"Del 1 al 10, ¿cómo de feliz eres?" Puede parecer la frase de una canción del grupo de música The Tyets, pero se trata de la pregunta que ha planteado el prestigioso informe mundial de felicidad World Happiness Report a más de 300.000 personas de 150 países. La respuesta puede variar, desde un 0 que significa "sin esperanza" a un 10 que significa "muy, muy feliz". Pista, Finlandia lidera el ranking desde hace seis años y le siguen Dinamarca, Islandia, Israel y Holanda. Por tanto, ¿es cuantificable la felicidad de un país? Parece que sí gracias a averiguar el apoyo social, los ingresos, la salud, la libertad, la generosidad y la ausencia de corrupción de una nación. Y como confiesan los expertos en VIA Empresa "que exista índice de felicidad es un gran avance para la sociedad". A continuación, el análisis de Catalunya en el marco del Yellow Day (Día más feliz del año) en el que la economía es fundamental.
En primer lugar, que el 20 de junio sea el día más feliz del año no es ninguna casualidad, ya que según los psicólogos y los meteorólogos, después de analizar las emociones de miles de personas "se despide la primavera y se da la bienvenida al verano”. Los especialistas hablan de aumento de temperaturas, de más horas de luz, de la liberación de la serotonina conocida como la hormona de la felicidad, de la paga extra para una parte de la población, del aumento de actividades de ocio e incluso de la jornada intensiva en la mayoría de los casos.
Los catalanes no se resignan a hablar de felicidad durante un único día y se puntúan de media en un 6,43 a lo largo del año según el último ranking. Y de hecho, si uno se clasifica por encima del 6,5 debe saber que es mucho más feliz que la media mundial. E incluso los barceloneses se convierten en los habitantes de la segunda ciudad más feliz del mundo, tal y como apunta iVisa. Allí se remarca la suerte de contar con una esperanza de vida de 84 años de media, de las horas de sol, el coste de vida, la amabilidad entre los habitantes y las horas semanales trabajadas (hablan de una media de 30 horas semanales).
Por tanto, la calidad de vida marca, y mucho, la diferencia. Sin embargo, ¿qué factores económicos influyen en la felicidad? Parece que ya no se valora el Producto Interior Bruto (PIB) de igual forma. Para Oriol Alba, secretario general de Cecot, "el PIB de un país mide el tamaño de su economía, es decir, cuánto produce. Pasó a ser el indicador de referencia a partir de los años cincuenta cuando, después de la Segunda Guerra Mundial, los países operaban bajo una lógica de saber cuán grandes eran sus economías y cuánto podían gastar en el arte de la guerra”. Aunque todavía es el indicador predominante, existen numerosos aspectos de nuestra vida que escapan de un cálculo convencional. De hecho, para el diplomado en ciencias empresariales "el indicador no contempla el impacto social, medioambiental y humanitario".
A pesar de que el PIB es el indicador predominante, hay numerosos aspectos de nuestra vida que se escapan de un cálculo convencional
Como curiosidad, según David Pilling, editor de Financial Times, "el PIB no distingue entre la buena actividad económica y la mala actividad económica". Como consecuencia, el "PIB está diseñado para ser internacionalmente comparable y en algunos países ciertas drogas son legales. Para evitar que exista una distorsión entre los países donde es legal y donde es ilegal, contamos drogas que son ilegales". O incluso para mejorar los resultados del PIB de un país se considera que "reciclar es muy malo, ya que sale más a cuenta fabricar coches que se estropeen cada año".
Por ejemplo, una de las iniciativas más destacadas para cuantificar el bienestar, aparte del PIB, son los ya famosos Objetivos de Desarrollo Social (ODS) de Naciones Unidas, que deben servir de guía para analizar nuestra "performance como sociedad". “La economía es nosotros, la economía es lo que elegimos que sea. La economía puede ser más tiempo de ocio, una vida más larga, mejores servicios de salud o aire más limpio. Pero si no medimos estas cosas corremos el peligro de continuar con la medida del PIB como supuesto éxito en detrimento de otras cosas”, sigue Pilling. Otros modelos que evalúan la felicidad son el índice de la felicidad de Naciones Unidas, el Better Life Index de la OECD o el Indicador de la Calidad de Vida del INE.
Los catalanes puntúan su felicidad en un 6,43 mientras que la mundial media es del 6,5
¿Economía y felicidad pueden ir de la mano? Al fin y al cabo, la felicidad es algo muy relativo dado que no a todos nos hacen felices las mismas cosas. Pero al analizar los factores económicos que influyen en nuestra felicidad o en el bienestar sí que se pueden destacar varias claves. Se trata de la "economía de la felicidad" y aparte de buenos resultados en el PIB per cápita, al nivel de servicios públicos, el ocio y las libertades o la estabilidad económica, se analiza las finanzas personales de cada uno. Por ejemplo la tranquilidad en el ámbito financiero es crucial, como por ejemplo la capacidad de ahorro o los gastos en cada caso, y el cuestionamiento de que el crecimiento económico ilimitado sea la mejor solución.
El caso catalán
¿Qué sucede si comparamos Catalunya con el país más feliz del mundo? Existen cifras similares en lo que se refiere a los habitantes ya la esperanza de vida. Tal y como apuntaba hace unas semanas Xavier Ferrer, presidente de la Comisión de Economía Internacional y Unión Europea del Colegio de Economistas de Catalunya, hay "variables internas que marcan la diferencia como la educación, la sanidad y la seguridad, que están bien consolidadas en el país más feliz del mundo, junto con la apuesta por el medio ambiente y la libertad. Algo que conlleva una economía más estable y una clase media importante".
Ferrer (Colegio de Economistas): "Los catalanes se tienen que poner las pilas con el PIB y la deuda concreta"
De hecho, los catalanes comparten variables similares con el país escandinavo, como el entorno social, medioambiental e incluso lo superaría con la climatología (a menudo se habla de Finlandia como la economía del país que siempre es de noche). Sin embargo, Ferrer considera que "los catalanes deben ponerse las pilas con el PIB y la deuda concreta", ya que este último es de más del 113% respecto al 72% finlandés.
¿Cómo de felices son los catalanes? Actualmente se puntúan en un 6,47 en los rankings de felicidad internacionales. Por el momento, la Generalitat ha impulsado un nuevo indicador para valorar el grado de bienestar de las personas que viven en Catalunya y que ha bautizado como Índex de Benestar de la Persona (IBP) y que dará nuevos resultados y variables a tener en cuenta. Es el análisis de la Catalunya en los rankings de felicidad y de los diversos factores que han dejado atrás el PIB.