El Parlamento Europeo y el Consejo de la UE han llegado a un acuerdo provisional por la Ley Europea de Chips, cuya iniciativa tiene como objetivo incrementar la producción de semiconductores en la Unión para reducir la dependencia de países como China, Estados Unidos o Corea del Sur. Pese a que el acuerdo alcanzado aún debe ser aprobado formalmente y discutido después con la Comisión Europea, se espera que permita crear las condiciones necesarias para duplicar la cuota de fabricación de semiconductores en la Unión de cara a 2030. Actualmente, la UE cubre un 10% de la demanda actual a nivel global, y el objetivo es que este porcentaje pase a ser del 20% en los próximos siete años.
Según ha informado la presidencia sueca del Consell, está previsto que el plan movilice 43.000 millones de euros de inversión pública y privada, de los que 3.300 millones de euros provendrán directamente del presupuesto comunitario.
Para la ministra de Energía sueca, Ebba Busch, el acuerdo es "de máxima importancia para la transición verde y digital, al tiempo que garantiza la resiliencia de la UE en tiempos turbulentos". En este sentido, ha subrayado la importancia de implementar la iniciativa "de forma ágil" para pasar "de la dependencia al liderazgo, de la vulnerabilidad y la soberanía y del gasto en la inversión". "La Ley Europea de Chips sitúa a la Unión Europea en la primera línea de las tecnologías punteras que son esenciales para nuestra transición verde y digital", ha añadido.
Por su parte, el comisario para el Mercado Interior, Thierry Breton, destacó que Europa "escogió ser el dueño de su destino" en un contexto geopolítico donde es prioritaria "la reducción de riesgos" y recalcó que el objetivo de la UE es convertirse en una "superpotencia industrial en los mercados del futuro".