por gotas y son las recomendadas para la población general, mientras que las mascarillas auto-filtrantes se utilizan para prevenir la transmisión aérea por aerosoles y están recomendadas por personal sanitario durante ciertos procedimientos médicos. Hay que remarcar que no deberían utilizarse mascarillas auto-filtrantes con válvula de exhalación, ya que protegen al que las lleva pero no al resto de personas. En caso de utilizarlas, se recomienda el uso de mascarilla quirúrgica sobre la mascarilla auto-filtrante.