La necesidad de poner orden en la distribución de mercancías asociada al llamado “último kilómetro” del comercio electrónico es común al conjunto de la Unión Europea. Ésta es una de las principales conclusiones de un estudio que ha impulsado la dirección general de Comercio y ha elaborado la cátedra de Retail de la Universitat Pompeu Fabra - Barcelona School of Management (UPF-BSM).
Este informe, titulado Estudio comparativo internacional de normativas dirigidas a la ordenación de las externalidades negativas ocasionadas por el comercio electrónico en su expresión física, se enmarca en el proceso de elaboración, por parte del Gobierno, del anteproyecto de ley para regular determinados aspectos del comercio online, sobre todo los vinculados a los perjuicios que éste provoca en el entorno donde se desarrolla. El objetivo es evitar una movilidad innecesaria de vehículos o para generar unas emisiones contaminantes elevadas.
El estudio analiza, con una visión 360º, cómo se ha abordado la problemática de la logística más cercana al consumidor en entornos como el francés, el alemán, el austríaco el belga, el holandés o el italiano, y se recogen algunas de sus buenas prácticas. Experiencias como la del barrio de La Défense de París, donde se ha readaptado un parking enterrado para operar como centro logístico en plena trama urbana, a partir del cual se distribuyen los productos en bicicleta; las de Bayona o Nantes, donde han introducido restricciones en la entrada de vehículos no sostenibles; o la de Trento, que tiene en funcionamiento un servicio de entregas colectivizado.