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Los aranceles de Trump sacudirán la geopolítica y los mercados

A pesar de los problemas que se prevén, podemos convertir esta situación en una oportunidad mediante la diversificación de mercados, alianzas locales e inversión en EE.UU.

Donald Trump durante un acto de campaña | EP
Donald Trump durante un acto de campaña | EP
Oriol Amat | VIA Empresa
Catedrático de la UPF BSM y presidente del Obstervatori de la PIME de Pimec
Barcelona
09 de Enero de 2025

El año 2025 comienza con un escenario complicado. El regreso de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos vuelve a poner sobre la mesa una agenda comercial para proteger los sectores industriales norteamericanos. También se trata de ganar influencia en otras negociaciones no relacionadas con el comercio, como puede ser la demanda para que Europa gaste más en armamento. Por ahora, las principales medidas que Trump ha anunciado consisten en:

 
  • Más aranceles. Aumento de los aranceles de las exportaciones a Estados Unidos entre un 10% y un 20% según los productos. Esto puede afectar especialmente a los productos considerados competitivos con la producción doméstica de Estados Unidos, como el sector agroalimentario, la automoción y la tecnología. En algunos casos, como los automóviles chinos, los aranceles pueden llegar al 100%. Entre otros productos que se pueden ver muy afectados están la energía y el material médico. Estas medidas son bastante probables, ya que en el mandato anterior de Trump ya se aumentaron los aranceles a los productos chinos y a otros países.
  • Prohibición a determinados productos. Esta prohibición se ha anunciado. De momento, para los productos de unas 130 empresas chinas que, según Trump, pueden tener alguna relación con la industria militar, como Tencent, CATL o Huawei.
  • Renegociaciones de acuerdos comerciales con la Unión Europea, donde Estados Unidos podría exigir condiciones más favorables para sus intereses.

Estas políticas proteccionistas tendrán consecuencias importantes y la mayoría negativas: reducción del comercio internacional, encarecimiento de los productos importados, aumento de la inflación y pérdida de eficiencia al proteger a empresas menos competitivas. En contrapartida, las empresas locales estarán más protegidas y el gobierno aumentará la recaudación gracias a los aranceles. Pero el proteccionismo norteamericano generará represalias de otros países y como una bola de nieve caerá el comercio internacional, aumentará la inflación y la población perderá poder adquisitivo.

Como decía el premio Nobel Milton Friedman: “Cuando dos personas o dos naciones comercian voluntariamente, ambas ganan”. En cambio, con el proteccionismo, a la larga todos pierden. Una muestra de esto la tenemos en lo que ocurrió en el primer mandato de Trump. La guerra comercial entre EE. UU. y China (2018-2019) provocó un aumento de precios para los consumidores en EE. UU., dificultades para los agricultores y exportadores norteamericanos para acceder al mercado chino y alteraciones en las cadenas de suministro globales.

 

3.109 empresas catalanas verán reducida la competitividad de sus productos en EE. UU. y disminuidas las exportaciones, especialmente en sectores como maquinaria, perfumería y cosmética, productos farmacéuticos y agroalimentario

En el caso de Catalunya, el aumento de aranceles de EE. UU. también tendrá impactos. En 2023, según Acció, Catalunya exportó a EE. UU. por valor de 3.647 millones de euros, lo que representa el 3,6% del total de las exportaciones catalanas. Pero este impacto puede ser más relevante para las 3.109 empresas catalanas que exportan regularmente a EE. UU. y, en algunos casos, puede representar una parte importante de la facturación. Estas empresas verán reducida la competitividad de sus productos en EE. UU. y disminuidas las exportaciones, especialmente en sectores como maquinaria, perfumería y cosmética, productos farmacéuticos y agroalimentario (vino, cava, aceite de oliva...). También se verán perjudicadas las empresas catalanas que importan de EE. UU. (4.999 millones de euros en 2023, según Acció), ya que tendrán mayores costos cuando la UE también suba los aranceles como represalia.

Teniendo en cuenta los problemas mencionados, es necesario considerar acciones a escala política y empresarial para proteger el tejido empresarial. Por un lado, en el ámbito político es esencial presionar por acuerdos comerciales bilaterales que minimicen los aranceles sobre sectores clave como el agroalimentario y la industria.

Y a escala más micro, las empresas pueden adoptar diversas medidas para mitigar los riesgos:

  • Analizar los impactos previstos. Para comenzar, hay que evaluar los diferentes escenarios que se prevén tanto para las exportaciones como para las importaciones.
  • Diversificación de mercados. Explorar oportunidades en regiones menos afectadas por aranceles, como América Latina, Asia-Pacífico o África y, por supuesto, Europa.
  • Diversificar aprovisionamientos. Identificar nuevos proveedores más competitivos, minimizando el impacto del incremento de aranceles en las importaciones.
  • Alianzas estratégicas. Establecer colaboraciones con socios locales en EE. UU. para evitar barreras comerciales.
  • Producir en EE. UU.. Es una opción para esquivar los aranceles, aprovechando incentivos locales. Así será más fácil para buena parte de las 374 empresas catalanas que ya tienen sede en EE. UU. Es el caso de empresas como Fluidra, Grifols, Puig, Roca y Werfen, entre otras.
  • Bajar precios. Las empresas que puedan lograr mejoras de productividad o tengan margen suficiente, pueden bajar precios en sus ventas a EE. UU. para compensar los aumentos de los aranceles.
  • Mejorar la diferenciación. Aprovechar la capacidad de innovación para centrarse en productos con alto valor añadido para competir por calidad más que por precio.

Sin duda, Trump no es discípulo de J.F. Kennedy, expresidente de Estados Unidos, que decía que “el comercio es el gran desarmador: rompe las barreras entre pueblos y construye puentes de prosperidad y cooperación”. Ahora vienen años de proteccionismo que perjudicarán el comercio internacional y la economía global. Sin embargo, a pesar de los problemas que se prevén, podemos convertir esta situación en una oportunidad mediante la diversificación de mercados, alianzas locales y, si es necesario, la inversión en EE. UU.

Aprovechando la innovación y centrándose en productos de valor añadido, las empresas pueden reforzar su posición global mientras se mantienen atentas a las regulaciones para adaptarse rápidamente. Así es más fácil decirlo que hacerlo, pero las empresas que avanzan son siempre las que se adaptan mejor a los cambios.