Barcelona son "400 personas que se van encontrando por todas partes", cómo enseñó El Oasis Catalán hace ya dos décadas. Pese su gran influenciaregional – y la relevancia e integración de su área metropolitana – la capital del país está lejos de las grandes metrópolis del continente y las conurbaciones internacionales en cuanto a espacio y población. Esto genera una externalidad, según el presidente del Cercle d'EconomíaJavierFaus, que puede ser positiva y negativa. "En Barcelona nos encanta hablar de Barcelona, porque tenemos un aprecio muy importante por la ciudad". Este factor propone una base para conjugar un proyecto de ciudad coherente, pero también hace que a menudo se pare demasiado, según Faus, en debatesautoreferencials. Los habitantes de la capital, afirma, "somos demasiados amantes de hiperdiagnosticarnos", afirma.
La tendencia a analizar cada detalle de cualquier debate de ciudad que se produce alrededor de Barcelona, para Faus, aleja el pensamiento de la acción. "Todos sabemos lo que hacen las ciudades exitoses – lamenta – pero nos falta un proyecto de prosperidad compartida". El presidente del Cercle comparte una de las últimas mesas de la BarcelonaNewEconomy Week (BNEW) con varias autoridades económicas y empresariales metropolitanas que comparten esta evaluación. "Nuestro lema es MakeitHappen", afirma la presidenta de BarcelonaGlobal, AuroraCatà, que se marca como objetivo "dedicar los esfuerzos de la organización a que las cosas pasen".
Navarro: "En el CZFB tenemos algo tangible, una nave industrial diferente, con la que impulsar la industria 4.0"
El delegado especial del Estado en el Consorci de la Zona Franca de Barelona, Pere Navarro, comparte esta nostalgia por un horizonte compartido de ciudad, pero rechaza aferrarse a modelo del pasado. "No podemos pensar que nos alimentaremos toda la vida de las olimpiadas del 92; las ciudades están vivas y evolucionan". El motor del cambio, para Navarro, es la colaboración con el sector privado. El Consorci, recuerda, es una institución pública, pero todos sus movimientos se pactan con el tejido empresarial. El que fuera primer secretari del Partit dels Socialistes de Catalunya recuerda los grandes acuerdos a los que ha llegado el Consorci en los últimos años, y las propuestas que han surgido: desde el centro de IA de Huawei hasta las instalaciones de innovación de HP, muestran un camino hacia el nuevo ecosistema industrial de la ciudad. "Tenemos algo tangible, una nave industrial diferente, con qué impulsar la industria 4.0", celebra Navarro.
El gran obstáculo, según el análisis de Faus, que queda entre la ciudad y su potencial es la dificultad para tomar y, especialmente, aplicar decisiones. La abundancia de stakeholders alrededor del entorno metropolitano profundiza – en opinión del presidente del Cercle, demasiado – cualquier discusión que suponga un cierto grado de disrupción alrededor de la ciudad. Faus se mira en otras ciudades equiparables y la forma en que sus proyectos colectivos – la prosperidad compartida, la redistribución y la toma de decisiones en común – no se cuestionan como en Barcelona. "AnneHidalgo, socialista, no tiene problema en acoger en París los Juegos Olímpicos del 2024, y nadie la tilda de desarrollista". Ejemplos cómo el de GiuseppeSala en Milán, o las propuestas del socialdemócrata OlafScholz como candidato al gobierno federal alemán, ofrecen alternativas operativas a este estancamiento que, según Faus, ha bloqueado proyectos como la ampliación del Aeropuerto del Prat. "Administraciones y sociedad civil no vamos juntos, y el sistema no es lo bastante fuerte como para imponerse y aplicar medidas", lamenta.
El talento tracciona
El presidente de la FundaciónMetrópoli, AlfonsoVergara, recuerda cómo Singapur pasó de ser una fuerza centrífuga de talento a uno de los mayores polos de atracción de su región. "Las empresas empezaron a invertir cuando hubo talento", con la llegada de la Ciudad de la Biotecnología, cuando se puso en marcha un programa de formación para 2.000 doctores en campos relacionados con los sectores biotech y biomédico. "El talento es un punto absolutamente estratégico", opina Vergara, que pone sobre la mesa la capacidad de Barcelona para formar, retener y atraer talento como motor de la innovación y la activación del entorno empresarial
Catà: "Proponemos una fiscalidad neutra que consiga que Barcelona pueda competir con otras ciudades en la atracción de talento"
Navarro no considera, en este sentido, que Barcelona esté explotando su potencial como centro de atracción de fuerza de trabajo cualificada. "Tenemos mucha más capacidad para atraer y crear talento de la que estamos poniendo en práctica", avisa el delegado, que considera que la capital del país tiene "todos los ingredientes" para retener a sus emprendedores e innovadores. Una transición hacia un modelo más centrado en el talento, sin embargo, no es rápida. Tal como apunta el CEO de CBRESpain, AdolfoRamírez, "los planteamientos para generar y ofrecer talento disponible son normalmente a cinco, seis o siete años vista". El empresario considera, de hecho, que la ciudad no tiene que ponerse al ritmo de la empresa, sino anticiparse. "Hay que habilitar una oferta que esté pensada para las nuevas demandas; y las nuevas demandas no llegarán hasta que la oferta no esté disponible".
Catà propone, desde el punto de vista de Barcelona Global, una serie de medidas concretas para favorecer que el talento local se quede en la ciudad y que el internacional decida instalarse en ella. Uno de los puntos claves, según la presidenta de la entidad, son los impuestos. "Proponemos una fiscalidad neutra que consiga que Barcelona pueda competir con otras ciudades en la atracción de talento". La adaptación de las normas para considerar un expatriado como no residente – pasar el margen temporal de cinco a 10 años – es un ejemplo de este tipo de medidas y, como apunta Catà, ya consta en la nueva ley del emprendedor. La inclusión de las empresas que quieran invertir en el Estado en el régimen tributario que establece la conocida como Ley Beckham es otro factor muy relevante, según Barcelona Global, para frenar la escapada de empresas hacia entornos impositivos más favorables. "La gente se está marchando para invertir a Grecia o a Italia porque la fiscalidad es más accesible", avisa Catà, que ve en esta medida una oportunidad para ampliar el scope de Barcelona como entorno industrial. "Somos una de las ciudades que mejor compiten en el mundo startup, pero nos hace falta atraer grandes empresas establecidas en el mundo de la tecnología", afirma.
Ambición y trenes
"Necesitamos un plan, unas vías por las que encarrilar nuestro tren independientemente de los players que trabajen en la ciudad en cada momento", pide Ramírez, que ve en una mejora de las infraestructuras un elemento central del desarrollo de tejido industrial de Barcelona. Infraestructuras, sin embargo, no solo físicas – "aeropuerto y micromobilidad" – sino también sociales. El CEO reivindica cualidades como el consenso, la predictibilidad, unas instituciones estables que sigan una hoja de ruta elaborada colectivamente. "Nos hace falta un propósito, esto no se puede improvisar", espeta Ramírez.
Faus: "La gente quiere seguir viviendo y trabajando en Barcelona, y nos la tenemos que creer y mejorarla"
Los ponientes del acto se encuentran en esta exigencia, la de una Barcelona coordinada que consensúe una idea de ciudad común y la haga efectiva mediante planes a corto, medio y largo plazo. "Barcelona tiene unas grandes condiciones para el éxito si nos posamos a trabajar y dejamos de diagnosticar", afirma Catà, que ve en los próximos años una "oportunidad histórica para convertirse en una ciudad atractiva para el talento". Navarro reivindica, en este sentido, el Área Metropolitana de Barcelona como el verdadero potencial de la ciudad. "Tenemos que ganar musculatura si queremos ser competitivos en el mundo, y necesitamos tener presente que la región metropolitana de Barcelona es la vitamina que necesitamos para que nuestros músculos se hagan más fuertes", receta el delegado.
Para Faus, la palabra clave es ambición. La ausencia de una fuerza motriz que empuje a Barcelona hacia sus objetivos empresariales pone la ciudad en riesgo de frenar donde no debe hacerlo – algo que el presidente del Cercle lamenta, en cuanto que la barcelonesa es una población que "quiere a su ciudad, quiere lo mejor para Barcelona". El desarrollo económico de la capital del país pide esta ambición, pero es "difícil canalizarla, porque hay demasiados actores con ambiciones diferentes". La clave, reitera, está en la prosperidad compartida: un acuerdo sobre cuál es la prosperidad que se quiere para Barcelona, un "mecanismo que nos hará imparables". "Fervientemente optimista", Faus ve caminos claros: "la gente quiere seguir viviendo y trabajando en Barcelona, y nos la tenemos que creer y mejorarla", concluye.