"Mientras yo sea la responsable, haré todo el posible porque puedas conciliar la vida personal con la laboral. A pesar de que estamos en un sector donde mayoritariamente trabajamos mujeres, siempre hemos sido por debajo tanto en cargos como en condiciones y ya es hora que cambio porque somos iguales. Si un día necesitas irte a casa por problemas que los hombres no tienen, como dolores menstruales, lo pides". Estas son las palabras que, acompañante a las condiciones del puesto de trabajo, dijo la responsable de una empresa de cosméticos valenciana en la entrevista laboral a quien hoy es la técnica de planificación y logística, Leila Castelló.
Un mensaje inspirador y alentador que, desgraciadamente, no es todavía la tónica habitual en las empresas. Antes había pasado por otra entrevista en el mismo sector donde pedían mucha disponibilidad para viajar y le preguntaron, directamente, si estaba casada y tenía hijos. "Esto también lo preguntan a los hombres?", se cuestiona, indignada. Su experiencia laboral ha sido manchada, como la otros trabajadoras, por episodios lamentables. Recuerda que, cuando trabajaba en la contabilidad de una cooperativa agraria de Alicante, descubrió que su compañero de mesa cobraba más que ella porque se le aplicaba el convenio de las personas que estaban en manipulación, haciendo carga y descarga (todos hombres). Se quejó al superior y le respondió: "Tú cobras igual que las mujeres y él, igual que los hombres". "Pero en la oficina hacíamos el mismo trabajo", le reprocha.
Un hombre cobra 2,34 euros más por hora que una mujer
Esta anécdota es una de las tantas que se esconden detrás del 29% de la brecha salarial que hay en España entre hombres y mujeres. La hora de un hombre es más valiosa que la de una mujer: él cobra una media de 15,94 euros por hora y una mujer, 13,60 euros. Si nos centramos en el Arco Mediterráneo, la desigualdad salarial más grande la encontramos en el Principado, donde hay una diferencia de 2,74 euros en función del sexo; a medio camino está el País Valenciano (2,13) y las Islas Baleares presentan la menor rendija (1,42 euros). Lo reflejan los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que datan de 2016 y que nos permiten afirmar que hoy, Día Internacional por la Igualdad Salarial, todavía quedan muchas cosas para reivindicar.
Blasco: "Hace 10 años la brecha era del 22% y ahora estamos por encima. No se perciben mejoras. Ha habido años de empeoramiento por la crisis, que nos ha golpeado como colectivo"
Más fuentes que nos ayudan a dibujar la desigualdad. El último informe sobre la brecha salarial del sindicato de técnicos de Hacienda (GESTHA) decía que en 2016 el salario de las mujeres era un 29,1% inferior al de los hombres. En el Principado se ensanchaba hasta el 29,9%: más en la provincia de Tarragona (34,3%), seguido de Barcelona (31,2%), Girona (23,5%) y Lleida (19,8%). El País Valenciano está un poco por debajo de la media española, con una diferencia del 28%, que crece de forma preocupante en Castelló, donde llega al 39,2%, y le sigue Valencia (28,2%) y Alicante (23,4%). Por último, las Islas Baleares presentan una rendija del 21,4%.
"Desafortunadamente las cifras y las estadísticas son tercas y la brecha salarial, lejos de corregirse, continúa aumentando en España, donde estamos 17 puntos por encima de la media europea", sostiene María Belén Cardona, catedrática de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social de la Universitat de València, y ahora secretaria autonómica de Transparencia a la Generalitat Valenciana. Con todo, señala como aspecto positivo haber "conseguido situar y mantener la cuestión de la brecha salarial en la agenda social y política".
En la misma línea se pronuncia la presidenta de la Asociación de Empresarias y Profesionales de Valencia (EVAP), Eva Blasco: "Los indicadores no son los más óptimos. Hace 10 años estábamos en una brecha del 22% y ahora estamos por encima. No se perciben mejoras. Ha habido años de empeoramiento por la crisis, que nos ha golpeado como colectivo".
Ellas cobran menos, independientemente del cargo
Continuamos buceando por los datos del INE. El 64,25% de los asalariados con ganancia baja en el Estado español son mujeres, es decir, cobran la hora por debajo de los dos tercios de la ganancia mediana. En todos los sectores analizados, ellas cobran menos: desde la industria manufacturera, hasta el transporte, información y comunicaciones o educación. Y no se explica –sólo- porque ellas ocupan cargos inferiores, porque con similares estatus siguen ingresando menos: los directores y gerentes cobran una media de 54.000 euros anuales y ellas, 43.000; los empleados de oficina que atienen al público, ganan 21.000 euros y las mujeres, 17.000; los trabajadores no calificados en servicios, obtienen 16.000 euros, y cuando el género es femenino, baja a los 11.000. Unos pocos ejemplos que se repiten en todas las ocupaciones.
Cardona: "En espacios de poder masculinitzats se toman decisiones sobre promoción, sin supervisión sindical ni sujetas a regulación"
La catedrática Cardona señala que "existe una construcción social de que los cargos de alta responsabilidad implican o comportan una amplia disponibilidad de la cual se presume que los trabajadores hombres y no las mujeres, lo cual dificulta su acceso". "Los espacios de poder todavía son espacios muy masculinitzats que imponen sus propias reglas", añade, y explica que allá es donde se toman las decisiones sobre la promoción, "habitualmente adoptadas por hombres, más informales, menos regladas, más opacas y unilaterales, sin sumisión a la supervisión sindical y no sujetas a la regulación convencional".
Blasco apunta otra causa: que las mujeres ocupan cargos directivos de secciones "con funciones que se consideran menos relevantes y con menos retribución" como Recursos Humanos, frente al control económico financiero, "donde hay una proporción más grande de hombres". Sin embargo, hace un llamamiento a que las mujeres reivindican más los salarios: "Cuando se nos ofrece una promoción, habitualmente damos las gracias por la oportunidad y decimos que demostraremos que lo merecemos, pero no acostumbramos a preguntar por el nuevo sueldo ni por las nuevas condiciones, cuando es de las primeras cosas que pregunta un hombre. Quizás viene de esa educación cristiana donde no queda bien hablar del dinero. Tenemos que agradecer, pero también reivindicar nuestros derechos".
Los últimos espeternecs del Gobierno de Pedro Sánchez aprobará, este viernes, un decreto ley de transparencia salarial que fijará la obligación a las empresas de crear un registro con la media de los salarios y complementos de la plantilla, por sexo, grupos y categorías profesionales, como ya hacen otros países como Alemania o Noruega. Blasco valora "positivamente" la medida y cree que "es una buena forma de evidenciar las diferencias".
Las mujeres trabajan más horas... pero no remuneradas
Otras variables interesantes que ayudan a comprender la desigualdad salarial entre hombres y mujeres es el número de horas que trabajan. Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo del Ministerio de Ocupación de 2015, las mujeres trabajan menos horas que sus compañeros masculinos y esto repercute directamente, como es obvio, en sus ganancias: el 20% de las mujeres trabaja menos de 20 horas frente al 9% de los hombres; y el 17% de las mujeres, entre 21 y 34 horas, cosa que hace sólo el 7% de los trabajadores masculinos.
El sindicato CCOO señala que las mujeres sufren una "doble discriminación en el mercado laboral": un salario mediano inferior y más contratación parcial. Según datos publicados al informe 'Romper la brecha salarial, una cuestión de justicia', el 74,6% de las personas con ese tipo de contrato eran mujeres, frente al 25,4% de los hombres; para gran parte de ellas es una situación "involuntaria" y va de la mano de un salario menor y una cotización más baja.
Blasco: "Las mujeres que llegan a altos cargos tienen una obligación moral de visibilitzar-se porque es importante de cara a otras mujeres porque den el paso"
Estos datos no significan que las mujeres estén más ociosas. Más bien el contrario: son ellas las que acumulan más horas de trabajo al día, porque tenemos que sumar las 25 horas semanales que dedican a actividades no remuneradas (labores domésticas y cura de familiares), frente a las 14 horas que destinan sus compañeros. La secretaria confederal de Mujeres e Igualdad de CCOO, Elena Blasco, ha criticado que todavía existe la "falsa idea" que el salario de la mujer "funciona como un complemento dentro de la unidad económica familiar".
Por otro lado, el 22,3% de las mujeres que sí quieren voluntariamente el contrato parcial es por razones de conciliación, un motivo que sólo piden el 3% de los hombres. En cuanto a las excedencias, el 80% de las concedidas en 2017 para curas de hijos o familiares fueran para mujeres. El informe añade que el 63% de las mujeres que abandonan el mercado laboral es para no poder costejar los servicios de cura. La carrera profesional de las mujeres es, pues, siempre la grande perjudicada.
"La discriminación directa está prohibida, pero el hecho quehaya más mujeres a tiempo parcial, más bajas por maternidad o que los sectores feminizados tengan un nivel retributivo más bajo crea un techo de vidrio", apunta la presidenta de EVAP.
Dar ejemplo y crear referentes
Un rayo de esperanza, como el que daba la responsable de la contratación de Leila Castelló a primeros del reportaje. Las mujeres que se abrenen las empresas rompen los vidrios y esto ayuda a las que venden detrás porque allanan el camino y porque los dan la mano. "Cada vez más, las mujeres que consiguen posiciones relevantes en la sociedad (empresas, administración, cultura, política...) son proclives a adoptar un compromiso con otras mujeres en el sentido de potenciar y facilitar sus carreras profesionales. Es un buen ejemplo de sororitat", subraya María Belén Cardona.
Eva Blasco defiende que "las mujeres que llegan" a altos cargos "tienen una obligación moral de visibilitzar-se porque es importante de cara a otras mujeres porque den el paso". "Uno de los puntos que frena a las mujeres es no tener referentes. Tenemos que crearlos y que grandes ejecutivas, directivas y empresarias demuestras que sí que se puede. Es una cuestión de equilibrar y organizarse, no de elegir entre vida personal o vida profesional", sentencia.