Uno de cada cinco vuelos en España ha llegado con retraso a su destino en lo que va de 2024. Así lo aseguran los datos de Eurocontrol, que posteriormente ha analizado Reclamio, la firma especializada en la gestión de reclamaciones de los pasajeros aéreos. Este indicador del 20% representa una de las principales quejas de los viajeros de todo el mundo al ver cómo la hora de embarque se pospone repetidamente en la pantalla del aeropuerto. Ahora bien, ¿cuál es la principal causa de que los aviones lleguen tarde?
Uno de cada cinco vuelos en el Estado español ha llegado con retraso a su destino
El efecto cadena, o por qué los aviones llegan tarde a última hora del día
La principal conclusión extraída de los datos de Eurocontrol es que la mayoría de los retrasos en los vuelos se generan por un efecto en cadena, es decir, la acumulación de unos pocos minutos de retraso en cada vuelo. Este sería el motivo por el cual, en general, es más frecuente que un vuelo llegue tarde al final del día y no a primera hora de la mañana. Sin embargo, también es cierto que existen otras situaciones habituales que generan retrasos, y Reclamio asegura que los pasajeros tienen derecho a recibir una indemnización por parte de la aerolínea.
El primero es en caso de avería de un avión. En este supuesto, la compañía aérea se ve obligada a reubicar a los pasajeros en vuelos posteriores, o a hacer que otra nave de la aerolínea sustituya la averiada, lo que también actúa como una fuente de retrasos. El caso de una huelga del personal de la aerolínea, otro supuesto que puede retrasar uno o más trayectos en particular, también podría ser reclamado por los pasajeros.
Entre 10 y 12 horas: el límite horario de la tripulación
A estos dos supuestos, Noemí Fernández, gerente de Reclamio, añade el hecho de “superar el límite de horas de vuelo de la tripulación, que son entre 10 y 12 horas”. “Debido a los retrasos acumulados a lo largo del día, la tripulación puede superar el máximo de horas diarias que puede volar, por lo que la aerolínea tiene que llamar a una tripulación de guardia para continuar la operativa”, comenta. Este escenario representa un retraso que se arrastrará durante el día, y que perjudicará, como queda recogido anteriormente, a los últimos vuelos del día.
El mal tiempo y las clásicas tormentas de verano serían otra causa “muy común”, según Reclamio, ya que reducen la capacidad del espacio aéreo y, en casos extremos, pueden obligar a cerrar durante media o una hora el aeropuerto. “Aunque no sea obvio, el mal tiempo en un punto de Europa puede afectar de rebote a aviones que no tenían como origen o destino el lugar donde está la tormenta y que se ven obligados a desviar a otros espacios aéreos, saturándolos y creando un impacto importante en la operativa del resto del día”, añade Fernández. En este caso, sin embargo, no existiría derecho a indemnización, ya que el retraso se debe a condiciones meteorológicas incompatibles con la realización del vuelo.
Haciendo referencia a los últimos récords registrados en el aeropuerto del Prat, la portavoz de Reclamio señala que el número de vuelos en verano es otra de las grandes causas de retraso en los aeropuertos, ya que el espacio aéreo tiene una capacidad máxima. “En los grandes aeródromos de España pueden aterrizar un máximo de uno o dos vuelos cada minuto y, en el resto, un vuelo cada cinco o diez minutos”, continúa Fernández, quien añade que “en verano es habitual que haya más tráfico programado del que puede asumir el aeropuerto, lo que provoca esperas en las pistas y calles de rodaje”.
¿Y los pasajeros, qué podemos hacer?
Reclamio subraya la importancia de distinguir correctamente el motivo del retraso, para saber si es una causa ordinaria —imputable a la aerolínea— o extraordinaria: “Hay algunas compañías aéreas que, incluso cuando saben que es una causa ordinaria, alegan que es una causa extraordinaria para retrasar el pago de las indemnizaciones y para generar inseguridades en el consumidor, que dejará de estar seguro de si legalmente le corresponde o no una indemnización”, concluye Fernández.
La denegación de embarque, la cancelación o el retraso de los vuelos pueden dar derecho a recibir una indemnización de hasta 600 euros
Por este motivo, el pasajero debe tener en cuenta cuándo puede solicitar una indemnización por el retraso de un vuelo: siempre que llegue a su destino tres horas o más tarde de lo previsto. “No importa a qué hora debía salir el primer vuelo, sino a qué hora debía llegar el pasajero a su destino final”, apunta la portavoz de Reclamio. En cuanto a las indemnizaciones, existen una serie de umbrales en función de la distancia de cada uno: la indemnización en trayectos de hasta 1.500 kilómetros será de 250 euros; entre 1.500 y 3.000 kilómetros, de 400 euros y en vuelos de más de 3.000 kilómetros, de 600 euros.
Los pasajeros cuentan con hasta cinco años para tramitar o reclamar una incidencia, algo que muchos de ellos “desconocen”: “La denegación de embarque, la cancelación o el retraso de los vuelos pueden dar derecho a recibir una indemnización de hasta 600 euros por el perjuicio ocasionado si el motivo de la incidencia es imputable a la compañía, tal como recoge la normativa europea. Además de esta indemnización, tienen derecho a obtener una solución ante la incidencia, por ejemplo, con billetes en otro vuelo”, concluye Fernández.