Catalunya atrapada en la burocracia: el enemigo silencioso de la competitividad

Países como Estonia han liderado la transformación digital de sus administraciones públicas y, en Dinamarca, las empresas pueden empezar a operar en cuestión de días

El exceso de cargas administrativas frena el crecimiento económico y la innovación | iStock El exceso de cargas administrativas frena el crecimiento económico y la innovación | iStock

La burocracia en Catalunya se ha convertido en uno de los grandes obstáculos para la competitividad empresarial y el bienestar de los ciudadanos. Casos como el de la cadena de supermercados Bon Preu, mencionado por Oriol Amat hace unas semanas, muestran esta realidad. Esta empresa necesitó hasta 8 años para abrir un nuevo establecimiento debido al exceso de trámites. O las reivindicaciones de los campesinos, centradas en la lucha contra una burocracia asfixiante. Otros ejemplos, como el proceso para obtener una licencia de obras, que puede prolongarse durante meses o incluso años, afectan tanto a particulares como a empresas. Todos estos casos ilustran cómo el exceso de cargas administrativas frena el crecimiento económico y la innovación.

Catalunya tiene una de las peores calificaciones en calidad de gobierno dentro de España, y esta realidad también afecta negativamente la captación de inversiones internacionales

Estos retrasos no solo demoran los proyectos, sino que también imponen costes adicionales y generan una gran incertidumbre jurídica. Las pequeñas y medianas empresas, que son el motor de la economía catalana, a menudo se ven desbordadas por esta lentitud, lo que limita su capacidad de adaptación y crecimiento. Según el European Quality of Government Index, Catalunya tiene una de las peores calificaciones en calidad de gobierno dentro de España, y esta realidad también afecta negativamente la captación de inversiones internacionales.

Més info: 8 años para abrir un supermercado: la burocracia mata la iniciativa

Es evidente que necesitamos soluciones urgentes, y la llegada de un nuevo gobierno puede ser una oportunidad para implementar los cambios necesarios. No partimos de cero: organizaciones como Fera han emitido informes sobre cómo podrían llevarse a cabo estas reformas. Recientemente, en estas páginas, Narcís Mir hizo hincapié en ello.

También podemos inspirarnos en ejemplos internacionales. Países como Estonia han liderado la transformación digital de sus administraciones públicas, logrando digitalizar prácticamente todos los servicios gubernamentales. Esto ha permitido que ciudadanos y empresas accedan a los servicios de manera más eficiente, reduciendo la burocracia y mejorando la confianza en las instituciones. En Dinamarca, por ejemplo, las empresas pueden empezar a operar en cuestión de días, lo que ha convertido al país en uno de los más competitivos de Europa, especialmente para startups y emprendedores.

Durant el 2022 i el 2023, Dinamarca va ser el país més competitiu del món | iStock
Durante el 2022 y el 2023, Dinamarca fue el país más competitivo del mundo | iStock

Más allá de los marcos jurídicos, que en nuestro caso son bastante restrictivos, no se trata solo de implementar transformaciones digitales, aunque esto es importante. A menudo, simplemente es necesario revisar los procesos, simplificarlos y cambiar el enfoque hacia las necesidades del ciudadano o de la empresa. Un buen ejemplo es la licencia de obras: una simple declaración responsable podría convertir un trámite de meses en un proceso casi inmediato. Este cambio solo requiere un cambio de perspectiva y una decisión relativamente sencilla.

En Dinamarca, por ejemplo, las empresas pueden empezar a operar en cuestión de días

El ejemplo de la transformación de los bancos puede ser una buena referencia. Hace años, la mayoría de los trámites se realizaban en ventanilla, pero con la introducción de los cajeros automáticos y, posteriormente, la banca online, los procesos se han automatizado, facilitando la vida de los usuarios. A través del móvil o de una página web, ahora podemos gestionar todos nuestros asuntos financieros de manera fácil y rápida. Esta transformación ha requerido inversiones en tecnología, conocimiento, usabilidad y experiencia de usuario.

Aunque la Administración Pública ha hecho algunos esfuerzos en este sentido, como con las Oficinas de Atención Ciudadana, los teléfonos o las webs de atención y la firma electrónica, todavía queda mucho por hacer. A menudo, parece que simplemente hemos añadido nuevos canales telemáticos a procesos que siguen siendo engorrosos, sin revisar ni automatizar los procedimientos.

Un buen ejemplo es la licencia de obras: una simple declaración responsable podría convertir un trámite de meses en un proceso casi inmediato

Imaginad el impacto que podría tener la implementación de la robótica y la inteligencia artificial (IA) en un entorno como el de la Administración Pública, basado mayoritariamente en reglas y normas. Estas tecnologías podrían aplicarse de manera relativamente fácil para mejorar la gestión y reducir la carga burocrática.

En definitiva, tenemos una gran oportunidad para mejorar la situación actual. Reducir la burocracia no solo es una necesidad económica y de competitividad, sino también una cuestión de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y dinamizar el país. Pero, para hacerlo, se necesita una apuesta decidida, una visión clara, una inversión significativa y una reorganización profunda de nuestras instituciones. Acompañar a los profesionales de la Administración en esta transformación será clave, ya que deberán adaptarse a nuevos roles.

Nos jugamos la competitividad del país, el bienestar de nuestros ciudadanos y, en definitiva, el futuro de todos.

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