Con el chef Fermí Puig, el colectivo La Milanesa de Messi inicia las entrevistas mensuales en VIA Empresa con un personaje vinculado al Fútbol Club Barcelona, sea miembro del llamado entorno, haya tenido responsabilidades en la entidad o, simplemente, se trate de una voz autorizada y con criterio propio que resulte interesante compartir con los lectores. La conversación con Puig, celebrada como será habitual en el restaurante Fishhh! de Lluís de Buen, discurrió alrededor del delicado momento que atraviesa el club. Con un número de socio del Barça situado cerca del 7.000, Fermí Puig es un profesional de prestigio y largo recorrido en el sector de la restauración catalana que conoce de cerca la actualidad de su querido equipo, recibe mucha información y muestra desde siempre un criterio tan firme como interesante y válido a la hora de evaluar las contingencias del "más que un club".
¿Cómo ve la situación del Barça? Parece que el club vuelve a una cierta ortodoxia cruyffista con la incorporación de Xavi Hernández en el banquillo.
Soy muy consciente de que las circunstancias actuales del Barça son nefastas por el legado recibido y que todavía no conocemos ni la mitad de la derrota, pero lo único que me pesa del fichaje de Xavi es no haberlo hecho a comienzos de temporada en vez de ahora. Koeman ya no debía haber empezado el curso. Con todos los elogios que se le puedan dedicar a Ronald por la valentía de coger la plantilla en un momento tan delicado, esta temporada precisaba fuego nuevo y la gente lo habría entendido. Yo no tenía ninguna duda de que tenía que ser Xavi, como guardián de las esencias, porque las opciones que se barajaban me parecían inverosímiles y, algunas, con contrato en vigor. Solo me ha sorprendido que se haya tardado tanto. Ahora, en primer lugar, a Xavi se le tiene que dar un margen de confianza grande y, a cambio, él tiene que proveer al barcelonismo de una tranquilidad de espíritu. La gente tendrá paciencia, los culers le darán tiempo. Koeman también lo tuvo, pero el problema es que no estaba a la altura y todo el mundo era consciente de sus carencias.
Aquello de proclamar "esto es lo que hay" se le giró en contra, realmente.
Cualquiera veía que estos jugadores, por marchitos y tristes que estuvieran, podían rendir mejor. Esta frase no la podía verbalizar, de ninguna forma. Ahora se entrevé que, si hay también un poco de paciencia y acierto en los fichajes que se puedan hacer cuando toque, con las piezas nuevas se divisa la base de un equipo para construir que primero tiene que conocer el método, el estilo, la manera de jugar que ha hecho al Barça grande, inspirada por Cruyff, perfeccionada por Guardiola, elaborada por un montón de gente, de buenos profesionales, que han trabajado en el fútbol base. Toda esta gente ha escrito la metodología, la partitura, la música y el solfeo que comenta siempre Ramon Besa, y los muchachos lo aprenden a querer desde pequeños, saben cómo tienen que jugar, dónde se tienen que mover y actuar, a tener una técnica, a perfeccionarla. Con esto conseguimos ser el club más admirado del mundo durante unos años, justamente gracias a una pandilla de gente pequeña, sin mucha capacidad física, éramos capaces de practicar un fútbol excelso. Si confirmamos que la elección del entrenador es correcta y en los despachos se trabaja bien, entonces podremos anunciar el comienzo de la reconstrucción.
"Con el panorama que hay en el club, me resulta muy difícil criticar a Laporta"
¿Es una cuestión de fe en Xavi por su conocimiento del modelo?
Con los ojos cerrados. Fíjate en la Premier ahora mismo. Con la excepción de Luis Enrique y algún otro, los mejores entrenadores de Europa están en Inglaterra y no veo viable que ninguno quisiera venir al Barça a encontrarse con un zapato y una alpargata, desconociendo encima el modelo y la manera de hacer del club. Por lo tanto, la opción de Xavi es la correcta. Solo, insisto, habría tenido que empezar la temporada.
¿Cree que la gente azulgrana, así, en general, es plenamente consciente de la magnitud de la crisis actual en todos sus aspectos y vertientes?
En cuanto a las cifras económicas, seguro que no porque normalmente no entras en el detalle. Intuyes que las cosas van muy mal, desde hace dos años, cuando empiezas a ver aquellos movimientos para cuadrar cuentas, tipo el canje de Cillessen y Neto, el último día de junio, deprisa y corriendo, operaciones que son grotescas desde el punto de vista financiero. También, cuando ves que se ficha a gente por 160 millones y se pactan unas variables ridículas, que pagas un extra para que se ponga simplemente la camiseta... En fin, resulta una broma de mal gusto, una manera pésima de gestionar. Por lo tanto, ya veíamos todos que no íbamos bien.
¿Y cuándo sitúa el comienzo de esta deriva?
Mi punto de vista es muy claro: desde 2010, cuando llega Sandro Rosell, entra gente con deseo de inculpar a los predecesores, una directiva que había sido de éxito. Yo siempre pienso que todo el mundo se rige por la buena intención, pero entonces vi que querían hacer un daño escalofriante, inculpando a excompañeros con quienes habían compartido junta. Y lo hicieron a través de la acción de responsabilidad. A partir de aquí, hay episodios que todos tendríamos que recordar: cuando Cruyff devuelve la presidencia de honor, cuando a Guardiola le llaman Dalai Lama o declaran que no queda un ral en el club, que se tienen que hacer las fotocopias en blanco y negro... Entonces, vivimos una serie de episodios en muy poco tiempo que definen cómo será el camino. Exhibían un nivel de maldad realmente formidable. A partir de aquel momento empieza la decadencia del Barça porque es gente que no cree ni ha creído nunca en el método, en el estilo, en la manera de ganar. Es aquello que decía Cruyff de "no saben por qué ganaban ni saben por qué perdían". Y este podría ser, justo, el lema de una directiva que empieza con Rosell y acaba con Bartomeu. Entre las cosas más cómicas que hemos vivido, está Joan Gaspart reivindicándose todavía como el peor presidente de la historia después del papel que ha hecho Bartomeu. En fin...
En todo caso, una larga decadencia, según ve.
Sí, y es una decadencia deportiva, moral, institucional e, incluso, ética. Nosotros, que somos gente de bien, somos socios de una institución que ha sido sancionada por delito fiscal, justamente por dos personas, Bartomeu y Rosell, que se libran de una sentencia contra ellos a expensas de condenar al Barça. Esto ha pasado y han pasado otras muchas cosas, como el desmantelamiento de la estructura del fútbol base, con sanción incluida de la FIFA. Las organizaron de todos colores y, peor todavía, en nuestro nombre, en nombre de todos los barcelonistas. Y lo hicieron dos personas que solo aguantaron tanto tiempo en el cargo porque se encontraron un equipo extraordinario. Rosell y Bartomeu han sido dos personajes muy nocivos para la historia del Barça y esto son palabras mayores.
"Durante la última década, el Barça ha vivido una larga decadencia en muchos sentidos"
Como conocedor de los -ismos, ¿cree que los adversarios de Laporta lo dejarán hacer en paz, que darán cierto margen de actuación a Xavi, para empezar?
Xavi tendrá cuerda, estoy seguro. Se lo dejará hacer y actuar. En este sentido, no sufro. Ahora bien, ¿seremos capaces de entender cuál es el objetivo deportivo inmediato? Porque es uno que ni el entrenador ni el presidente pueden verbalizar: solo aspiramos a entrar en la próxima Champions, nada más. Y mirar que nos saquen este año de Europa sin causarnos mucho daño...
¿Puede hacer una valoración de los primeros meses de la nueva presidencia de Joan Laporta?
He visto un par de detalles interesantes. Primero, aprendiendo de su experiencia, ha elegido una directiva de fieles. Conoce sus antecedentes y no quiere que le vuelva a pasar lo que sucedió aquellos primeros siete años, cuando tuvo a Sandro Rosell haciendo la contra y no lo podía cesar, obviamente. Ahora le da igual que sus acompañantes sean barcelonistas más o menos reconocidos. Son gente fiel, de piedra picada y los quiere a su lado. Como son cargos representativos, también necesita ejecutivos solventes y es lo que ha buscado. La tercera derivada tampoco se puede negligir: por primera vez, el presidente y la junta del Barça han tenido que presentar 125 millones en avales, poca broma. No solamente tienes que gestionar el desastre de club que te has encontrado, sino que tienes que pasar cuentas con la gente que te ha ayudado poniendo su dinero. Por lo tanto, algunos de los hechos que han sucedido estos primeros meses tienen que ver con los avales, no eres lo suficientemente libre. Solo le puedo reprochar a Laporta que no nombrara, como he dicho, a Xavi en vez de a Koeman para empezar la temporada. Todo el mundo lo habría entendido.
"Xavi tiene que dar tranquilidad de espíritu al barcelonismo"
Entonces, no cree que Laporta improvise...
No, muy diferente es que encuentre novedades desagradables en cada esquina y pienso en la due dilligence. No sabemos si se han producido hechos supuestamente delictivos y me gustaría saber si algún día los conoceremos. Sé que la voluntad de Joan Laporta, justamente por haberla sufrido, no pasa por poner una acción de responsabilidad a los predecesores. No hará sufrir a gente que lo ha hecho horrorosamente, pero tampoco se puede permitir que unos vividores que han hundido el club en la miseria hagan comunicados y paseen con la cabeza muy alta cuando tendrían que ir cabizbajos por las calles, deseando pasar de incógnito y que no los viera nadie. ¿Si tienen que perder la condición de socio? No lo sé. Al final es un tema de vergüenza personal. Si todavía tienen ganas de vanagloriarse, de hacerse el milhombres, yo soy de una época en la que cuando veíamos a un sinvergüenza así, cambiábamos de acera...
¿Cómo explicaría el papel de la masa social barcelonista en esta década? Al fin y al cabo, eligieron a Bartomeu en 2015 con mayoría abrumadora.
Esta pregunta también tiene derivada: ¿es posible dejar el club en manos tan torpes? Pues lo ha sido. No diré que el desbarajuste final haya obedecido a una estrategia premeditada, pero resulta que mucha de la gente que ha apoyado a las dos últimas directivas es la que se muestra a favor de convertir al Barça en sociedad anónima deportiva, modelo Bayern Munich o lo que sea.
¿Todavía es "más que un club"?
No, es lo que tendríamos que ser. Lo que nunca deberíamos haber dejado de ser, pero hace mucho tiempo que se ha ido aguando este concepto, por obra de Bartomeu y Rosell, tengo que insistir. Hasta extremos donde nunca se había atrevido el presidente Núñez. La gente no tiene memoria, pero la primera vez que manchamos la camiseta lo hacemos con el nombre de Unicef, una operación de imagen extraordinaria. Lo primero que pasa cuando entra Rosell es que tenemos Qatar. También ahora nos encontramos con decisiones incongruentes, como proclamar fidelidad a los derechos humanos y hacer un amistoso en Arabia Saudí. Volviendo a Unicef, durante unos años creímos que iniciativas así hacían reavivar la idea de ser diferentes. ¿La situación es irreversible? Seguro que no, pero no podemos descuidarse. Se tiene que trabajar por la idea del "más que un club"y evitar el cambio de modelo de club siendo conscientes del riesgo que sufrimos.
¿Cree que el único salvavidas, ahora mismo, es la promoción de los jóvenes?
Hombre, ¡los jovencitos de La Masía han sido siempre imprescindibles! Mi modelo ideal de Barça pasa por tres, cuatro o cinco figuras internacionales indiscutibles y el resto, gente de casa. Hace años de esto, de hablar de esta combinación ideal.
"Ahora mismo solo aspiramos a entrar en la próxima Champions, nada más"
¿Cómo se forma su criterio cuando piensa en el Barça? ¿Periodismo, amigos, clientes del restaurante, cosecha propia?
Me comprometí mucho con la primera época de Laporta, antes y todo de las elecciones, por una serie de motivos. Veníamos del desastre Gaspart y, desde el punto de vista generacional, me encontraba identificado a pesar de que sea algo más grande que ellos. Aquella candidatura animaba y tenía muchas amistades. Ahora, en cambio, hace años que estoy muy alejado del entorno institucional de Can Barça en cuanto que soy una persona que tiene un restaurante donde todo el mundo tiene que ser bienvenido. Esta es la primera norma de oro en mi oficio y procuro que todo el mundo se sienta bien. Todo el mundo sabe de qué pie calzo y en las últimas elecciones, por ejemplo, tenía el corazón partío entre Font, que es de Granollers y amigo de la familia, y Laporta, que es una persona que me deslumbra.
¿Todavía lo deslumbra, Laporta?
Sí. El tiempo pasa para todo el mundo, pero las circunstancias que se ha encontrado son muy peligrosas. Con el panorama que hay en el club, no me resulta nada fácil criticarlo en nada. Volvamos a los avales. Cuando tienes al lado un grupo de gente que se juega su dinero, no debe ser sencillo tomar decisiones. Y es lógico que sea así. Es importante que nos zafemos de toda esta problemática. Años atrás, Laporta me dijo que Florentino no lo quería, prefería mantener el 15% del presupuesto por interés propio, para ser el auténtico dueño de su club. Ahora, sin embargo, ha variado el panorama y el sentido democrático de la medida inicial se ha vuelto falsa, puesto que impide que cualquier socio se pueda presentar a presidente porque topa con este muro de los avales.
Cambiemos de tema: el Espai Barça. ¿Quiere decir que no será una obra de la Seu, de aquellas que no se acaban nunca?
He tenido la suerte de viajar con el equipo y ver otros estadios del mundo. Podremos convenir que el Camp Nou todavía impacta, pero tiene unos déficits formidables. Se nos ha quedado antiguo y abandonado. Entiendo que el nuevo estadio tiene que servir para captar nuevos ingresos, pero no creo que tenga que tener más capacidad cuando la gente tiende a ver el fútbol cómodamente por televisión y los estadios corren el riesgo de convertirse en virtuales. Ahora mismo, cómodo, el Estadio, no lo es, pero haré la gran pregunta de los catalanes: se tiene que hacer, pero esto, ¿quién lo paga? Vamos con retraso, hace siete años que se aprobó un referéndum. ¿Qué ha hecho Bartomeu en este tiempo? En conclusión, de una manera u otra, el campo se tiene que arreglar, dejémonos de pamplinas.
"El Barça tiene que continuar siendo una gran herramienta de integración social para los nuevos inmigrantes"
¿Cuál es el papel de los medios de comunicación en relación con el Barça?
Son cautivos y lo han sido siempre. La atracción que despierta el club es tan bestia que todo gira a su alrededor. En Catalunya, la prensa deportiva tiene una dependencia del Barça que no se limita a la información, sino que es económica por la fuerza del merchandising, como hemos visto durante años: que si la manta del Barça, las zapatillas... A partir de aquí, el espíritu crítico de la prensa deportiva, o de la prensa en general, se encuentra sensiblemente condicionado por el poder, sea del Barça, de los bancos, de las corporaciones, de todo. Es aquello de Gramsci que aquello viejo no acaba de morir y aquello nuevo no acaba de nacer. La vida de los diarios está condicionada, dejémoslo aquí. Con el socio, o con aquel que lee diarios o se informa, llegas a la conclusión de que es un creyente de los Reyes de Oriente, que llevan muchos fichajes a la gente a pesar de que estemos en quiebra...
Vamos hacia la recta final de esta entrevista, planteada como una reflexión de su barcelonismo. Hemos hablado de modelo, de catalanidad, de los signos de identidad característicos del club. ¿Cree que se puede renunciar a alguno de estos?
No, a ninguno. Por ejemplo, el carácter polideportivo. Me di cuenta de que el Benfica todavía tenía más secciones que el Barça y es justo a lo que tendríamos que aspirar, y hacerlo como herramienta de integración. Un ejemplo, se cargaron el béisbol por cuatro rales cuando podría ser de gran ayuda para acercar al club un puñado de inmigrantes de ciertos países centro-americanos. O se tendría que plantear si se crea una sección de criquet, pensando en los hindúes y pakistaníes que han venido a vivir entre nosotros. Esto no es un club mercantil, estamos hablando de una asociación deportiva que, a partir de unos rasgos de personalidad amables, entra en el tejido de la sociedad y mira de hacerse lo más visible que puede, mucho más allá del estricto rendimiento económico.
En un momento en el que los catalanes hemos vivido un grueso de inmigración considerable, el Barça tiene que continuar siendo una gran herramienta de integración social y ajustarse a las nuevas realidades. No hablo de utopías, sino de anticiparse a la realidad que nos rodea. Tenemos que ser polideportivos y después ya debatiremos a qué deporte dedicamos los recursos o cómo los gestionamos, si hacen falta nuevos patrocinadores, si tienen que ser secciones solo adheridas, etcétera. Más allá de ser competitivos deportivamente, hay que atender el trabajo de penetración social, de integración, de representar al máximo posible de la sociedad. Yo quiero a este Barça, este es mi Barça y habría suficiente con levantar el dedo y planteárselo, ver cómo puede ser viable por responsabilidad social.
Acabamos por donde teníamos que acabar, con el adiós de Leo Messi.
El tema ha sido muy doloroso. Tuve la ocasión de expresarme públicamente cuando Messi envió el burofax a Bartomeu. Justo coincidió con un tuir de un excandidato a la presidencia del Barça, de quien me ahorro decir el nombre, en la que escribía "que venga alguien con 700 millones y se lo lleve". ¡Hombre, no! Siempre he pensado que la felicidad que ha dado Messi al Barça impedía que nunca el club se pudiera plantear hacer negocio con él. Lo pensaba entonces y lo pienso ahora. Algún día sacaré el intríngulis de qué pasó en verano, si se hizo lo posible o no para retenerlo. Nunca lo he planteado en términos económicos, de pensar que generaba más del doble de ingresos de lo que costaba, no es esto lo más importante. O peor todavía: cuando oigo a gente que piensa a mis antípodas, que se exalta gritando que es un desagradecido, que le pagamos las inyecciones de crecimiento, me viene a la cabeza que no sé muy bien qué hago formando parte del mismo club... Pues bien, soy socio porque lo he sido siempre y porque ya no puedes desgarrar el carné, que ahora es de plástico.
Al final, no me ha gustado cómo lo han gestionado y cómo ha marchado. Siempre recordaré la rueda de prensa de Guardiola en Wembley, después de ganar al Manchester por 3-1 en la final de Champions con aquel recital de belleza, de juego grandioso, cuando dijo, despidiéndose del cargo casi, que la clave del éxito radicaba a rodear a Messi de buenos jugadores y mantenerlo feliz, que él se encargaría de hacernos felices a los culers. Aprovechando que teníamos la mejor hornada de futbolistas de la historia, llega un presidente como Rosell, convencido de que sabía más de fútbol que el propio Cruyff, que ya es creer, y acaba llevando el Tata Martino.... A partir de aquí, todo se mantuvo gracias a la calidad extraordinaria de nuestros jugadores, pero la degradación era evidente en cualquier ámbito. Funcionábamos por inercia y por la voluntad de unos directivos que querían dejar su huella a cambio de borrar cualquier rastro anterior, por maravilloso que hubiera sido. Ellos pensaban"mientras tengamos a Messi". Pues mire, no. Al final hay una gente que te gustará más o menos, pero se han ganado el respeto mundial: Guardiola, Luis Enrique, Messi y el resto de nombres que la gran mayoría tenemos en la cabeza. Para empezar, también los tenemos que respetar nosotros, los que nos denominamos culers.