Es envidiable la buena percepción que la sociedad británica tiene respetco a sus agricultores. En general, estos son considerados importantes para la economía y reciben un buen reconocimiento social por su aportación al mercado de productos esenciales y de alta calidad. Además, en el Reino Unido, los campesinos disfrutan de una percepción pública positiva, asociada con valores tradicionales, pero también de innovación, y con un estilo de vida rural, que ahora está muy de moda, que les reconoce su valía en la preservación de los paisajes naturales del país.
Es decir, en el Reino Unido, ser agricultor es cool, está bien visto, y es admirable. Lamentablemente, esta visión difiere mucho de la que tenemos de nuestros campesinos en Catalunya. En casa nuestra mucha gente asocia esta profesión a tener un bajo nivel social y a pasar dificultades económicas. Es decir, se vincula a tener que llevar una vida muy dura, complicada, poco remunerada y más anclada al pasado que no al futuro. Es lla percepción opuesta a la que tienen los británicos.
La percepción que se tiene de una profesión se basa en la necesidad que una sociedad cree tener de la profesión en cuestión. Según este razonamiento, por ejemplo, como Catalunya la profesión de cocinero ya hace años que se ha puesto de moda, podemos deducir que este país dispone de una economía basada en los servicios y con una creciente incidencia de la industria turística y de la restauración. Aun así, si nos creemos este modelo económico, a la fuerza los agricultores quedarán relegados a un segundo o tercer término, dado que la agricultura no es la industria principal de nuestra nación ni tiene tanta importancia como otros sectores. Ahora bien, aquí es donde los catalanes nos podemos estar equivocando en nuestra valoración.
La percepción que se tiene de una profesión se basa en la necesidad que una sociedad cree tener de la profesión en cuestión
El gobierno británico siempre ha tenido muy claro que su primera prioridad es garantizar la seguridad del país. Su segunda urgencia es asegurarse que el país pueda subsistir alimentariamente si se diera el caso de necesitarlo. En su estrategia alimentaria del 2022, el gobierno británico ya nos dice que "la pandemia del coronavirus (covid-19) y las turbulencias actuales causadas por la invasión de Ucrania son recordatorios de la importancia crucial de los productores de alimentos del Reino Unido para nuestra resiliencia nacional."
El resultado es evidente. La industria alimentaria es el sector manufacturero más importante del Reino Unido, por encima de las industrias de la automoción o del sector aeroespacial. Además, los británicos producen el equivalente al 75% de lo que consumen. Esto es todo un éxito si tenemos en cuenta las condiciones climatológicas de estas islas. Con todo, hay otro ejemplo que todavía es más evidente que el británico. El segundo exportador más grande del mundo en este sector del agroindustria no es China, Rusia, India o Brasil. Sorprendentemente, son los Países Bajos. Un estado de aproximadamente 18 millones de habitantes que exporta aproximadamente unos 80.000 millones de dólares al año, es decir, casi el equivalente a dos veces el presupuesto anual del gobierno de la Generalitat de Catalunya.
La industria alimentaria es el sector manufacturero más importante del Reino Unido, por encima de las industrias de la automoción o del sector aeroespacial
La estrategia de Holanda
Ahora hace unos años, leí que en Mercabarna se vendían los tomates de Holanda a 30 céntimos el kilo, por debajo del precio de coste del tomate local, en un momento en el que el campesinado catalán tenía la capacidad de poder alcanzar totalmente la demanda de este producto en nuestro país. Los holandeses han conseguido vender mejor de precio sus productos porque han potenciado con acierto su habilidad innovadora en el campo del agrotecnologia, por ejemplo utilizando robots para cosechar la fruta blanda o implementando maquinaria automatizada en los separadores de carne o en los procesadores de patatas. En otras palabras, han priorizado y actualizado la agricultura intensiva y esto los ha permitido mejorar la eficiencia.
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Obviamente, los Países Bajos también dan mucha importancia a la educación de su mano de obra agrícola. La Universidad de Wageningen es la institución número uno mundial en el sector de la educación agrícola. Desgraciadamente, las universidades catalanas están bastante más abajo en este ranking. Además, hay que tener en cuenta que doce de las empresas de alimentación y bebidas más grandes del mundo mantienen instalaciones de investigación y de desarrollo en los Países Bajos. Y entre ellas encontramos la empresa Danone que, recordémoslo, fue fundada en Catalunya.
La energía innovadora en el mundo de la agrícultura
Dicho todo esto, el punto más interesante aquí es que Catalunya, si se lo propone, lo puede hacer tan bien o mejor que los Países Bajos, porque nuestra nación siempre ha sido moderna y abierta en las nuevas tecnologías. En este sentido, Catalunya fue uno de los pocos rincones de mundo donde se produjo la revolución industrial, y lo hicimos desarrollando una tecnología industrial propia. Es decir, que los catalanes somos innovadores de tipo.
Por lo tanto, se hace evidente que hay que aplicar esta energía innovadora también en el mundo del campesinado. De hecho, incluso podemos plantearnos perfectamente la aplicación de las tecnologías más punteras en estos momentos, como por ejemplo la inteligencia artificial (IA) o el blockchain, pensando precisamente en una industria tan estratégica cómo es la agroalimentaria.
Catalunya fue uno de los pocos rincones de mundo donde se produjo la revolución industrial, y lo hicimos desarrollando una tecnología industrial propia
Por ejemplo, se sabe que la IA puede ayudar los agricultores a optimizar el uso de recursos como por ejemplo el agua, los fertilizantes o los pesticidas, mediante modelos predictivos y de análisis de datos en tiempo real. La IA también puede ayudar a los agricultores a detectar los primeros signos de enfermedades de las plantas, de la aparición de plagas o de la existencia de deficiencias de nutrientes en el producto mediante el análisis de datos de sensores y gracias a las imágenes de los satélites. Por otro lado, los sistemas de pronóstico meteorológico basados en IA pueden ayudar a los agricultores catalanes a planificar mejor la siembra y la cosecha, así como a recomendar las mejores variedades de cultivos en función de las características de su suelo, de su clima y otros factores. La IA también puede acontecer una buena herramienta para controlar la salud y el bienestar del ganado, incluida la detección de signos de dolencia o de angustia del mismo, o la optimización de los horarios de su alimentación y la predicción de los rendimientos de la producción en general de la explotación.
Respecto a la tecnología blockchain, más conocida por su aplicación al Bitcoin, puede constituir una buena manera de certificar la calidad y sostenibilidad de los productos agrícolas catalanes, aconteciendo una ventaja competitiva en los mercados locales e internacionales. Con blockchain, además, también es posible crear un registro inmutable de todas las etapas de la cadena de suministro agrícola, que permiten la trazabilidad de los productos agrícolas y garantizando su autenticidad.
Con el uso de contratos inteligentes basados en blockchain, los agricultores catalanes podrán automatizar los seguros de sus campos y de su ganado. Estas se ejecutarán automáticamente cuando se cumplan las condiciones establecidas, agilizando los procesos y reduciendo el coste.
Otra aplicación interesante de la tecnología blockchain en a agroindustria catalana es permitir la creación de plataformas de financiación y de micromecenazgo basadas en tokens digitales. Esto puede ayudar los agricultores catalanes a obtener financiación para sus proyectos agrícolas, permitiéndoles evitar la dependencia exclusiva de las instituciones financieras tradicionales.
Estas son solo algunos ejemplos de maneras de implementar estas nuevas tecnologías en beneficio de los agricultores catalanes y del sector agroalimentario de nuestra casa. Catalunya tiene que estar atenta a las innovaciones tecnológicas que van apareciendo para ayudar e impulsar la tarea esencial de nuestros campesinos. Nos conviene mucho a todos que este sector tan esencial y estratégico para Catalunya acontezca una industria líder en el mundo.