Hora punta de un día laborable cualquiera en Barcelona. Vehículos haciendo cola para salir o entrar a la ciudad circulan con la primera marcha. Ni el coche de delante respeta la distancia de seguridad ni el de atrás se aleja suficientemente para evitar un choque. Aquí un metro ganado es un pequeño triunfo personal, pero el reloj no se para y el trabajo tampoco espera. Con más o menos suerte, para el conductor llegar puntual será, de nuevo, otro triunfo. Y en este caso, el primero de una larga jornada de trabajo.
Es el dibujo de aquello que pasa cada mañana, de casi cada día laborable, a la ciudad condal y su cercanía. El Servicio Catalán de Tránsito (SCT) ya apunta, con sus cifras, que no es casualidad. Cada día en Barcelona se hacen más de seis millones de desplazamientos. Cuatro millones son adentro de la ciudad; el resto son viajes entre la ciudad y la región metropolitana.
A pesar de que el 40% de los barceloneses se mueve con transporte público -también un 37% se desplaza habitualmente a pie-, el 23% de los ciudadanos de Barcelona usa el transporte privado. Y en este ejercicio diario coinciden en el asfalto con los habitantes del área metropolitana, que entran y salen de Barcelona, y de los cuales más de la mitad, el 52%, lo hace mediante el coche. De hecho, los datos básicos de movilidad (referentes a 2013) publicadas por el Ayuntamiento de Barcelona revelan que la intensidad mediana diaria a los accesos de la capital es de 1.058.643 vehículos al día.
Medio día perdido por el tránsito
Esta compilación de datos son motivos suficientes para explicar que Barcelona sea, según ha dado a conocer este jueves el Real Automóvil Club de Cataluña(RACC), la primera ciudad entre las principales localidades europeas que ha experimentado un mayor incremento de las horas perdidas por congestión del tránsito, junto con Dublín.
El informe ha sido elaborado a partir de los datos extraídos del estudio internacional de congestión Scorecard por parte de INRIX y, según este, durante los seis primeros meses de 2014, la media de horas que ha perdido un conductor por este motivo se ha incrementado en un 29% hasta llegar a las 12 horas. A diferencia del aumento registrado en 2014, entre enero y el julio de 2013 el conductor barcelonés perdía 9,3 horas de media, al mismo nivel que pasaba en ciudades como Sevilla o Zaragoza y se veía superada por la congestión del tránsito de Bilbao o Madrid.
Por el contrario, en la actualidad sólo la ciudad de Madrid supera las cifras de Barcelona : allá un conductor pierde una media de 13,7 horas, un 2,1% menos que en 2013. Desde una perspectiva europea, las ciudades españolas todavía se encuentran a la parte baja de la lista de principales ciudades en cuanto a horas perdidas en congestión. La congestión del tránsito en Londres, Bruselas y Milà hace perder a los conductores una media de 55, 43 y 37 horas, respectivamente.
No es un problema menor. La evidente congestión del tránsito de Barcelona ha provocado más de una vez la activación de medidas especiales por parte de las autoridades para reducir la contaminación en la ciudad. De hecho, el hecho más reciente se ha registrado este enero de 2015, cuando el SCT limitaba la velocidad a 90 km/h de las vías rápidas de las comarcas del Barcelonès, Baix Llobregat, Vallès Occidental y Vallès Oriental. El protocolo afectaba un total de 40 municipios del área metropolitana de Barcelona que constituyen el ámbito de aplicación del Plan de Mejora de la Calidad del Aire.
Pero si Barcelona quiere evitar episodios similares debido al tránsito, qué puede hacer? Preguntamos a Carlos Carrasco (@CCFarre), miembro del grupo de investigación de la IESE Cities inMotion , especializado en la investigación de mejoras a las ciudades. En su opinión, hay cinco posibles soluciones para reducir la congestión del tránsito a la que Barcelona se ve sometida.
1. 'Congestion charge'
"Se trata de una estrategia por desincentivar el uso de algún bien público, en este caso el espacio viario, mediante el mecanismo de precios ". Carrasco recomienda establecer un peaje en aquellos que quieran circular por la ciudad. "La solución no tiene por qué ser constando, puede adaptarse a las necesidades del tránsito en tiempo real o según el horario, como aumentar el peaje en picos de demanda y disminuirlo o eliminarlo". Ciudades como Londres, Singapur o Estocolmo son referencias: "Los datos indican que después de la implantación de la política pública el tránsito se redujo entre un 20 y un 25%, las emisiones de CO2 disminuyeron en un 40% y añadió 40.000 usuarios al transporte público", apunta.
2. Aumentar los impuestos al vehículo privado
"En lugar de desincentivar el uso del vehículo, desincentives la tenencia de vehículo. Además, puedes jugar con mayores o menores impuestos según cilindrada del vehículo o el año de matriculación", apunta Carrasco.
3. Prohibición de circulación en función de la matrícula
Es una de las medidas que ya se aplican en ciudades París o Pekín, donde el tránsito es monstruoso a casi cada hora del día. El experto del IESE asegura que, con esta medida se prohíbe la circulación de la mitad del parque de vehículos que se alterna según el día de la semana (un día parejos, el siguiente impar).
4. Vehículos autónomos
La tecnología también ayudaría a reducir la congestión. "Estos vehículos harían ganar eficiencia al sistema dado que, de forma centralizada y conociendo el origen y el destino del trayecto, el sistema calcularía la ruta óptima teniendo en cuenta todo el resto de desplazamientos, no sólo el del mismo vehículo".
5. Horarios de transporte por mercancías
"No es normal que en una vía principal como la calle Aragón, en pico horario de tránsito te encuentres dos camiones, descargando mercancía, reduciendo el espacio de circulación", explica Carrasco en modo anecdótico. Por eso, su última recomendación es desplazar el movimiento de mercancías durante la noche o madrugada como otra posible solución.