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El Aeropuerto de Girona: seis décadas entre la euforia del 'low cost' y el reto del AVE

La infraestructura, tras vivir grandes transformaciones durante los últimos años, busca redefinir su rol aeroportuario en Catalunya

El Aeropuerto de Girona durante marzo de 2025 | Aena
El Aeropuerto de Girona durante marzo de 2025 | Aena
Gemma Fontseca, jefa de redacción de VIA Empresa | VIA Empresa
Jefa de redacción
Girona
25 de Marzo de 2025

En abril de 1967, ante 40.000 personas, se inauguró el Aeropuerto Girona-Costa Brava, un evento que marcaría un antes y un después en el noreste de Catalunya. En poco tiempo, la instalación aeroportuaria se convirtió en un punto de atracción local, con cientos de vecinos que cada domingo se acercaban para ver despegar y aterrizar los aviones. Incluso, dos años más tarde, los Reyes de Oriente hicieron una entrada triunfal aterrizando con una avioneta, además de simbolizar la apertura de la infraestructura al mundo. Este aeropuerto se consolidó como una puerta de entrada para los turistas europeos que redescubrían las playas de la Costa Brava y, en pocos meses, se batió un récord histórico con un millón de viajeros por primera vez. Sin embargo, como sucede en la vida, no todo fue "flores y violas". Los años 80 trajeron un descenso de actividad debido a la crisis del petróleo, mientras que los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 inyectaron un nuevo impulso. En 2003, la llegada de Ryanair marcó el inicio de la era del low cost, con el aumento de tránsito de pasajeros y la consolidación de la infraestructura como clave para el turismo, con la covid-19 como punto de inflexión. En 2025 se añade un nuevo capítulo a la temporada: la ansiada llegada del AVE en un breve periodo de tiempo, que puede convertir definitivamente el aeropuerto en un actor estratégico dentro del mapa aeroportuario del sur de Europa.

 

Abordar el contexto histórico del Aeropuerto Girona-Costa Brava no es una tarea sencilla porque tiene diversas subtramas, si se continúa con la terminología cinematográfica. Tras unos años complicados durante la década de los 80 a causa de la crisis del petróleo, los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992 tuvieron un gran impacto en la economía más allá de la ciudad condal. Según explicaba La Vanguardia en las crónicas del evento, los gerundenses recibían vuelos diarios desde los Estados Unidos, y algunas personalidades conocidas, como Elton John o el hermano del rey de Arabia Saudita, aterrizaban allí.

A pesar de los altibajos en la actividad al finalizar las Olimpiadas, el aeropuerto continuó funcionando y conectando Girona con el mundo. Alcanzó los 20 millones de pasajeros el 4 de mayo de 1997, cuando las instalaciones tenían 30 años de antigüedad.

 

Un vínculo de altibajos con Ryanair

Varios pasajeros suben a un vuelo de Ryanair desde la pista del aeropuerto de Girona | ACN
Varios pasajeros suben a un vuelo de Ryanair desde la pista del aeropuerto de Girona | ACN

Con la entrada del nuevo milenio, Ryanair marcó un antes y un después gracias a la pasión que despertaban los nuevos vuelos de bajo coste. El primer vuelo de Ryanair en España no salió desde el aeropuerto del Prat ni desde el de Barajas. En 2002 despegó una aeronave de la compañía irlandesa desde Girona en dirección a Frankfurt. Un vuelo con billetes a 10 euros y que tuvo una ocupación del 80%, con algunos asientos vacíos. Comenzaba la era del low cost en nuestro país con un modelo de negocio "peculiar": aviones con alta ocupación volando constantemente y aterrizando en aeropuertos secundarios, con millonarias subvenciones de las arcas públicas para llevar a cabo nuevas rutas. ¿Los precios? Muy atractivos para las clases populares, ya que se podía viajar a Londres por 12 euros o a Milán por 20.

Con la bienvenida a Catalunya, los primeros elogios para la compañía, ya que creó más de 100 puestos de trabajo en el aeropuerto de Girona y 1.000 más indirectos en una demarcación abierta al turismo con el reclamo de la Costa Brava. Había más de 40 vuelos diarios a Italia, Inglaterra, Alemania, Irlanda o Bélgica, entre otros. La compañía low cost, aprovechando la bonanza económica, contribuyó a un aumento progresivo de pasajeros durante los años siguientes, pasando de unos 3 millones de viajeros anuales a un récord de más de 5,5 millones en 2008.

Ryanair creó 100 puestos de trabajo en el aeropuerto de Girona y 1.000 más indirectos en la provincia del noreste de Catalunya

Con la crisis financiera de 2008, la reducción de las subvenciones y el estreno de Ryanair en Barcelona, la compañía "hizo caer" el número de pasajeros cada año en el aeropuerto gerundense: en 2016 cerró con 1,7 millones de usuarios. Al ver los cambios, desde el aeropuerto de Girona diversificaron el modelo operativo y dieron la bienvenida a aerolíneas como Transavia o Jet2, para convertirse en una área de influencia en Girona, Barcelona y también el sur de Francia.

Durante 2020 y, en plena pandemia de la covid-19, Ryanair desapareció prácticamente de Girona con algún vuelo ocasional hasta que, para sorpresa, en 2023 anunció que volvía a apostar por el aeropuerto ubicado en Vilobí d'Onyar y reactivaba la base operativa. De hecho, durante el invierno de 2023 ofrecieron 42 frecuencias semanales de entradas y salidas respecto a las 10 que había en el invierno de 2022, lo que representa un aumento del 70%. Elena Cabrera, portavoz de Ryanair en España, Portugal, Francia y Marruecos, también se mostraba muy favorable a la llegada de la estación del AVE al aeropuerto de Girona: "cuanto mejor sean las infraestructuras, más flujos puede haber".

Recientemente, la Mesa Estratégica del Aeropuerto de Girona, formada por la Diputació, la Generalitat y la Cambra de Comerç, han creado una nueva marca para potenciar el aeropuerto de Vilobí d'Onyar como opción atractiva para las diferentes compañías aéreas. Se trata de GROwing y juega con el código GRO del aeropuerto de Girona y la palabra ala en inglés (wing) y busca reforzar, ante las compañías aéreas, la idea de que Girona es la puerta de entrada a Catalunya y a la Costa Brava con las tarifas aeroportuarias más bajas y la distancia de vuelo y tiempo de rodaje más cortos.

¿El aterrizaje definitivo del AVE?

Un tren de alta velocidad por tierras gironinas | iStock
Un tren de alta velocidad por tierras gironinas | iStock

Óscar Oliver, uno de los grandes especialistas en materia aeronáutica y aeroportuaria, señala a VIA Empresa que el Aeropuerto de Girona tiene el objetivo actual de convertirse en una herramienta estratégica para la demarcación, como también indica la Mesa Estratégica mencionada anteriormente, y que busca superar su modelo tradicional de bajo costo y ampliar su conectividad internacional. “Es esencial que se dé a conocer a todas las compañías internacionales y que supere el marco tradicional del low cost”, afirma Oliver. Para alcanzar este objetivo, Oliver considera fundamental impulsar una tarea comercial proactiva que promueva Girona como destino de referencia y tejer alianzas con el Aeropuerto del Prat para captar nuevas operativas de vuelos. Esto permitiría consolidar el aeropuerto como una puerta de entrada no solo para el turismo, sino también para profesionales y otros perfiles de viajeros, como los de negocios.

La conexión ferroviaria con el AVE reforzaría el Aeropuerto de Girona como hub para viajeros del sur de Francia y Catalunya Norte

A juicio del experto, la llegada del AVE al Aeropuerto de Girona supone una oportunidad para consolidarlo como complemento del Aeropuerto del Prat, en pleno debate por su ampliación. Esta infraestructura permitiría a los pasajeros acceder rápidamente al centro de Barcelona, mejorar su competitividad y captar una demanda que, por motivos de precio o disponibilidad de vuelos, optaría por esta alternativa. Además, la conexión ferroviaria reforzaría su papel como hub para viajeros del sur de Francia y la Catalunya Norte y, al mismo tiempo, ofrecer una opción eficiente para los trayectos a destinos europeos como París o Toulouse. “Si llega el AVE, Girona estará mucho mejor conectada y eso abre una oportunidad estratégica para captar pasajeros de un radio mucho más amplio”, concluye Oliver.

A finales de febrero de 2025, el Ministerio de Transportes anunció que, tras años de retrasos y análisis, evaluaciones e informes, aprobaban el estudio informativo para construir la estación de alta velocidad, a unos 600 metros del aeropuerto de Vilobí d'Onyar. La futura estación estará situada en la prolongación de las vías del PAET (Lugar de Avance y Estacionamiento de Trenes) del trazado de alta velocidad de la línea Barcelona-Figueres. Será elevada y contará con una pasarela de peatones rodante de 493 metros de longitud y cinco de altura para conectarla con el aeropuerto. Además, habrá un ramal para tránsito directo y exclusivo con Barcelona. Más allá de las personas que viajen directamente en avión o tren, se dispondrá de un aparcamiento público de unas 250 plazas, cerrado y con control de acceso.

El estudio informativo aprobado por Transportes detalla que el coste de la futura estación de alta velocidad del aeropuerto de Girona será de 126,7 millones de euros (IVA incluido) y se estima que podría atraer unos 3,1 millones de usuarios. De momento, una vez superados estos trámites, parece que tocará esperar y que la construcción comenzará a partir de 2026.

En estos momentos, el Aeropuerto de Girona vuela a 48 ciudades con el objetivo de superar los casi 2 millones de pasajeros con los que se cerró el año 2024 en las instalaciones aeroportuarias. Siete son las compañías que están conectadas con Girona. Se trata de Ryanair, Jet 2, Tui, Wizz Air, Transavia, Air Arabia y Smartwings. Entre los nuevos destinos hay Sarajevo (Bosnia Herzegovina), Lublín (Polonia), Ostrava (República Checa), Luton (Londres) y Budapest (Hungría). En total, se puede volar a 14 países europeos y también a Marruecos. Una de las asignaturas pendientes de la infraestructura sigue siendo los vuelos domésticos. Actualmente, ninguna compañía opera en el mercado interno español.

El aeropuerto que una vez fascinó a los vecinos con sus primeros despegues, se prepara para su próximo desafío: consolidarse como un actor clave en el escenario aeroportuario catalán, español y europeo. ¿Será capaz de volar aún más alto? Solo el tiempo –y los futuros pasajeros– tienen la respuesta.