A la era de la escuela de negocios, la internacionalización es un elemento clave. Los estudios y rankings de referencia, incluso fuera de las universidades dedicadas a la actividad empresarial, entienden la capacidad de atracción de talento fuera de las fronteras del país, tanto en el claustro como entre la base de estudiantes, un factor al nivel de las publicaciones académicas, la calidad de la docencia o la inversión en las estructuras de los campus. Esade es uno de los motores europeos de esta tendencia, y sus propios estudios constatan que algunas de las ciudades donde tiene presencia han dado pasos de gigante en su atractivo de cara al alumnado global. A su reciente CityMonitor, en que la escuela de negocios analiza la proyección de las ciudades de acuerdo con la capacidad centrípeta de sus MBAs, coloca Barcelona como uno de los ecosistemas de élite –de la mano de Madrid, el cuarto del planeta–.
Así, si se observa el dato crudo –el número de estudiantes internacionales que participan a los MBAs locales– Barcelona es la tercera ciudad europea más atractiva para el talento global. Con unos 1.022 alumnos llevando a cabo su actividad académica en los másteres de la capital catalana, el Estado se consolida como una de las referencias. De hecho, ninguno otro país del Europa continental coloca dos entornos académicos en la lista de Esade. Tanto es así, que el informe, si bien desglosa los resultados de las dos grandes ciudades españolas, incluye que, si se añaden las de Madrid en un ecosistema único, la academia española supera centros como París, que cuenta con un total de 1.113 estudiantes internacionales entre todos sus másteres de negocio.
Si se observan el resto de datos estudiados –Esade añade a la cantidad de estudiantes internacionales el capital invertido por venture capitalists y el número de academias tecnológicas entre las más relevantes del planeta– Barcelona cae hasta la sexta posición. Si bien el ecosistema catalán está en constante crecimiento y ya se sitúa entre los más importantes de Europa, como constata estudio detrás estudio alrededor de las empresas emergentes que operan, la financiación para nuevas firmas todavía la deja a la posición 27 del ranking internacional; mientras que la academia tecnológica la hace caer hasta la 36. Madrid sufre una dolencia similar: si bien la capital del Estado se queda justamente por debajo del top-10 en estudiantes extranjeros, no entra ni siquiera al top 30 de inversión VC, y se queda cerca de Barcelona, al lugar 38, en cuanto a las escuelas tecnológicas innovadoras.
Uno de los datos más llamativos viene de las Islas Británicas. Si bien exclusivamente en la variante de estudiantes internacionales Boston permanece cómo la capital de la emprendeduría, con un total de 1.708 alumnos matriculados, cuando se amplía al resto de variables Londres avanza la principal ciudad del estado de Massachussets. La metrópolis británica es la segunda clasificada en talento internacional, y madriguera hasta la sexta posición en inversión, pero Esade valora especialmente su liderazgo global en universidades tecnológicas. Boston, por su parte, cae hasta la séptima posición como entorno tech; mientras que Nueva York ocupa la tercera posición en todas las categorías. París es el otra ciudad europea que ocupa una posición relevante en el ranking, un quinto lugar justamente por debajo de Silicon Valley.
Lealtad al Tío Sam
El análisis ampliado de Esade, que se alarga hasta las 25 ciudades, constata que los Estados Unidos todavía tienen la clave de la innovación global. La red de innovación norteamericana tiene una presencia masiva en la lista de Esade, con un total de 13 ciudades –14 si se añade Toronto, la única canadiense que se cuela– con capitales a todos los lados de la federación. Por debajo de Boston, Nueva York y San Francisco aparecen Chicago, con una excelente sexta posición en atracción de talento y una caída pronunciada en las otras dos magnitudes; así como Los Angeles, que si bien pierde estudiantes internacionales contra la próxima bahía de Oakland, cuenta con un saludable entorno académico en tecnología y ocupa una estable décima posición en inversiones. Ciudades como Pittsburgh, Austin, Indianapolis o DC suponen pequeños nodos de creatividad empresarial que alimentan los grandes núcleos y hacen de los EE.UU. la gran potencia de negocio global.
Europa todavía supera, curiosamente, a las grandes capitales asiáticas en cuanto a innovación. Londres y Manchester acompañen Barcelona y Madrid como las únicas dos ciudades a esta banda del Atlántico de un mismo país a la lista de Esade. La lista la completa, de la mano de la capital francesa, Rotterdam, con una decimonovena posición fundamentada sobre el alta calidad de sus escuelas tecnológicas. Si se mira al este, Singapur, Beijing, Hong Kong y Shanghai son las representantes asiáticas. Todas ellas, si bien caen cuando se estudia su base de estudiantes internacionales, cuentan con universidades técnicas excelentes; y cada vez escalan más en la presencia de capitales dedicados a la innovación. Fuera de las tres grandes regiones, solo se añade la presencia de Sidney a la lista, con una decimoséptima posición que se corresponde con su resultado de todas las magnitudes estudiadas.