Se ha hablado mucho del estudio titulado European cities and regions of the future 2023, que ha sido publicado por FDI Intelligence en el mes de febrero del 2023. Catalunya y su capital salen muy bien paradas, sobre todo si tenemos en cuenta que Barcelona, en décima posición del ranking general de las grandes ciudades, es la única de las 'Top 10' que no es capital de un estado, con la excepción de Múnich. Además, el estudio nos muestra el efecto centralizador que ejerce Madrid, que queda evidenciado en el hecho que la presencia de otras ciudades y regiones del Estado español, más allá de Barcelona y , Catalunya, es bien exigua. El análisis también nos indica que Catalunya es realmente hábil a la hora de diseñar e implementar estrategias para atraer inversión directa del extranjero. En este sentido, el informe nos vuelve a considerar los mejores de Europa, un año más.
La Generalitat de Catalunya, por su parte, mediante su agencia Acció-Catalonia Trade & Investment, está haciendo muy buen trabajo, y esto hay que reconocerlo. Los he visto en acción. Tanto a Roger Suàrez como a Òscar Martí, su último y actual director en Londres, han sabido hacerse un agujero en el difícil y competitivo ecosistema local de la City. Aun así, más allá de atraer multinacionales a Catalunya, hay que preguntarse cómo podemos conseguir que los inversores internacionales ayuden todavía más a hacer crecer nuestras empresas. Mi experiencia en la City me ha permitido entender que muy a menudo las empresas que salen a bolsa y hacen bien su trabajo tienen acceso a capital más barato. Un capital que pueden usar para financiar su crecimiento de manera orgánica, pero que también pueden invertir en comprar otras empresas y expandirse, hecho que hace más difícil que nunca puedan ser compradas, en contra de su voluntad, por otras empresas. En cambio, aquellas empresas que hacen bien su trabajo pero que, por una razón u otra, deciden permanecer privadas, con el tiempo, acaban siendo adquiridas por grupos multinacionales. Y una vez compradas, el centro de decisión de estas empresas pasa a la sede del comprador, habitualmente al extranjero.
Catalunya tiene una gran tradición en este último tipos de empresas, pero no es la única. En Italia pasa algo similar. O, cuando menos, pasaba. Porque ahora hace diez años, la Bolsa italiana, con sede en Milan (a diferencia del estado español, con el BME, la sede de la bolsa italiana no está en la capital de la estado), creó "Elite", un programa para educar empresas privadas ya consolidadas en todo aquello que hay que saber para abrirse y conectarse al capital de inversores. El proyecto ya ha ayudado a más de 2.000 empresas de varios países a recibir más de 13.000 millones de euros. No obstante, hay que tener en cuenta que originariamente el programa "Elite" surgió para romper una dinámica que era considerada como un límite autoimpuesto al crecimiento de la economía italiana: la negativa de exitosas empresas familiares italianas a abrirse al capital riesgo para acelerar su crecimiento.
En nuestra casa tenemos un reto similar. En Catalunya hay un mínimo de 30 empresas que podrían estar listadas en la London Stock Exchange, la bolsa de Londres, pero que no figuran en ningún mercado. Son empresas muy consolidadas, internacionalizadas y con un nivel de ventas anuales que van de los 23 millones hasta los 2.000 millones de euros.
Hay que empezar a hacer como los italianos, con su programa "Elite", y como los israelíes, listando nuestras empresas en Londres y otras bolsas internacionales
Hay otros ejemplos. Una pequeña pero relevante nación mediterránea, Israel, con cerca de 10 millones de habitantes, tiene 24 empresas listadas en la bolsa de Londres, con una capitalización conjunta de más de 13.000 millones. ¿Cómo es posible? Sencillo. Hay más de 6.000 inversores institucionales que operan en Londres y que no invierten en la bolsa de Tel-Aviv. Y de estos 6.000 inversores, el 90% son internacionales, es decir, no son británicos.
Catalunya tiene una economía fuerte, internacional y exportadora, capaz de atraer importantes inversiones directas extranjeras. Aun así, no facilitamos tanto como deberíamos que los inversores internacionales puedan ayudar a acelerar el crecimiento de nuestras empresas. Hay que empezar a hacer como los italianos, con su programa "Elite", y como los israelíes, listando nuestras empresas en Londres y otras bolsas internacionales.
Actualmente, para conseguirlo, la bolsa de Londres, nos lo pone muy fácil. Es la bolsa con más empresas internacionales del mundo y ha presionado al gobierno y a los reguladores británicos para aprovechar la oportunidad que ofrece el Brexit y hacer más competitivo el proceso de una empresa para salir a bolsa. El FCA, el regulador, publicó en el PS21/22 que incorporaba importantes reformas que permitirán, por ejemplo, reducir del 25% al 10% el requisito mínimo de emisiones de acciones al mercado necesario para salir a bolsa. También permitirá la existencia de "dual shares" a las empresas listadas a su segmento "premium".
Estas medidas tienen como objetivo proteger la propiedad de la empresa y evitar que los accionistas tomen el control. Unas medidas que tendrían que ser vistas con buenos ojos tanto por parte de las empresas familiares como por las empresas tecnológicas catalanas. Vale la pena que Catalunya tome nota y decida jugar en primera división, también en este ámbito.