El sector ecológico catalán cerró 2017 con una facturación de 585 millones de euros. Una cifra que aislada, no dice mucho, pero que si se compara con los 65,5 millones de euros que ingresó 10 años atrás, casi nueve veces menos, demuestra que el ámbito se encuentra en plena eclosión. Y es que el Estado español es la huerta de Europa, y también lo es en el segmento de la alimentación biológica. Catalunya no tiene esta capacidad productora, pero juega otro rol clave: agrupa el 25% de los comercialitzadors ecológicos y el 25% de los elaboradores del Estado español, según las estadísticas del Consejo Catalán de la Producción Agraria Ecológica.
El Principat contaba con 3.859 operadores y 210.818 hectáreas dedicadas al cultivo de producto hortofrutícola orgánico, tal como apuntan las cifras . Esto supone un incremento de más del 300% en ambos casos en los últimos 10 años, lo que abre un filón para los labradores y transformadores de producto fresco que buscan reinventarse.
Un país comercialitzador
Barcelona concentra el mayor número de operadores, mientras que Lleida aglutina el grueso principal de espacio de cultivo: 108.353 hectáreas. Viñas (41%), olivos (20%) y cereales y legumbre (18%) según los principales cultivos, mientras que el ámbito ganadero el 51% de las explotaciones trabajan con carne de vacuno, seguida del ovino con un 12%.
A pesar de que el sector vinícola es uno de los que presenta mayor potencial, su facturación el 2018 se situó en los 98,42 millones de euros. Por detrás de la producción de fruta y huerta y productos transformados, con 100,61 millones de euros. La fuente de riqueza principal de la actividad ecológica se concentra en la comercialización y distribución, con unos ingresos de 134,44 millones. De hecho, la agroindústria supone el 86,38% de la facturación.
La actividad comercial y de la distribución genera 134,44 millones de euros, el grueso principal del sector
Tal como apuntan las estadísticas del CCPAE, a pesar de que los productores de vegetales representen el 47% del mercado, sean los comercializadores los que más han crecido en la última década. Desde el 2008, esta actividad se ha incrementado un 21,8%.
Cesta bio y de km 0
Gran parte de la fruta y verdura que se vende en todo el continente proviene del territorio español, una realidad que también se da en el caso de los productos orgánicos. Pedro Burruezo es asesor de BioCultura, que esta semana celebra en Barcelona su feria anual, y también es director de la publicación The Ecologist cifra entre un 70% y un 75% la exportación de producto fresco nacional que se vende afuera, "especialmente fruta y verdura del sur del país, donde la climatología permite que la producción sea más elevada", detalla.
A pesar de que el dato es elevado, asegura que con lo que se queda aquí se puede alcanzar la demanda que tienen los consumidores españoles. De hecho, recuerda que los millennial han hecho que la característica de producto local vuelva a ser una prioridad en el cesto de la compra, de forma que divisa un buen futuro para los labradores. "Ahora el comprador quiere que, como mínimo, el producto sea de origen nacional", afirma.
En Catalunya la situación se diferencia de la de Andalucía y Murcia, con grandes hectáreas de cultivo. Sólo el 26% de las ventas de productos orgánicos catalanes tienen como destino la Unión Europea, mientras que el 11% proviene de fuera de la UE. Así, el 43% se registra en el Principat, donde el 2017 se generaron 217 millones de euros de ingresos en el sector. Las ventas al Estado español suponen el 20%. "En Catalunya hay muchas más empresas transformadoras y comercializadoras, por eso su peso en la exportación de materia primera no es tan importante", ratifica Burruezo.
Burruezo: "Antes se compraba aquí mucha materia primera, se exportaba para convertirla en un producto transformado, y entonces volvía. Ahora ya no es necesario"
El aumento de empresas dedicadas al sector también ha hecho que se amplíe la gama de marcas nacionales en los lineales de los supermercados. Si hace unos años lo más habitual era encontrar producto proveniente del norte de Europa, ahora cada vez es más fácil hacer una compra biológica y de km 0. Una nueva tendencia que, apunta el experto, ha hecho virar el mercado: "Antes se compraba aquí mucha materia primera, se exportaba para convertirla en un producto transformado, y entonces volvía. Ahora ya no es necesario, tenemos un tejido empresarial que cada día crece más y un número de distribuidores que va a la alza".
Una realidad que han podido comprobar Obbio. La tienda de productos orgánicos abrió sus puertas en Barcelona el 2013 y ha visto de bien cerca la eclosión del sector en los últimos años. Tal como explica su directora comercial, Elena Sandoval, la fruta y la verdura continúan siendo los productos estrella. "Pero el hummus que hacemos nosotros, los productos preparados en general, y los lácteos y derivados también se están consolidando", añade.
Sandonal: "No siempre es posible encontrar el valor añadido que querer ofrecer al cliente y nos vemos obligados a ir al Reino Unido, Alemania o Francia"
El objetivo de la superficie comercial siempre ha sido ofrecer un producto ecológico de proximidad, dos características que no siempre son fáciles de unir. "Lo primero que buscamos son proveedores de aquí, pero no siempre es posible encontrar el valor añadido que querer ofrecer al cliente y nos vemos obligados a ir al Reino Unido, Alemania o Francia", apunta. Y lo ven mucho en el caso de los yogures, un producto con mucha demanda: "Aquí en Catalunya ni en el Estado español no hemos encontrado una empresa que haga en vaso de vidrio y que tenga una gama amplia. Aquí encontramos productos menos personalizados, no tienen este valor añadido".
A pesar de que todavía sea difícil hablar de una cesta 100% ecológica y de proximidad, Sandoval coincide con Burruezo al afirmar que cada vez es más viable hacer un consumo de km 0: "Hay más productores, proveedores y comercializadores. El sector ha crecido en poco tiempo y continuará haciéndolo, esto es muy claro".
Un corto plazo esperanzador
Cada vez son más los consumidores que se informan sobre la alimentación orgánica, pero la llegada de nuevos consumidores al segmento no crece tan rápidamente como lo hace el ticket mediano de los comercios especializados. "Hay clientes que dieron el paso con nosotros y ahora ya están fidelizadso, han pasado a hacer toda su compra en Obbio", explica Sandoval, "lo que nos cuesta más es captar nuevos clientes, el incremento es más lento".
El asesor de la feria BioCultura también reconoce que el cambio es lento, pero se atreve a prever "una gran revolución" a dos años vista. "Me han llegado a decir en algunas tiendas que antes recibían con los brazos abiertos los representantes de marcas ecológicas que llegaban porque necesitaban novedades para atraer nuevos compradores. Ahora dicen que se esconden por el alud de visitas que llegan a recibir con el aumento de marcas que ha habido en el mercado", relata para argumentar su predicción.
Burruezo: "Los supermercados saben que hay un nicho y no lo quieren dejar escapar"
A esto suma que ya son diversas las cadenas de supermercados que han estirado el hilo de las marcas blancas para entrar en el segmento ecológico. "Saben que hay un nicho y no lo quieren dejar escapar", apunta el también director de The Ecologist , "buscan marcas consolidadas y los ofrecen producir para ellos, lo que acaba beneficiando los dos lados". Una estrategia que no puede hacer más que ayudar a impulsar la consolidación de una tendencia alimentaria ya establecida al norte de Europa.