Cuando trascendió antes de tiempo que el BBVA negociaba la absorción del Banco Sabadell (BS), ya advertimos que a estos últimos les había cogido a contrapie. Tanto, que al día siguiente tenían previsto firmar un acuerdo con los sindicatos para hacer una reestructuración de personal que, obviamente se tuvo que suspender dadas las nuevas circunstancias.
Pero no humillados
Nunca sabremos si la filtración fue un resbalón del BBVA o una acción intencionada. En todo caso, recordamos que todo se precipitó a raíz de los ingresos conseguidos por el BBVA por la venta de la filial en los Estados Unidos, que enseguida se interpretó que ya disponían de recursos efectivos para adquirir el BS. En todo caso, el responsable del banco en los Estados Unidos se había quedado sin trabajo y aspiraba a volver a la casa madre en una buena posición.
Desde entonces, las declaraciones y las filtraciones no han parado de funcionar. Los últimos días se nos informó de las jugosas indemnizaciones que recibirán los dos primeros ejecutivos del BS en caso de quedar desvinculados del nuevo proyecto. Por cierto, bastante más elevadas las del consejero delegado, Jaume Guardiola, que las del presidente, Josep Oliu. Y también son destacables las declaraciones de hace pocos días del primer ejecutivo del BBVA, diciendo que además del Sabadell tenían otras operaciones alternativas sobre la mesa. El CEO del BBVA es de origen turco, pero se ha imbuido pronto de la tradicional prepotencia de su entidad. Pronto veremos si era cierto o no, esto de las alternativas.
Parece, pero que el elemento determinante de la ruptura ha sido el propósito del BBVA de comprar el Sabadell a precio de chollo con una prima insignificante sobre el valor en bolsa de las acciones de este último. Unas acciones especialmente castigadas en los últimos años, desde los máximos logrados el 2016, pero también en comparación con el precio de salida del 2010. Y es que es obvio que aunque la cotización bursátil estableciera un valor once veces más grande para el BBVA que para el Sabadell el día antes del anuncio, el valor real no está tan descompensado.
"El elemento determinante de la ruptura ha sido el propósito del BBVA de comprar el Sabadell a precio de chollo con una prima insignificante sobre el valor en bolsa de las acciones de este último"
Siempre es difícil establecer este valor real, pero para tener una orientación, podemos decir que el BBVA disponía hasta ahora de 2.500 oficinas en España y el BS de 1.700. En términos de cajeros automáticos, otro indicador, las dimensiones del BBVA sólo doblan las del Sabadell. En cuanto a los activos, la proporción también es de 2 a1.
En este sentido, pretender adquirir el BS con una prima del 30% o 40% sobre el valor cotizado el día antes de la fusión, sólo teniendo en cuenta que durante el mes de noviembre las acciones del Sabadell ya habían aumentado un 70% resulta, cuando menos, chocante. Por eso, quizás en el Sabadell podían considerarse vencidos en su carrera para ganar tamaño y poder competir con los más grandes. Pero no humillados.
Hay quién dice también que la sombra del clan Villarejo y sus trabajos para Francisco González -hombre fuerte del BBVA durante 18 años- para frenar la adquisición del banco podrían salpicar a quién designó como sucesor, el actual presidente Carlos Torres. Y que la voluntad de Oliu de prever este escenario habría acabado de romper la confianza entre ambas cúpulas directivas.
Una semana decisiva
Aunque sean apresurados, los anuncios de fusión o de absorción se efectúan para materializarlos. No siempre, pero. Hace unos meses Liberbank y Unicaja anunciaron que estaban en conversaciones para fusionarse. Conversaciones que no fructificaron y fueron castigadas en bolsa.
El Sabadell también sufrió viernes un fuerte retroceso en sus cotizaciones, hasta situarse casi en el punto de partida antes del anuncio de la fusión. Veremos qué pasa esta semana y si las cosas se estabilizan o van además. Por eso, esta semana será crucial para el futuro inmediato del Sabadell.
"Es lógico que los inversores que restan en el BS no quieran vender por cuatro chavos unas acciones que compraron seis u ocho o diez veces más caras"
Además del temple personal de Josep Oliu por haber parado la absorción -si no se trata de una cacha con el único objetivo de ganar poder de negociación para más adelante-, el presidente del Sabadell tiene que tener los hombros muy cubiertos por parte de sus principales accionistas, empezado por los fondos de inversión Fintech Europe, Sanders Capital y BlackRock. De hecho, BlackRock, que en mayo se desprendió de un 2% del capital que poseía del banco, hay reinvertit este mismo mes de noviembre.
Es lógico que estos y el resto de inversores que restan en el BS no quieran vender por cuatro chavos unas acciones que compraron seis u ocho o diez veces más caras, según el momento que las adquirieran. Aun así, hay que tener mucha confianza en los directivos del banco para dar marcha atrás en una operación que todo el mundo esperaba de hacía meses y que los mercados -y presumiblemente las autoridades monetarias-veían con buenos ojos.
El fantasma del Popular
A pesar de que parece que de momento no pasará, el fantasma del Banco Popular en que la desconfianza se trasladó a la clientela -que retiró masivamente sus fondos del banco-, continúa vigente. Al final, se lo quedó el Santander por el precio simbólico de un euro. Por lo tanto, el BS tendrá que espavilarse para presentar este plan de futuro que ha anunciado para comienzos del año que viene y que comporta centrarse en el mercado español y deshacerse de las filiales mexicana y británica, la última de las cuales se considera que vale poco más que nada.
Es difícil predecir como irán las cosas y si el banco podrá mantener la viabilidad después de todo el que ha pasado. Se podría retomar alguna operación ya estudiada, como la absorción de la Kutxabank, a pesar de que no hay ni las sinergias adecuadas -el BS tiene fuerte implantación en el País Vasco- ni tampoco se lograrían las dimensiones requeridas para poder competir con los grandes. Y además, habría que conseguir nuevos recursos para la adquisición y no parecen fáciles de obtener. En todo caso, la absorción de la Kutxa sería volver a lo mismo: una alocada carrera para crecer al precio que sea que, ya se ha visto, difícilmente llevará a ninguna parte más que al precipicio.
Lo que sí se ha hecho es firmar el acuerdo con los sindicatos, con significativas mejoras sobre las condiciones previstas hace unos días. Aún así, esta reducción de personal tendría que mejorar las ratios de productividad. De hecho, parte de las oficinas de la entidad dejarán el mes que viene de actuar para los clientes como proveedores de efectivo, una tarea poco rentable que se concentrará en determinadas oficinas, además de los cajeros automáticos.
"Una opción teórica y que el BCE contemplaría con satisfacción sería la integración del Sabadell en algún grupo financiero europeo"
La coyuntura española a corto plazo tampoco augura grandes alegrías para nadie, con especial incidencia en las pymes, que constituyen la especialización tradicional del banco. Una opción teórica y que el BCE contemplaría con satisfacción sería la integración en algún grupo financiero europeo. Pero, por ahora, este tipo de fusiones no se practican a prácticamente a ningún país europeo, excepto en un país tan abierto y consciente de su fuerza financiera como el Reino Unido, pero que ahora ya está fuera de la Unión Europea.
En ninguna parte está escrito que un banco mediano, en el contexto español, tenga que ser necesariamente inviable. Es más, hay unas cuántas entidades que podríamos calificar de medias -y otros de pequeñas- que parecen tener un futuro inmediato sin muchas amenazas.
La viabilidad futura de un Banco Sabadell independiente pasa por exceler en la gestión, profundizar en la digitalización, diversificar un negocio encara muy centrado en las pymes y ser un banco rentable y solvente. A la larga, esto puede ser reconocido no sólo por los clientes actuales y potenciales sino por unos mercados ávidos de ganancias especulativas. Y, evidentemente, soltar lastre en las operaciones exteriores menos rentables y crecer orgánicamente y no en base de adquisiciones de entidades con problemas.
La continuidad del BS y Catalunya
Si hace unos días decíamos que la absorción del Sabadell era una mala noticia para la economía, las pymes, los consumidores catalanes y los trabajadores de la entidad, es obvio que no podemos dejar de considerar positiva que esta absorción no se haya llegado a consumar. Sólo en términos de oficinas -un indicador como decíamos de un valor cada vez más limitado- el 78% de oficinas bancarias de Cataluña habrían formado parte de la nueva CaixaBank y el nuevo BBVA-Sabadell. Y aunque cada vez son más relevantes los mecanismos de financiación alternativos, no dejaba de ser una concentración absolutamente desmesurada.
Ahora, lo que realmente será relevante es si el BS consigue entrar en una senda de viabilidad y de estabilidad a medio plazo y no estamos ante una flor de verano. De hecho, Liberbank y Unicaja acaban de hacer saber que retoman las negociaciones para fusionarse.