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5 voces filosóficas para orientar la transición energética

La energía es uno de los sectores clave para la transición ecológica de nuestras sociedades, pero se encuentra en un escenario complejo, con intereses enredados y un gran problema de garantías democráticas

    Aerogeneradores para producir energía eòlica a Astúrías | iStock
    Aerogeneradores para producir energía eòlica a Astúrías | iStock
    Arianda Romans | VIA Empresa
    Politóloga y filósofa
    26 de Abril de 2025

    El debate sobre cómo gobernar los bienes comunes es uno de los grandes debates de nuestros tiempos, pero también una de las grandes urgencias. En el clima en el que nos encontramos (nunca mejor dicho), es importante comprender la dependencia que tenemos respecto a la naturaleza, pero también la urgente necesidad de gobernarla de manera sostenible y encontrar fórmulas que permitan, a largo plazo, tener lo suficiente para todos. En el presente estado de la cuestión en el que nos encontramos, el mundo es dirigido por un grupo de locos que tienen demasiado poder y que muy pronto harán alguna locura. Por eso, es importante orientar estrategias a largo plazo que democraticen y aseguren las garantías de las decisiones que pueden afectarnos a todos en un futuro no tan lejano.

     

    El de la energía es uno de los sectores clave para la transición ecológica de nuestras sociedades, pero, como todo lo que es importante, se encuentra en un escenario complejo, con intereses enredados y un gran problema de garantías democráticas. Dentro de lo que llamamos “el mercado de la energía” hay implicados casi todos los actores mundiales; desde representantes políticos a grandes empresas, pasando por grupos de conservación del territorio, asociaciones de vecinos o startups de energía renovable.

    La energía es uno de los sectores clave para la transición ecológica de nuestras sociedades, pero, como todo lo que es importante, se encuentra en un escenario complejo, con intereses enredados y un gran problema de garantías democráticas

    Como en toda reflexión de lo que nos es común y propio a la vez, ha habido muchas personas que han reflexionado sobre el rol que la energía juega en nuestras vidas. Desde las interpretaciones de la energía como formas magnéticas semiespirituales hasta la ultracapitalización del recurso por parte de algunas empresas, lo que está claro es que el hecho de que no se pueda ver claramente con los ojos no le resta debate. Por eso, en esta edición de filosofía entre bambalinas destacamos cinco voces filosóficas que han contribuido a analizar este recurso desde perspectivas éticas, sobre justicia y reflexionando sobre qué modelos de sociedades queremos tener para asegurar su funcionamiento.

     

    1. El capitalismo fósil de Andreas Malm

    El geógrafo, historiador y teórico marxista originario de Suecia es una de las grandes voces mundiales sobre el debate de la energía. En sus diferentes investigaciones ha profundizado en las raíces de lo que él ha acuñado como “capitalismo fósil” y la relación que existe entre la energía y el poder en la geopolítica actual. Según el autor, el sistema energético actual es una decisión política para controlar a la mano de obra, y en libros como Fossil Capital: The Rise of Steam Power and the Roots of Global Warming (2016) o How to Blow Up a Pipeline (2020) ofrece análisis completos y rigurosos sobre la manera como estos conceptos se interrelacionan a escala global. A pesar de su orientación marcadamente de izquierdas, se trata de un autor imprescindible para cualquier persona interesada en cómo las dinámicas políticas influyen en las decisiones que determinarán nuestra manera de vivir.

    2. La gobernanza de los bienes comunes de Elinor Ostrom

    La gobernanza de los comunes no es solo una cuestión de energía. Sin embargo, si queremos abordar las perspectivas filosóficas sobre la gestión y la transición de este recurso, no podemos prescindir de la figura clave que dio forma a esta teoría: Elinor Ostrom. Politóloga estadounidense y primera mujer galardonada con el Premio Nobel de Economía en 2009, Ostrom aportó una visión fundamentalmente descentralizada de la gestión de los recursos, inspirada en prácticas cooperativas como las comunidades de gestión de pastos y campos. Gracias a su legado, hoy podemos hablar de iniciativas como las comunidades energéticas o de otras formas colectivas de gestión de los recursos eléctricos. 

    La gobernanza de los comunes no es solo una cuestión de energía

    Obras como Governing the Commons: The Evolution of Institutions for Collective Action (1990) o The Drama of the Commons (2002) han sido fundamentales para repensar la manera como entendemos la gobernanza colectiva. Ostrom abre la puerta, quizás de manera indirecta, a una nueva manera de concebir la gestión de los recursos energéticos: una vía más cooperativa y comunitaria, que demuestra la viabilidad económica y social de agrupaciones entre productores y consumidores. Con esto, desafía (aunque no necesariamente de manera frontal) el statu quo dominante en la gestión actual de estos recursos.

    3. El mundo en llamas de Naomi Klein

    En este sentido, sus tesis se alinean con la de los antiextractivistas, una corriente de pensamiento y activismo actual que se caracteriza por luchar en contra de la extracción injusta de los recursos que después se utilizan para el sector energético. Entre ellos encontramos, por ejemplo, a la socióloga crítica experta en neoextractivismo y resistencias territoriales Maristella Svampa en Argentina; el historiador y pensador decolonial Dipesh Chakrabarty, en la India, que defiende la necesidad de revisar la historia planetaria para explicar las políticas modernas y las injusticias climáticas; o el filósofo e historiador Achille Mbembe en Camerún, que ha acuñado el término de la necropolítica para referirse a la manera como los gobiernos globales y los oligopolios de los recursos deciden cuáles son las vidas a proteger y cuáles las que podemos desestimar. 

    En mi departamento en la universidad hay un grupo pionero, los CLIFF (Climate Change and Fossil Fuels), que investiga qué incentivos podemos generar para que los gobiernos no exploten sus recursos naturales, especialmente en el Sur Global. Son enfoques como estos los que permiten romper con dinámicas destructivas y generar incentivos por todas partes para una mejor relación con el planeta y sus bienes.

    4. La justicia tridimensional de Nancy Fraser

    Nancy Fraser es una de las grandes defensoras de la justicia social y económica en todas partes
    Nancy Fraser es una de las grandes defensoras de la justicia social y económica en todas partes | EP

    Si hablamos de poder y de justicia global tenemos que centrarnos en una de las grandes teóricas de la crítica al sistema capitalista. Nancy Fraser, pensadora y feminista de la corriente del 99%, es una de las grandes defensoras de la justicia social y económica en todas partes. Una de sus contribuciones más importantes es su reivindicación de una ecología política feminista que rompa con la división capitalista entre producción y reproducción. 

    Nancy Fraser, pensadora y feminista de la corriente del 99%, es una de las grandes defensoras de la justicia social y económica en todas partes

    En su obra Canibal Capitalism (2022) expone cómo pensar en nuestros recursos y gestión de las renovables por un sistema económico más justo. Por ejemplo, se pregunta: ¿quién controla la energía? ¿Hasta qué punto es un recurso democratizado o continúa en manos de oligopolios? Uno de los conceptos más interesantes de la pensadora es la “justicia tridimensional”; es decir, cómo para que en la gestión de un recurso como la energía debe contar con tres elementos fundamentales: redistribución, reconocimiento y representación. En palabras de la autora: "Superar la crisis ecológica requiere superar la separación estructural entre economía y ecología propia del capitalismo".

    En su interpretación de la justicia social y necesaria gestión de los recursos se reconocen también el trabajo de muchas autoras como Deborah Cowen (Canadá), explica en su obra The Deadly Life of Logistics: Mapping Violence in Global Trade (2014) que “la energía no es neutral. Está profundamente racializada, colonizada y geopolitizada”; o la antropóloga e ingeniera cántabra Yayo Herrero, autora de libros como La gran encrucijada: sobre la crisis ecosocial y el cambio de ciclo histórico (2016) o Petróleo (2018), junto con Emilio Santiago Muíño y Jorge Riechmann Fernández, donde defiende la necesidad de una transición ecosocial centrada en la sostenibilidad de la vida y los límites planetarios. "El metabolismo del planeta no aguanta el ritmo de una economía basada en energías fósiles y renovables a escala industrial", explica en esta última publicación.

    5. Los decrecentistas y los límites planetarios

    Las filosofías decrecentistas, con figuras como Serge Latouche, Giorgos Kallis o más recientemente Anitra Nelson, cuestionan profundamente la posibilidad de una transición energética realmente transformadora si se mantiene intacto el dogma del crecimiento económico ilimitado. Desde este enfoque, incluso un sistema basado íntegramente en fuentes renovables puede reproducir formas de extractivismo, dependencia e injusticia si no se reduce radicalmente la demanda energética y se redefinen los usos sociales de la energía. 

    Esta crítica enlaza con el pensamiento de Ivan Illich, que en Energy and Equity (1974) alertaba sobre los riesgos de las tecnologías centralizadas que limitan la autonomía y la convivencia. Aunque la energía no es el foco principal de muchas de estas obras, como Less is More de Jason Hickel o Postgrowth: Life after Capitalism (2022) de Tim Jackson, estas reflexiones incluyen una crítica implícita a los sistemas energéticos actuales y apuntan hacia modelos más locales, equitativos y democráticos. El decrecimiento energético, pues, no es solo una reducción cuantitativa del consumo, sino un cambio cualitativo en la manera como se produce, se distribuye y se utiliza la energía, situando en el centro la justicia ecológica, la soberanía comunitaria y los límites biofísicos del planeta.

    La transición energética se prevé compleja y llena de obstáculos, a menudo agravados por la oposición (o inacción) de aquellos actores que han mantenido, durante décadas, un control prácticamente incontestable sobre este recurso fundamental. Las soluciones no son ni inmediatas ni sencillas, pero confío en que las voces aquí recogidas nos ayuden a iluminar caminos posibles para repensar colectivamente aquello tan urgente y difícil que llamamos el futuro de la energía.