Al estilo de los equipamientos vinculados a las colonias textiles que proliferaron en Catalunya a finales del siglo XIX y principios del XX, en 1959, en Tordera (Maresme), se creó una escuela relacionada con la actividad de la fábrica Fibracolor, que cerró las puertas en el 2008. De las cenizas de aquella planta, a partir de la constitución de una escuela de padres que gestionaba el centro, surgió Brianxa, que se define como un centro "catalán, plural y laico". De ser una escuela dirigida a los hijos de los trabajadores de Fibracolor, ahora se ha posicionado como un espacio docente innovador, en el cual los padres han adquirido la propiedad del edificio, logrando la plena autonomía sobre la organización. Este proceso ha sido posible gracias al apoyo financiero del Instituto Catalán de Finanzas (ICF), un organismo que pertenece a la Generalitat de Catalunya que ha concedido el crédito que ha permitido al consejo rector la adquisición del inmueble.
Desde el momento en qué cerró la fábrica de Fibracolor, ha ido desvinculándose de su pasado para erigirse en una escuela privada concertada, cambiándose el nombre y apostando por una organización autónoma. Así lo explica el director de Brianxa, Xavier Manresa, que detalla que "mientras en el equipo directivo nos encargamos de la planificación pedagógica, los padres, representados por el consejo rector, gestionan la estructura, las finanzas y la propiedad del edificio". Hace 15 años, cuando Fibracolor, participada en un 40% por Inditex, cesó su actividad, los responsables de la escuela reflexionaron sobre el modelo de escuela que querían y con qué titularidad.
El centro, una de las nueve escuelas cooperativas de Catalunya, apuesta por la innovación pedagógica y las iniciativas interdisciplinares
Hoy en día, Brianxa es una de las nueve escuelas cooperativas de Catalunya. Agrupadas bajo el paraguas de la Federación de Escuelas Cooperativas de Catalunya, se caracterizan por "trabajar cooperativamente con compromiso e implicación de familias, docentes y no docentes para transformar e innovar la enseñanza a partir de la solidaridad, la pluralidad, el trabajo en red, la autogestión y la autonomía". Estos tipos de centro representan un modelo de escuela laica, plural, inclusiva, solidaria, activa, innovadora y participativa, arraigada en el territorio. Del mismo modo, Brianxa forma parte de la Agrupación Escolar Catalana (AEC), una entidad que defiende una educación y una enseñanza ligadas al prestigio social necesario de la excelencia, a la generación de procesos de transformación que mejoren los modelos actuales, a la aportación económica de las familias mientras la administración no resuelva la insuficiencia del concierto y a la gestión personalizada de los centros desde su potencia crítica, responsable y creadora.
La compra del edificio
El cierre de Fibracolor marcó un punto de inflexión en la trayectoria de Brianxa. La multinacional Inditex decidió traspasar la titularidad de parte del complejo, en el cual ahora se encuentra un centro logístico de la compañía, a un fondo de inversión. "Esta firma permitió que nos quedáramos el inmueble abonando un precio de mercado por el alquiler", recuerda Xavier Manresa, director del centro desde hace más de una década y antiguo alumno de la escuela.
Casi 15 años después, el propietario de los terrenos donde se ubica Brianxa decidió ponerlo a la venta. Es en aquel contexto, donde el consejo rector llega a un acuerdo con el ICF, que a través de un crédito a 20 años facilita la adquisición del inmueble. "Fue una solución óptima, puesto que te quedas con la propiedad y el patrimonio del edificio con el apoyo de la administración autonómica y local", recuerda Manresa.
El consejo rector, gestionado por los padres, llega a un acuerdo con el ICF, que a través de un crédito a 20 años facilita la adquisición del inmueble
Desde el ICF apuestan, entre otros, por la financiación para proyectos de inversión y para necesidades de circulante, especialmente destinado a personas emprendedoras, autónomas, pymes, grandes empresas y entidades, tanto del sector público como del sector privado, a las cuales se les conceden créditos a largo y medio plazo. Es el caso de la escuela Brianxa. En este ámbito, en el marco de su eje estratégico 3, el ICF, que se reivindica como un actor clave para promover el desarrollo empresarial sostenible, impulsa la financiación de proyectos culturales, educativos y de economía social.
Innovación pedagógica
En Brianxa, se imparte docencia desde la etapa de la guardería hasta 4º de ESO. Xavier Manresa destaca el carácter laico y la vinculación a la catalanidad de la escuela, a la vez que precisa que es un centro único, puesto que no está vinculado ni a ninguna agrupación religiosa ni forma parte de un gran grupo docente. "Siempre hemos trabajado bajo los parámetros de una pedagogía innovadora y con iniciativas interdisciplinarias". Durante este curso, el proyecto interdisciplinario recibe el nombre 'Arte y color, convirtamos la escuela en un museo' y recientemente, durante la celebración del día de Santa Cecília, patrona de la música, cada grupo de clase preparó una actuación de danza relacionada con la iniciativa.
Su afán de mejorar e innovar en el campo de la pedagogía han hecho que Brianxa haya recibido en varias ocasiones el premio Baldiri Reixach o haya sido seleccionada por el AEC en el ámbito de las buenas prácticas. Un huerto escolar, la experimentación científica, la lectoescritura, el fomento de la participación del alumnado, el uso pionero de la aplicación Google Apps en la esfera educativa y la colaboración entre los alumnos más grandes y los pequeños son algunos de los rasgos que vehiculan el pasado industrial comunitario de la escuela y lo impulsan a un futuro basado en una gestión cooperativa de su patrimonio.