El día siguiente del debate al Parlamento está siendo un día especialmente extraño. Con todo, el proceso que vive Cataluña no es el primero y quizás tampoco será el último. Durante los siglos XX y XXI, ya se han independizado 27 países europeos. Desde Finlandia en Malta, pasando por Noruega, Eslovenia, Islandia, Irlanda, Polonia, Hungría, Serbia, Ucrania o Chipre, entre otros. La lista es tan larga como diversa. Pero qué consecuencias económicas tuvo la independencia para estos países justo después de declararla?
Si nos fijamos en qué pasó en varias regiones independizadas de sus países originales al siglo XX, destaca el mantenimiento de las buenas relaciones comerciales entre ambos territorios. Es decir, en la práctica, la balanza comercial no se vio afectada por la separación política de los territorios. Lo explica Xavier Cuadras, profesor de la Universitat Pompeu Fabra, en su estudio Los retos económicos de la Unión Europea. Cómo afectará la nueva integración fiscal a las comunidades autónomas? Algunas reflexiones sobre la independencia de Cataluña y la economía de los catalanes, texto en que ya avisa que "hay que ser muy consciente que es muy difícil sacar conclusiones que se puedan aplicar al caso catalán de una manera directa".
Eslovenia
Cuando la vía eslovena es en boca de todos, el catedrático de historia e instituciones económicas por la Universitat Pompeu Fabra, Albert Carreras, afirma que a todos los países que acontecieron independientes a raíz del derrumbamiento de la Unión Soviética y del Bloque Comunista -incluyendo la antigua Yugoslavia- en general los ha ido mejor. "Sufrieron dos cambios de sistema, el económico y la independencia, y con dos comportamientos, los europeos y los asiáticos", afirma. Los segundos han quedado más perjudicados, aislados en el corazón de Asia, pero los que quedaron en el área europea -Antigua Unión Soviética, Antigua Yugoslavia, como Chequia o Eslovaquia- "los ha ido muy bien, por haber pasado del comunismo al capitalismo y a ser independientes". A todos los europeos los ha ido bien en todos los casos "y bastante rápidamente", afirma el profesor.
Carreras: "En los países europeos que se han independizado de la URSS los ha ido muy bien"
"Como Croacia, cuenta mucho la vecindad", dice, "como mejor sean los vecinos mejor, en el caso esloveno, junto a Austria, esto ha sido una ventaja, por la fuerte integración económica y comercial que previamente tenían". Según el estudio, Eslovenia –independizada de la extinta Yugoslavia el 1991- incrementó un 44% las exportaciones al resto de los países que formaban Yugoslavia, el que supone una tasa más alta que el crecimiento de las exportaciones totales (37%), dirigidas muy mayoritariamente a los países de la Unión Europea.
Eslovenia es la que salió ganando más de su independencia, porque no quedó implicada en ninguna guerra y "los costes fueron los más bajos de todos, porque había bastante complicidad germánica", dice Carreras. En Croacia le salió más caro por el conflicto bélico.
Países bálticos
Las repúblicas caucásicas también coinciden en el mismo ejemplo que Eslovenia. En estos casos, según explica el catedrático, estos países han mantenido vinculados con Rusia por "gas natural, petróleo o electricidad", infraestructuras críticas.
Cuadras explica que las repúblicas bálticas, Estonia, Letonia y Lituania –exmembres de la antigua URSS hasta el 1991-, mantuvieron como principal socio comercial en Rusia. Argumenta al informe que el país de Putin siguió "como un socio comercial de considerable importancia en los años inmediatamente posteriores a la independencia, a pesar de que la crisis financiera de 1998 representó una frenada muy importante de las exportaciones al mercado ruso". Lituania aumentó las exportaciones en Rusia un 65% entre 1994 y 1997; en Estonia, pero, el crecimiento de las exportaciones en Rusia durante este periodo estuvo muy por debajo de la media, un 19% en favor de los mercados sueco (165%) y finlandés y de los otros países bálticos (80%). Por último, Letonia hizo crecer sus exportaciones hasta el 75% entre 1994 y 1997 de forma que Rusia perdió relevancia (sólo un 31%) a favor de países como Alemania o Reino Unido.
Chequia y Eslovaquia
Este es un ejemplo de separación amistosa y ambos países salieron beneficiados, de la independencia. "Chequia y Eslovaquia estaban convencidos que la otra parte los explotaba", relata el catedrático. Según dice el catedrático, esta situación se produce porque cada región respecto de su antiguo imperio -Bohemia y Moràvia respecto de Austria, Eslovaquia respecto de Hungría- tenía la misma función: eran las economías industriales avances y productoras de bienes de equipamiento. "Uniéndose, competían, no eran complementarios", afirma. Este hecho propició que el divorcio fuera pacífico. "La separación tuvo mucha racionalidad económica", subraya Carreras y añade que "actualmente la relación económica entre estos países es buena, pero cada cual ha encontrado más espacio de relación con el resto del mundo que con su vecino".
"La separación entre Chequia y Eslovaquia tuvo mucha racionalidad económica y ahora cada cual ha encontrado más espacio de relación con el resto del mundo que con su vecino"
Cosa que afirma el profesor Cuadras, que apunta como el detalle "más espectacular" el hecho que lo era puesto independencia se produjo "una explosión exportadora a los mercados mundiales de los dos nuevos países". Dice que entre 1993 y 1996 aumentaron las ventas en el extranjero un 51% (Chequia) y un 62% (Eslovaquia), respectivamente.
Escandinavia
"Este es un caso modélico" en la separación con Suecia el 1905, expresa Carreras. En este caso, según el profesor de la UPF, ambos países tenían especializaciones muy diferentes con influencia en la organización del país. "Suecia no es un país marino, Noruega es un país de pescadores y navieras, volcado al mar, muy turístico, con una estructura económica contradictoria con la sueca, más basada en empresas de tecnología", dice. La separación fue acordada y pacífica, igual que el caso de Islandia y Dinamarca el 1944.
Noruega y Suecia son el claro ejemplo que "ser un país pequeño y homogéneo da unas enormes ventajas"
Las relaciones económicas entre Noruega y Suecia son el claro ejemplo que "ser un país pequeño y homogéneo da unas enormes ventajas a la hora de definir políticas públicas, una fuerte cohesión interna y gran solidaridad, cosa que sería insostenible si formaran parte de un Estado mucho más grande". Desde este punto de vista "los países bálticos se han visto siempre deslumbrados por los países nórdicos, que actualmente colaboran mucho".
Cataluña y España
La mitad de las exportaciones catalanas van a España y la otra mitad, al mundo. Y este porcentaje se ha ido incrementando en los últimos años. En la puesto independencia, las relaciones entre ambos Estados serán necesariamente "intensas", afirma Carreras. Un caso analógico seria Irlanda: "Ha mantenido una relación comercial muy estrechada con el Reino Unido, por su fuerte vinculación económica y no me puedo imaginar que en caso de independencia de Cataluña no se mantenga una red de intercambios intensísima". Además, añade el economista, "somos complementarios, no competimos en los mismos campos, de forma que el interés será común de mantener los intercambios".
"La independencia de Cataluña acontece ahora más fácil ahora que no hace 30 años por la integración europea y la globalización, de forma que Cataluña depende menos de España que no antes" y, según Carreras, "que la empresariat dependa menos del mercado español hace que el proceso independentista sea viable".