Puede pasar cualquier cosa: hacer planes de futuro en tiempo de coronavirus es complicado. La incertidumbre y la rapidez en que evoluciona la situación puede hacer que muchos ciudadanos no puedan marchar de vacaciones este año. Además, los que han decidido intentarlo no han elegido, en general, destinos lejanos. Esto hace que las aerolíneas -especialmente las de largo radio- sean de las empresas del sector turístico más afectadas por la crisis de la covid-19. La actividad media de las compañías aéreas en el Estado español ha pasado de casi el 0% durante el confinamiento al 30% en julio, una subida que ha abocado a todas las aerolíneas a mantener los ERTE a sus trabajadores.
La situación es mala, y lo explican a VIAEmpresa tanto los sindicatos de pilotos -Sepla- y tripulantes de cabina -Sitcpla- como una de las principales compañías del Estado, Air Europa. Esta se encuentra por debajo de la media de actividad, con perspectivas de llegar a un 25% a finales de julio. Fuentes de la empresa aseguran que están "satisfechos" con el volumen de reservas que tienen para agosto a los destinos donde sí podrán volar, pero no es comparable la oferta de otros años con la de 2020. Consideran que los precios competitivos y la posibilidad de cambios en la fecha de los billetes han sido clave para animar a unos consumidores con miedo de no poder viajar o de hacerlo y no poder volver a casa.
Desde la compañía no quieren hacer ningún comentario respecto al proceso de compraventa que se anunció en noviembre y que está paralizado. Hace unas semanas, llegó a Bruselas por posibles problemas de competencia. Iberia -que tenía que adquirir la aerolínea mallorquina- es una de las que también está sufriendo por la cantidad de vuelos largos que ofrece. Pero tanto esta como Vueling (las dos pertenecen al grupo IAG) "tenían los deberes económicos hechos" y aguantarán mejor la crisis que otras aerolíneas, según Mauricio Gavala, jefe de la sección de Iberia de Sitcpla (sindicato independiente de tripulantes de cabina de pasajeros de líneas aéreas).
Los precios competitivos y la posibilidad de cambios de fecha de los billetes han sido clave para animar a unos consumidores con miedo
Gavala indica que las empresas que peor lo están pasando son las de bajo coste, que juegan con unos márgenes muy ajustados. Ryanair y Norwegian son dos ejemplos de ello. Las que tienen mayor número de vuelos charter también sufren más la situación, como en el caso de Plus Ultra, indica Gavala. Los ERTE han sido clave en la continuidad de las aerolíneas. Desde el departamento de comunicación del sindicato de pilotos Sepla indican que el total de las plantillas está en esta situación: "Desafectan a los trabajadores del ERTE uno o dos días cuando tienen vuelos y después les vuelven a incluir". De este modo se han ido distribuyendo el trabajo estos meses, puesto que el sueldo de los pilotos es muy variable y depende de las horas de vuelo efectivas que hacen.
Sin despidos ni renovaciones
Es previsible que las aerolíneas pidan una ampliación de los ERTE más allá del 30 de septiembre, fecha fijada, de momento, para su finalización. Desde Sepla entienden que "el ERTE es una manera de asegurar el trabajo". En general, las compañías aéreas todavía no han tenido que hacer despidos. Lo que sí han hecho es no renovar los contratos. Según Gavala, las aerolíneas suelen tener alrededor de un 15% de personal eventual, que simplemente no se ha renovado desde que estalló la pandemia.
Es previsible que las aerolíneas pidan una ampliación de los ERTE más allá del 30 de septiembre
Las previsiones y esperanzas del sector no son nada positivas. Con una parte de los aviones en tierra, es complicado recuperar los meses de inactividad. Y las medidas sanitarias que han tenido que adoptar también son un gasto adicional. Aena calcula que cada aerolínea tendrá que destinar 50 euros por vuelo sólo a medidas de seguridad. Las previsiones son que, en dos años, el impacto de aplicar las recomendaciones de la Agencia Europea de Seguridad Aérea será de unos 294 millones de euros.
En los vuelos, cada compañía decide qué medidas concretas aplica para cumplir con los estándares mínimos de seguridad para contener la expansión del coronavirus. Air Europa explica que reparte una mascarilla extra a los pasajeros de sus vuelos -además de la que es obligatorio que lleven puesta de casa-, "por si se la quieren cambiar durante el trayecto, quieren llevar dos, o para más adelante".
La reducción de los objetos manipulables a bordo es otra de las medidas más frecuentes entre las aerolíneas: "No damos revistas ni periódicos, servimos la comida en bolsas, para que sea más fácil recoger los residuos y no haya contacto con las bandejas". Las mismas fuentes de la empresa añaden la renovación del aire de la cabina cada tres minutos como garantía de aviones libres de covid-19. Además, indican que la recirculación del aire se produce de arriba abajo y que hay filtros que capturan las partículas con probabilidad de contener el virus.
Atrapados en otro país
En el caso de Iberia, Mauricio Gavala asegura que todo el personal de aire se somete a una prueba PCR antes de cada vuelo. En el caso de los empleados de tierra, los controles médicos son semanales, puesto que van a su puesto de trabajo cada día. "Si hemos estado en contacto con algún pasajero que ha dado resultado positivo de covid-19, nos dan la baja laboral y nos quedamos durante cinco o seis días en casa", explica sobre el protocolo que ha activado su compañía para garantizar que no se infectan los trabajadores.
El aire de las cabinas se renueva cada tres minutos y recircula de arriba abajo, hecho que las compañías aseguran que garantiza un espacio libre de coronavirus
Una de las diferencias que ha notado como tripulante de cabina con la reanudación de la actividad en junio ha sido la agenda. El representante sindical indica cómo era una rotación habitual para él en Iberia: "Podía hacer seis horas de puente aéreo e ida a París, por ejemplo; allí, me quedaba a dormir y al día siguiente hacía el regreso". Ahora, asegura que estas pernoctaciones han desaparecido en vuelos de corto y medio radio. Sólo se mantienen cuando es imprescindible, en los vuelos más largos, para no superar las horas de trabajo permitidas.
Cuando sí tienen que pasar la noche en otro país, explica que los controles son muy estrictos y que tienen prohibido salir del hotel: "Para la compañía sería un problema que nos contagiáramos en el país de destino y tuviéramos que hacer cuarentena, tendría que seguir pagando el alojamiento, las dietas...". Pese a las medidas estrictas de seguridad, nadie les asegura que, como los pocos pasajeros que se aventuran a coger un avión, no se queden atrapados en un país extranjero, rehenes de la covid-19.