Hace pocos días, en vísperas de Navidad, se supo que el gigante japonés del acero, la NipponSteel, había hecho una oferta para quedarse con la propiedad de la mítica firma norteamericana US Steel, parte indisoluble de la cultura yanqui. Empezamos por los detalles de la oferta, que ha caído como un regalo para los accionistas de la firma de Pittsburgh (Pensilvania) porque los japoneses han ofrecido una prima nada más y nada menos que del 40% sobre el precio de mercado de la compañía (las acciones se pagaban por debajo de los 40 dólares y la propuesta compradora se enfila hasta los 55). La oferta implica valorar el negocio en 14.100 millones de dólares que, añadidos al volumen de deuda que asumirá el comprador, suponen un esfuerzo financiero de 14.900 millones.
En vista del volumen del ofrecimiento, el consejo de administración de la US Steel no tardó mucho tiempo en aprobar la propuesta japonesa, lo que significa poner la alfombra roja a Nippon Steel para el abordaje amistoso sobre su competidora. La firma japonesa, ya antes de esta operación corporativa, era una de las principales productoras de acero del mundo y ahora verá reforzada su posición (en 2022, último ejercicio cerrado, acabó en el lugar número cuatro del ranking mundial, detrás las chinas Baowu y Ansteel, y de la europea ArcelorMittal).
La firma japonesa, ya antes de esta operación corporativa, era una de las principales productoras de acero del mundo
Si en el título de este artículo hemos hablado de "mito americano" ha sido con toda la intención, porque la US Steel es un símbolo centenario de la industria norteamericana. Fue fundada en 1901 mediante la fusión de varias compañías del momento, un proceso en qué intervinieron algunos de los grandes nombres de la industria y de las finanzas de los Estados Unidos, como Andrew Carnegie, de la Carnegie Steel Company, William Henry Moore, de la National Steel Company, o JohnPierpont Morgan, como financiador de la operación.
La importancia de las factorías de acero en Pensilvania ha dejado impronta en muchos aspectos de la cultura popular de la zona. Por poner- un par de ejemplos, podemos mirar en el mundo del deporte, y en concreto en el del fútbol americano, porque que uno de los grandes equipos del país tiene la sede en Pittsburgh, la segunda ciudad del estado y su nombre es Steelers, una referencia clara a la industria del acero. Su escudo es casi una réplica del logotipo de los productos del acero que creó la US Steel (la Steelmark), con tres estrellas de cuatro puntas dentro de un círculo (técnicamente estas estrellas singulares se llaman hipocicloides). La otra muestra remarcable la encontramos en la película The Deer Hunter (El Cazador), de MichaelCimino. El film narra la historia de unos obreros de la siderurgia de Pensilvania que son destinados a la Guerra del Vietnam. En cierto modo, se puede decir que el acero es el producto sobre el cual se edificó la industrialización de los Estados Unidos, y muchos de sus elementos simbólicos fueron construidos con material de la US Steel, como el puente entre San Francisco y Oakland o el edificio de las Naciones Unidas de Nueva York.
Dejando de banda cuestiones simbólicas y culturales, el nuevo propietario del negocio es, como decíamos, uno de los grandes productores de acero del planeta. También es la compañía número 21 del ranking japonés, que está lleno de firmas electrónicas y del mundo del motor. Sus ventas se enfilan hasta los 60.000 millones de dólares y proporciona unos beneficios de más de 6.000 millones. Entre sus máximos accionistas hay el banco Nomura (3,5%) y la aseguradora Nippon Life Insurance (2%), además del omnipresente fondo Vanguard (3%). Ofrece trabajo a más de 100.000 trabajadores y sus dos cabezas visibles en lo alto del organigrama son Kosei Shindo y EijiHashimoto.
Nippon Steeles la compañía número 21 del ranking japonés, que está lleno de firmas electrónicas y del mundo del motor
Los medios americanos han recibido la noticia como el último paso de un proceso de declive continuado que había transformado el antaño líder mundial del mercado del acero en una compañía destinada a ser comprada por un competidor, como ha acabado pasando. El récord de producción lo consiguió a finales de la década de los setenta, para después comenzar una caída hasta los mínimos del 1984. La posterior recuperación se vio frenada con el cambio de siglo, cuando la empresa entró en una fase definitiva de descenso de la facturación. Así pues, después de más de 120 años de historia, desaparece o está a punto de desaparecer uno de los grandes emblemas de la industria yanqui, la que en otros tiempos fue la todopoderosa US Steel.