• De la Seu d'Urgell a Los Angeles

De la Seu d'Urgell a Los Angeles

Roger Moliné, cofundador de un estudio de diseño especializado en productos sostenibles, ha conseguido penetrar al mercado norteamericano con una urna biodegradable o un pack para hacer sal a casa

Roger Moliné, cofundador de l’Estudio Moliné, estudio de diseño de La Suyo d’Urgell.
Roger Moliné, cofundador de l’Estudio Moliné, estudio de diseño de La Suyo d’Urgell.
Andrea Rodara
05 de Agosto de 2015
El estudio de en Roger Moliné al Ensanche de Barcelona no tiene aire acondicionado y estos días de julio y agosto se hace llevar trabajar. "En la Seu d'Urgell también hace mucho calor durante el día, pero al menos por la noche puedes dormir", explica este diseñador de piernas largas y cabello rizado, señalando el pequeño ventilador junto a la pantalla de ordenador. Hace tres años, en Roger se sumó al nuevo proyecto de su hermano grande, en Gerard, fundador del Estudio Moliné, una firma de diseño que desde la Seu d'Urgell ha conseguido penetrar en el mercado norteamericano con sus productos sostenibles, que "combinen los procesos de la naturaleza con los procesos humanos", dice en Roger.

Este noviembre, en Roger marchará a vivir a Los Angeles para abrir un almacén y una pequeña oficina para expandir las ventas del productoestrella del estudio: l'urna biodegradable Bios, hecho con papel, cartón reciclado y materiales naturales. "Nuestra campaña de comunicación tuvo un efecto viral gracias a las redes sociales, aparecimos a muchas webes y medios de comunicación norteamericanos", explica en Roger, haciendo un trago de agua al bar cerca del estudio donde hemos bajado a hacer la entrevista, que sí que tiene aire acondicionado.

Después de muchos años liderando su propia agencia de diseño, trabajando por encargo por otras empresas, en Gerard Moliné decidió hacer un cambio en el modelo de negocio y apostar para crear unon estudio de producto propio, encargándose él mismo tanto del desarrollo de producto a la creación de la marca y la comercialización final. "Trabajar por grandes empresas te limita la creatividad", comenta en Roger, quince años más joven que su hermano.

Una urna que factura medio millón de euros
El nuevo proyecto de estudio respondía a dos razones más: volver a la Seu d'Urgell, donde en Gerard y en Roger crecieron, y hacer frente al recorte de presupuestos en la partida de diseño por parte de muchas empresas, ocasionada por la crisis. "En Barcelona, y en general en España, el diseño es importante de cara a la galería. Se organizan muchos festivales y acontecimientos, pero las empresas de aquí sólo invierten en diseño industrial y en innovación en época de bonanza, y es con la crisis cuando hay que innovar! En cambio en los Estados Unidos entienden que el diseño es crítico para ser competitivos, ya sea una gran empresa, una pyme o un bar", comenta en Roger, que hace poco que ha vuelto de una conferencia de start-ups a Los Angeles, donde fueron invitados a presentar el proyecto de urna biodegradable.

En este sentido, "la urna resume muy bien nuestra filosofía de aplicar el ciclo natural a la vida de las personas a través de nuestros productos. Este proceso de degradación y de regreso a la naturaleza, en parte, ha roto la status quo de la muerte", comenta en Roger. Bios facturará este año cerca de medio millón de euros, el 90% en los Estados Unidos, y se vende principalmente a funerarias, veterinarios, "pero también a particulares que se compran la urna para tenerla en casa, por qué se los gusta el producto", añade.

La urna salió al mercado el junio de 2013 con una primera querencia de 3.000 unidades, que los hermanos Moliné financiaroncon 20.000 eurosde su bolsillo, "nuestros ahorros"!, recuerda en Roger, y en estos momentos están intentando levantar una primera ronda de capital, a pesar de que la intención es mantener el máximo de autofinanciación posible y seguir creando nuevos productos de marca propia.

Hacer la sal en casa
De hecho, Estudio Moliné acaba de sacar el segundo producto: el pack Salaos, un utensilio que permite al usuario elaborar en casa la sal de cocina. La idea se losocurrió en un programa de radio 4, mientras explicaban al periodista Chema Carrasco su intervención artística en una exposición al Palacio Real de Barcelona. Los hermanos Moliné habían presentado unos objetos de cerámica para experimentar los cambios de textura que provocaba en ellos el agua salada. "Nos dimos cuenta que el agua se evapora y la superficie queda cubierta de sal, y decidimos trasladar la idea de salina a un objetodoméstico", recuerda en Roger.

Tres años después, los hermanos Moliné con la colaboración de Carrasco, han presentado el pack Salaos, un tipo de bandeja de plástico de color rosa – imitando la tonalidad que cogen las salinas naturales– que el usuario tiene que llenar con agua de mar empaquetada. A la cabeza de tres o cuatro días, según las condiciones de humedad, el agua se evapora y permite obtener unos 100 gramos de sal apta para cocinar, "y que conserva la mayoría de complementos que desaparecen a la sal procesada que compramos al supermercado, dice en Roger. El pack Salaos cuesta unos 20 euros y se vende como objeto educativo, en la línea de la slow-food, o como regalo", explica el emprendedor. Al final "el producto no es tan importante como la experiencia", dice.

Siguiendo la misma estrategia que la urna Bios, de momento venderán Salaos por Internet a través de su propia web y harán los envíos desde la Sede, donde está el almacén. "Así controlamos el público objetivo al cual llegamos y vemos si gusta o no", dice Moliné. De momento, han hecho una primera querencia de 2.000 unidades, elaboradas con proveedores locales. Por ejemplo, el agua de mar empaquetada que se incluye en el pack Salaos se compra a la empresa catalana Agua de Mar, que comercializa agua del Mediterráneo por el sector de la restauración (por la cocción de platos de pescado). El resto, se elabora en la Seu d'Urgell, donde se criaron.

"Bien es verdad que no sé de dónde ha salido nuestro espíritu creativo, pero a menudo decimos que viene de mi padre, que era un poco inventor", dice en Roger, recordando cuando su padre, un empresario del sector de la fruta, los traía a hacer esquí alpino y probaba con ellos un tipo de carcasas para poder transformar los esquíes en una mesa de surf de nieve. "También teníamos un tiet, labrador en Lleida, conocido por sus soluciones creativas para regar los campos", comenta en Roger, riendo. Respecto a la próxima aventura de marchar a los Estados Unidos a abrir mercado a solas, no tiene nada de miedo: "siempre nos ha tocado hacer de todo, diseñar, producir, salir a vender... Ser emprendedor es una actitud", concluye.