
26
de Abril
de
2016
Act.
27
de Abril
de
2016
A principios de los años 80 David González Castro creó del nada Segonamà, un diario de clasificados. "No tenía recursos ni salarios. Los amigos me acompañaban a repartirlo y los pagaba con pizzas y frankfurts", recuerda durante su intervención en uno de los últimos Startup Grind celebrado en Barcelona. Hasta el año 2000 llegaron a lanzar más de 200 publicaciones de clasificados a seis países, logrando la cifra de 1.300 trabajadores.
Un crecimiento abismal que, a pesar de todo, tiene su paradoja. "Dirigir 1.300 personas es aburrido. Cuando eres en una start-up todo el mundo se lo explica todo, disfrutas y vivos las cosas con la gente", asegura. "Cuando el negocio es grande entras a una sala y todo el mundo calla. Cuando preguntas parece que piensen: 'ostras, por qué me ha tocado a mí?'". El experimentado emprendedor reconoce que le gusta más "la trinchera, con tanta gente parece que no pase nunca nada".
Después de vender Anuntis, una tarea que le costó siete años, ahora vuelve emprender con Redarbor. "Es un hòlding de inversiones por negocios de clasificados. Traemos dos años y ya tenemos 250 trabajadores y el portal de trabajo líder en Brasil, Colombia o México", explica con orgullo. Presentes en 25 países, con oficina en seis de ellos, destaca que han multiplicado por cuatro las ventas del año pasado. "En enero hemos hecho 1.000 millones de páginas ver", revela con satisfacción.
"Somos una compañía muy específica de clasificados", advierte sobre las inversiones de Redarbor. "Hay tanta gente que da financiación que al final parece un supermercado. Creo que es muy importante ver qué puede aportar el inversor aparte de dinero", deja claro. Por González Castro, actualmente vivimos un "superávit de inversión", un término que quiere distinguir del de "burbuja". "En una burbuja no hay valor, y aquí hay. El que pasa es que es más caro del que tendría que ser", puntualiza.
Incomunicado hasta las 11
"Hacer el que es importante en lugar del que es urgente es difícil", evidencia David González. Por eso, confiesa que hasta las 11 de la mañana intenta no tener reuniones para poder repasar con calma los datos del día anterior. "Sin este rato para analizar las cifras, no funcionaría", afirma.
El tsunami digital
La experiencia de David González Castro es especialmente relevante por la evolución constante a lo largo de una amplia trayectoria. "Vivimos tres crisis económicas y siempre he intentado mantener la misma actitud", explica. Una estrategia basada a "replegar velas incluso antes de notar la crisis, mantener la empresa y estar preparados por las oportunidades que salgan cuando acabe".
Viniendo del papel convirtió Anuntis en el número uno online, con portales líderes en todos los verticales del sector (Fotocasa, Coches.net o Infojobs). "La digitalización ha sido un tsunami con varias oleadas, y la primera mucha gente no se la tomó seriamente", relata recordando como el año 2001 "los bancos no se creían nada de Internet".
Señala el móvil y las aplicaciones como las siguientes oleadas del tsunami digital, un entorno donde "tenemos que entender que no pararán de venir cambios". Esta mentalidad abierta al inesperado, asegura, es el que lo ha mantenido vivo. "Sigo teniendo negocio porque soy un paranoic. Si no lo fuera, hubiera caído hace tiempo".
Un negocio de volumen
David González Castro no se cansa de repetir que "el volumen es vital en el negocio de los clasificados". A la vez, advierte que el paso de papel a Internet, y de aquí a móvil, ha requerido mucha simplificación porque cada vez hay menos espacio. "Si WhatsApp no ha podido cobrar, intentar cobrar en otras cosas puede ser complejo", reflexiona refiriéndose a aplicaciones como Wallapop. "En inmobiliario, coches o trabajo es más fácil monetitzar; pero en un C2C ya veremos. Los modelos publicitarios quizás no son suficientes, y es un tema que es al aire", reconoce sin atreverse a entrever la salida a este intríngulis.
Sea como fuere, si el negocio requiere volumen, internacionalizar pasa a ser una prioridad. Ahora bien, González Castro es de los que no acaban de creer en la cultura del borne global. "Primero hay que consolidarse y comprobar el modelo. Si se tiene que ir modulando el proyecto, hacerlo a cinco países a la vez tiene un coste brutal", justifica. A su parecer, "más vale consolidarse, hacer dinero, y después expandirse afuera".
Un crecimiento abismal que, a pesar de todo, tiene su paradoja. "Dirigir 1.300 personas es aburrido. Cuando eres en una start-up todo el mundo se lo explica todo, disfrutas y vivos las cosas con la gente", asegura. "Cuando el negocio es grande entras a una sala y todo el mundo calla. Cuando preguntas parece que piensen: 'ostras, por qué me ha tocado a mí?'". El experimentado emprendedor reconoce que le gusta más "la trinchera, con tanta gente parece que no pase nunca nada".
Después de vender Anuntis, una tarea que le costó siete años, ahora vuelve emprender con Redarbor. "Es un hòlding de inversiones por negocios de clasificados. Traemos dos años y ya tenemos 250 trabajadores y el portal de trabajo líder en Brasil, Colombia o México", explica con orgullo. Presentes en 25 países, con oficina en seis de ellos, destaca que han multiplicado por cuatro las ventas del año pasado. "En enero hemos hecho 1.000 millones de páginas ver", revela con satisfacción.
"Somos una compañía muy específica de clasificados", advierte sobre las inversiones de Redarbor. "Hay tanta gente que da financiación que al final parece un supermercado. Creo que es muy importante ver qué puede aportar el inversor aparte de dinero", deja claro. Por González Castro, actualmente vivimos un "superávit de inversión", un término que quiere distinguir del de "burbuja". "En una burbuja no hay valor, y aquí hay. El que pasa es que es más caro del que tendría que ser", puntualiza.
Incomunicado hasta las 11
"Hacer el que es importante en lugar del que es urgente es difícil", evidencia David González. Por eso, confiesa que hasta las 11 de la mañana intenta no tener reuniones para poder repasar con calma los datos del día anterior. "Sin este rato para analizar las cifras, no funcionaría", afirma.
El tsunami digital
La experiencia de David González Castro es especialmente relevante por la evolución constante a lo largo de una amplia trayectoria. "Vivimos tres crisis económicas y siempre he intentado mantener la misma actitud", explica. Una estrategia basada a "replegar velas incluso antes de notar la crisis, mantener la empresa y estar preparados por las oportunidades que salgan cuando acabe".
Viniendo del papel convirtió Anuntis en el número uno online, con portales líderes en todos los verticales del sector (Fotocasa, Coches.net o Infojobs). "La digitalización ha sido un tsunami con varias oleadas, y la primera mucha gente no se la tomó seriamente", relata recordando como el año 2001 "los bancos no se creían nada de Internet".
Señala el móvil y las aplicaciones como las siguientes oleadas del tsunami digital, un entorno donde "tenemos que entender que no pararán de venir cambios". Esta mentalidad abierta al inesperado, asegura, es el que lo ha mantenido vivo. "Sigo teniendo negocio porque soy un paranoic. Si no lo fuera, hubiera caído hace tiempo".
Un negocio de volumen
David González Castro no se cansa de repetir que "el volumen es vital en el negocio de los clasificados". A la vez, advierte que el paso de papel a Internet, y de aquí a móvil, ha requerido mucha simplificación porque cada vez hay menos espacio. "Si WhatsApp no ha podido cobrar, intentar cobrar en otras cosas puede ser complejo", reflexiona refiriéndose a aplicaciones como Wallapop. "En inmobiliario, coches o trabajo es más fácil monetitzar; pero en un C2C ya veremos. Los modelos publicitarios quizás no son suficientes, y es un tema que es al aire", reconoce sin atreverse a entrever la salida a este intríngulis.
Sea como fuere, si el negocio requiere volumen, internacionalizar pasa a ser una prioridad. Ahora bien, González Castro es de los que no acaban de creer en la cultura del borne global. "Primero hay que consolidarse y comprobar el modelo. Si se tiene que ir modulando el proyecto, hacerlo a cinco países a la vez tiene un coste brutal", justifica. A su parecer, "más vale consolidarse, hacer dinero, y después expandirse afuera".