• Economía
  • Barcelona es la ciudad de España con la factura del agua más cara

Barcelona es la ciudad de España con la factura del agua más cara

Así lo recoge un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios

Imagen de archivo de una cocina
Imagen de archivo de una cocina
ACN | Redacción VIA Empresa
Barcelona
29 de Junio de 2023

La factura del agua en Barcelona es la más cara de todo el Estado, según un informe elaborado por la Organización de Consumidores y Usuarios. Concretamente, el recibo anual por un hogar de tres o cuatro personas alcanza los 520 euros. En el resto de capitales catalanas, las cifras son las siguientes: Lleida (442 euros), Tarragona (435 euros) y Girona (328 euros). La media estatal es de 306 euros. Hace unos meses, la consultora Mercer informó de que Barcelona ocupa una posición en lo alto de ciudades de todo el mundo donde es más caro vivir.

En este sentido, la OCU denuncia que la política tarifaria de ciertos municipios "no fomenta el ahorro de agua" Los datos de todas las capitales catalanas contrastan con Guadalajara, donde se registra la tarifa más barata del Estado, de 164 euros. La OCU también ha denunciado que en Lleida la factura se ha encarecido un 13,5% respecto a 2020 y en Girona un 10,7%. En Madrid la factura se sitúa en 253 euros al año. El nivel de vida de Barcelona, así, se ve superado claramente por un puñado de ciudades europeas –como Viena o Berlín– y solamente por una de las capitales asiáticas, Singapur.

Por lo que se refiere a la diferencia de tarifas, el estudio alerta de que se puede llegar a pagar el triple por el mismo consumo en ciudades distintas. En este sentido, la OCU critica que los municipios cobren cantidades distintas por el saneamiento del agua, elemento "difícilmente justificable" teniendo en cuenta que las tareas de una empresa depuradora "no deberían diferir mucho de un sitio a otro". Después de todo, la organización pidió una "armonización" de las tarifas y que sean "transparentes, comparables y sencillas". Asimismo, teniendo en cuenta el contexto de sequía, ha apostado por penalizar el consumo excesivo de agua.