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Alemania se prepara para volver a liderar Europa

Una Alemania más fuerte puede generar un efecto arrastre sobre el resto de la Unión Europea, especialmente en sectores como la automoción, la energía y la tecnología

Alemania no vive económicamente un buen momento | EP
Alemania no vive económicamente un buen momento | EP
Oriol Amat | VIA Empresa
Catedrático de la UPF BSM y presidente del Obstervatori de la PIME de Pimec
20 de Marzo de 2025

Alemania, la locomotora de Europa, lleva unos años marcada por crisis globales, una transición energética acelerada y rigideces presupuestarias que han limitado su economía. El resultado es que el PIB alemán se ha reducido (-0,3% en 2023 y -0,2% en 2024). La pandemia de la covid-19 alteró profundamente su estructura productiva, y posteriormente, la guerra en Ucrania evidenció su excesiva dependencia energética del gas ruso. A esto se ha sumado la inflación y una crisis de competitividad en sectores clave como la automoción y la industria manufacturera. Hasta hace poco, la ortodoxia fiscal alemana había impedido una reacción contundente para revertir esta situación. La regla del "Schuldenbremse" (freno de la deuda) había limitado severamente la capacidad para endeudarse y hacer inversiones. El freno de la deuda, incluido en la Constitución alemana, establece que el gobierno federal no puede tener un déficit estructural superior al 0,35% del PIB. Es un mecanismo criticado porque ha limitado la capacidad de Alemania para hacer inversiones públicas, especialmente en infraestructuras y sectores estratégicos. Según el Deutsches Institut für Wirtschaftsforschung (DIW), uno de los principales centros de investigación económica de Alemania, la falta de inversión ha dejado al país con un déficit de infraestructuras valorado en más de 450.000 millones de euros. Esto se ha traducido en carreteras deterioradas, una red ferroviaria insuficiente, un sistema de salud y de educación más débiles... generando quejas constantes por parte de la población. 

 

La falta de inversión ha dejado a Alemania con un déficit de infraestructuras valorado en más de 450.000 millones de euros

Pero ahora, después de las últimas elecciones, soplan vientos de cambio y el candidato conservador Friedrich Merz es el mejor posicionado para convertirse en el nuevo canciller. Todo indica que habrá un gran pacto con los socialistas del SPD para garantizar la estabilidad política y llevar a cabo un plan de recuperación ambicioso. Según Merz, "Alemania debe recuperar su papel de motor de Europa, pero esto solo será posible si modernizamos nuestras infraestructuras y garantizamos una economía más dinámica y competitiva". La presión económica y política ha hecho que el futuro gobierno se proponga un enfoque más flexible. Esta misma semana, el parlamento alemán ha aprobado un plan de rearme e inversión valorado en 1 billón de euros. Esto es un cambio radical en su estrategia fiscal, flexibilizando las restricciones presupuestarias y aumentando significativamente el gasto público. Esta nueva política incluye un plan de inversión masivo de más de 500.000 millones de euros destinado a infraestructuras, apoyo a sectores clave como la industria de semiconductores, la inteligencia artificial y la movilidad sostenible, un incremento sustancial del gasto en defensa exigido por la OTAN, con una inversión que superará los 100.000 millones de euros: El objetivo es reducir la dependencia de los Estados Unidos. También se quieren hacer reformas fiscales para estimular el consumo y la inversión empresarial, con rebajas en algunos impuestos e incentivos para la reindustrialización del país. Este giro estratégico representa una ruptura con la política de austeridad que Alemania había defendido durante décadas y puede suponer un impulso importante para la economía europea. 

El éxito de este nuevo enfoque dependerá de diversos factores. Por un lado, si el gobierno ejecuta estas inversiones de manera eficiente, puede dar un nuevo impulso a la industria alemana y mejorar su competitividad. Además, una Alemania más fuerte puede generar un efecto arrastre sobre el resto de la Unión Europea, especialmente en sectores como la automoción, la energía y la tecnología. Pero por otro lado, esta expansión fiscal puede generar tensiones con otros socios europeos, especialmente con los países que aún defienden un modelo de control estricto del déficit público. Son los países conocidos como frugales (Países Bajos, Austria, Dinamarca, Suecia...) que continúan presionando para que la Unión Europea mantenga una disciplina fiscal estricta y evite un aumento excesivo de los déficits públicos, argumentando que un gasto descontrolado puede poner en riesgo la estabilidad financiera de la zona euro. La respuesta del Banco Central Europeo también será clave: si percibe este aumento del gasto como una amenaza inflacionaria, podría endurecer su política monetaria, con consecuencias negativas para el crecimiento. 

 

Si el nuevo canciller logra consolidar este giro estratégico, Alemania no solo podría recuperar su economía, sino que también podría ser el motor de una nueva etapa de integración europea. La economía del continente ha estado demasiado tiempo lastrada por la falta de coordinación entre sus miembros, con 27 países actuando de manera descoordinada. El impulso alemán puede servir para poner sobre la mesa la necesidad de una política fiscal europea más integrada, con mecanismos de financiación conjunta y una estrategia común para hacer frente a los retos globales. Para que esto pase, sin embargo, será fundamental que Europa deje de lado los bloqueos institucionales y actúe con la misma determinación que las otras grandes potencias económicas (EE.UU., China...). Así que ahora es más urgente que nunca dada la nueva política impulsada por Donald Trump en EE.UU.. Como ha dicho Marcel Fratzscher, presidente del DIW: "Alemania no puede prosperar si Europa no lo hace. Es momento de inversiones valientes y de una nueva política fiscal que priorice el crecimiento y la innovación". Alemania está dispuesta a volver a liderar. Ahora hay que ver si el resto de Europa está preparado para seguir su ejemplo.