"La brecha salarial continúa siendo inaceptable". Claro y catalán, el conseller de Treball, Chakir El Homrani, se mostraba "insatisfecho" durante la presentación del estudio Evolución de la brecha salarial de género en Catalunya, un informe que saca a la luz que las mujeres cobran de media un 23% menos que los hombres en 2017. Es el porcentaje más bajo de la serie histórica, pero sólo se reduce un 0,4% en relación al año anterior, una cifra que no gusta al conseller porque considera que "decrece a un ritmo que no es el adecuado ni el lógico". El problema continúa siendo el mismo de siempre. La parcialidad y la ocupación en sectores en que los salarios son mucho más bajos respecto a otros que están más masculinizados. "Tenemos un problema muy grave cuando el 51% de la población está en situación de desigualdad en el mundo laboral".
Si bien es cierto que la brecha de género en los diferentes indicadores laborales y sociales evoluciona favorablemente para las mujeres en prácticamente todos los indicadores -fuera de la tasa de actividad y de la tasa de paro-, también lo es que las mujeres tienen una ventaja comparativa con los hombres en la tasa de salarización y en el porcentaje de población activa y de población ocupada con estudios superiores. Lamentablemente, también superan a los hombres en tasa de riesgo de pobreza. De hecho, según apunta el informe, son "las peores condiciones laborales de las mujeres" el factor más influyente en el incremento de esta tasa.
La brecha salarial de 2017 es la más baja de toda la serie histórica y se reduce por tercer año consecutivo gracias a un mayor incremento medio de lo que ganan a nivel salarial las mujeres respecto a los hombres. Ahora bien, por ejemplo, sólo hay una diferencia de 1,4% respecto a 2008 y sólo un 0,8% en relación a 2010. El peor año por las diferencias de sueldo entre géneros fue 2014 con un 26% de brecha, seguido de 2011 con un 25,8% y de 2013 con un 25,1%.
Cifras en mano, el conseller de Treball advertía, junto con a directora general de igualdad, Mireia Mata, y de la responsable del Observatori del Treball i Model Productiu, Manuela Redondo, que "a este ritmo de disminución de brecha salarial tardaremos unos 40 años para llegar a la discriminación cero", al mismo tiempo que aprovechaba para denunicar "un problema muy claro en las condiciones de trabajo" de las mujeres con tasas de paro, y parcialidad y temporalidad más altas.
Y no sólo esto. El Homrani lamentaba que "la realidad es que el sistema discrimina a las mujeres en los sectores productivos que trabajan, muy feminizados, con salarios más bajos y por categorías profesionales". Pocas mujeres en la construcción -sólo un 10,1%-, en la industria -con un 28,2% y muchas en el sector servicios -con más de un 55%-.
Sectores feminizados: salarios bajos y poco margen a escalar
Por si fuera poco, las mujeres que trabajan en los dos primeros sectores, ganan más que los hombres en una misma categoría profesional. A pesar de que, por ejemplo, la brecha en la industria se reduce en dos puntos porcentuales respecto a 2016 y se sitúa en el 19%, los hombres ganan una media de 6.070,9 euros anuales más que las mujeres. Mientras tanto, en el sector servicios la brecha recupera posiciones y crece hasta el 22,3% -un 0,3% más que en 2016-.
El Homrani: "Tenemos un problema muy grave cuando el 51% de la población está en situación de desigualdad en el mundo laboral"
Según señala el informe, estas diferencias ilustran el fenómeno de la segregación horizontal, consistente en que hombres y mujeres se concentran en diferentes sectores productivos, y son los hombres los que se ocupan en sectores mejor remunerados (como la industria) y las mujeres, en cambio, se concentran en sectores menos valorados y remunerados.
Y esto con los años no cambia, al contrario, se hacen más amplias a lo largo de la vida laboral. En todos los rangos de edad, las mujeres cobran menos que los hombres y, mientras que ellas logran su máximo salarial en la franja de edad de 35 a 44 años, los hombres aumentan su salario hasta el final de su vida laboral. De media, lo que más llegará a cobrar una mujer son 23.129 euros brutos anuales, mientras que un hombre llegará hasta los 32.077,6 euros.
Todo ello variará según la categoría profesional, donde las mujeres sólo superan a los hombres en grado de ocupación en cuanto a trabajadores de los servicios de restauración, personales y vendedores; técnicos y profesionales científicos e intelectuales; empleados de oficina, contables y administrativos; y ocupaciones elementales.
¿Y las perspectivas profesionales?
A todo esto se tiene que sumar el hecho que, como recuerda El Homrani, "la maternidad para una mujer trabajadora acaba siendo motivo de pérdida de perspectivas profesionales y, en cambio, no es así la paternidad". Por todo esto, el conseller apela a agentes sociales y económicos para trabajar con el Departament de cara a "reforzar las alianzas y luchar contra las desigualdades salariales". Y es que, además, el 83,7% de las mujeres se concentran en sólo cuatro de los nueve tipos de ocupación, mientras que los hombres se distribuyen más proporcionalmente entre las ocupaciones y la representación femenina en ocupaciones directivas es menor.
El grupo de ocupaciones elementales y de los trabajadores de los servicios de restauración, personales y vendedores es el que cuenta con unos salarios más bajos y una brecha más elevada. En el otro extremo, el grupo de operadores de instalaciones y maquinaria y montadores obtiene la brecha más baja -con un 15,7%-, seguido del grupo de técnicos y profesionales científicos e intelectuales -con un 16,4%-.
Ante la problemática, el conseller de Treball aprovechaba la ocasión para dar a conocer un nuevo modelo de Registro Salarial en las empresas, que permite dar cumplimiento a la normativa laboral del real decreto ley del 1 de marzo de 2019 de medidas urgentes para garantizar la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el ámbito laboral, que establece que todas las empresas están obligadas a traer un Registro Salarial.
Registro salarial
Artículo 28. 3: Cuando en una empresa con al menos cincuenta trabajadores, la media de las retribuciones a los trabajadores de un sexo sea superior a las del otro en un veinticinco por ciento o más, tomando el conjunto de la masa salarial o la media de las percepciones satisfechas, el empresario tendrá que incluir en el Registro Salarial una justificación de que esta diferencia responde a motivos no relacionados con el sexo de las personas trabajadoras.
El nuevo modelo de la Generalitat ofrece la herramienta de registro salarial gratuita con el objetivo de tomar conciencia de las desigualdades salariales a las empresas y facilitar transparencia sobre las causas que las generan. "Queremos avanzar con mecanismos de lucha contra la brecha salarial", insistía una y otra vez El Homrani convencido de que "con un 23% tenemos un problema de discriminación directa y sistémica sobre los ámbitos donde trabajan las mujeres y las categorías profesionales que tienen".
Un problema con el que hay que acabar porque las cifras demuestran que "las mujeres tienen, en general, tienen una situación menos favorable que los hombres en el mercado de trabajo". Y es que, como dice El Homrani, "por mucho que se rebaje la brecha salarial, si existe, tenemos un problema".