El Govern prevé invertir 2.300 millones de euros hasta 2040 en infraestructuras hídricas para que Catalunya deje de depender del agua de lluvia. De esta cantidad, ya había 1.000 millones planificados. Una de las nuevas infraestructuras que plantea el nuevo ejecutivo es una nueva desaladora, situada en la Costa Brava norte, que tendría un coste de 200 millones y que dependería de la financiación del gobierno español. Otra de las medidas implica desviar las aguas residuales del Besòs hasta el Llobregat para que allí puedan ser aprovechadas mientras no avanzan las potabilizadoras del Besòs. La portavoz del Gobierno y consejera de Territorio, Sílvia Paneque, ha asegurado que no se contemplan multas para los municipios.
“Iniciamos un nuevo camino para asegurar el recurso del agua en Catalunya, y por eso hemos puesto en marcha un proyecto ambicioso de gestión del agua”, ha defendido Paneque tras la reunión del Consejo Ejecutivo. Según ha dicho, los acuerdos aprobados “diseñan” un conjunto de medidas que deben permitir que Catalunya tenga garantizado el 70% del consumo total de agua con recursos propios en 2027. Actualmente, el territorio tiene garantizado un 33% del consumo asegurado más allá del agua de lluvia, según datos del Govern, y con la nueva hoja de ruta se espera “asegurar” con recursos que no dependan de la lluvia 245 hm³ anuales, mientras que ahora hay 116 garantizados.
El ejecutivo también prevé en la nueva hoja de ruta de gestión del agua las obras que deben permitir reparar la tubería con fugas largamente denunciadas que afectan a las ciudades de Badalona y Santa Coloma de Gramenet y sus alrededores.
Por otro lado, Paneque ha anunciado que el ejecutivo adelantará las obras de las depuradoras de Mataró y Figueres para disponer de agua para rellenar y regenerar los acuíferos, así como para destinarla al riego.