Recientemente, se ha vuelto a activar el debate sobre las pensiones y si las llegaremos a cobrar. Los baby boomers y la generación X confían en que todavía las cobrarán, pero lo que más les inquieta es no saber la procedencia de los recortes y de dónde saldrá el dinero para pagarlos. Si miran atrás verán a una población activa que no crece suficientemente para hacer frente, fruto de una estructura económica de bajo valor añadido y, por tanto, de salarios bajos. Aparte de una tasa de fertilidad que no supera el 1,2%. Es decir, muy por debajo de la tasa de mantenimiento poblacional que estaría en torno a los dos hijos por pareja.
Si habla con los millennials, no entenderán de qué les habla porque creo que la mayoría de ellos, los más conscientes, tienen claro que no cobrarán tal como las entendemos ahora y, por tanto, en su radar se plantean fórmulas de ahorro personal por no depender de las pensiones. En cualquier caso, la ciudadanía ha tomado conciencia de que el sistema no es sostenible a largo plazo sin grandes reformas que no se ven en el horizonte.
Los millennials tienen claro que no cobrarán las pensiones como las entendemos ahora, mientras que en su radar se plantean fórmulas de ahorro personal por no depender de las pensiones
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en su último informe Financiando el futuro, ya alerta de una menor recaudación tributaria fruto del envejecimiento poblacional y un incremento claro de los gastos sanitarios y de las pensiones que hoy superan los 185.000 millones de euros. España, hoy en día, tiene un 65% de habitantes con posibilidades de estar en el mercado del trabajo, pero en 2060, como mucho, sólo tendrá el 56% de ellos. La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA), por su parte, también alerta de esta deriva y anuncia en su estudio Los efectos presupuestarios de la reforma de las pensiones 2021-2023: impacto total y la cláusula de salvaguarda del MEI que en 2050 el gasto del sistema social supondrá un 17,5% del PIB frente a unos ingresos para cubrirlo que sólo alcanzarán el 13%, debido sobre todo a la revalorización con el IPC y al aumento de las pensiones mínimas, agravando el déficit recurrente del sistema. Mala pieza en el telar.
Hay que recordar algunas fechas históricas importantes para entender porqué hemos llegado a donde estamos ahora. Los romanos quisieron expresar con la palabra Jubilare el grito de alegría que hacían los legionarios después de guerrear durante 25 años y podían recibir una parcela de terreno y una paga en dinero durante 12 años, teniendo en cuenta que la esperanza de vida estaría entre los 40 y 50 años. En España, en 1883 se empiezan a poner las bases para mejorar el bienestar de la clase obrera y en 1908 nace el Instituto Nacional de Previsión para gestionar las nuevas prestaciones. Durante la República crece mucho el gasto social y retrocede drásticamente con la dictadura hasta 1967, donde se da un salto relevante en las misérrimas pensiones del momento. Hay que recordar que la jubilación era a los 65 años, pero que la esperanza de vida era de 74 años en 1967. Por tanto, se tenían que financiar las pensiones de media unos nueve años de cada trabajador.
Con datos de hoy, la edad media de jubilación es de 64,7 años, pero la esperanza de vida que tenemos es la más alta de Europa con 83,3 años (que no os engañen con el tema de la dieta mediterránea, la causa real de la longevidad es el magnífico sistema sanitario que tenemos). Por tanto, de media debemos financiar 18,6 años de cada jubilado. Un pez que se muerde la cola, mejor sanidad y mejor alimentación nos alargan la vida, pero nos resistimos a incrementar la edad de la retirada laboral y no hace falta ser de ciencias para ver que esta ecuación no cuadra.
Cabe recordar que la jubilación era a los 65 años, pero que la esperanza de vida era de 74 años en 1967. Por tanto, se tenían que financiar las pensiones de media unos nueve años de cada trabajador
Poca gente somos conscientes de lo que destaca el Banco de España cuando dice que las pensiones españolas son las terceras más generosas de Europa detrás de las de Grecia y de Italia cuando, seguramente, la mayoría de la población tiene una percepción totalmente contraria a esta afirmación. No estamos hablando de cifras absolutas, sino que la tasa de beneficio de las pensiones o la relación entre la prestación media sobre el sueldo medio está un 22,8% por encima de la media europea. Tampoco somos conscientes de que proporcionalmente tenemos un gasto en pensiones un 34% más alto que Alemania y un 31% más que Francia con un menor nivel de empleo y, por tanto, de cotizantes.
Europa nos mira hace bastantes días y como a los niños pequeños, nos va amenazando con retirarnos la compra de deuda y retrasar las transferencias de los Fondos Next Generation, entre otras zanahorias, para ver si hacemos los deberes de una vez: Poder Judicial, déficit público, la reforma de las pensiones, etc. Pero como dice el dicho, cuesta mucho llevar gatos a ver y cuando van lo hacen con un desorden notorio. Mirad si no la reciente reforma hecha por el ministro Escrivá saltándose el consenso imprescindible en el marco del Pacto de Toledo de 1995, pasándolo por el Arco de Triunfo sin demasiados complejos, con parches puntuales para no perder bueyes y cencerros electorales y dando cierto respiro a los hombres de negro de Bruselas.
Que no os engañen con el tema de la dieta mediterránea, la causa real de la longevidad en España es el magnífico sistema sanitario que tenemos
Básicamente, el modelo de la reforma se centra en rebajar las pensiones máximas de forma progresiva, alargar la edad de jubilación y aumentar los impuestos al trabajo que actualmente se reparten 6 a 1 entre empresarios y trabajadores. FEDEA advierte que en los próximos cinco años las cotizaciones subirán entre 4 y 5 puntos para ajustar el déficit de la caja, por tanto, encareceremos el coste del trabajo y seremos menos competitivos. Vivimos en el país de los parches permanentes para no consensuar reformas de gran importancia que den seguridad a los contribuyentes y solvencia política a los gobernantes.
Cabe recordar que los gobiernos de todo color han utilizado la "caja" de las pensiones para financiar partidas impropias. En el 2011, Zapatero retira 12.690 millones de euros de los 66.815 millones que había en la supuesta hucha para pagar el paro de los desempleados y no generar más deuda pública. Rajoy no se queda corto y como aprendiz diligente, retira durante sus gobiernos 77.437 millones de euros, cargándose el límite de salvaguarda que tenía la caja para poder depredarla sin miramientos. Para rematarlo, el presidente Sánchez ya lleva drenados otros 5.900 millones de euros. Resumen: hemos pasado de tener los 2.011,66.815 millones de euros a los 2.153 millones en el 2019. Nadie se ha atrevido a vaciarla por completo para no generar un titular de vergüenza torera. Hablando de telarañas, recuerdo que en el 2017 uno de los grandes argumentos antiindependentistas era que fuera de España no se cobrarían las pensiones.
Vivimos en el país de los parches permanentes para no consensuar reformas de gran importancia que den seguridad a los contribuyentes y solvencia política a los gobernantes
Me estoy metiendo en camisa de once varas tocando este tema, pero arreglar las pensiones futuras no es tan difícil, sólo habría que hacer lo que recomiendan todos los organismos y expertos en la materia:
1. Incrementar el IVA para financiar las pensiones como ya hacen algunos países.
2. Ampliar el peso de los pensionistas en el IRPF.
3. Ampliar la edad de jubilación y ajustarla a la esperanza de vida.
4. Limitar la capacidad de depredar la caja con gastos impropios por motivos politicoelectorales sin el consenso de los agentes sociales.
5. De los tres pilares de la previsión social, ajustar el tercero, la previsión individual:
5.1 El primer pilar son las pensiones contributivas y no contributivas bajo los principios de reparto, proporcionalidad y de contribución.
5.2 El segundo pilar se basa en la previsión en la empresa: sistemas de pensiones promovidos por empresas y por autónomos como lo ha hecho muy acertadamente Autónomos de Cataluña (AUTCAT) con Caja de Ingenieros siendo líder en el país con esta iniciativa.
5.3 El tercer pilar es la previsión individual: se basa en la capitalización individual para hacer una bolsa de ahorro, pero el Gobierno no ha creado el marco incentivador necesario, sino todo lo contrario, ha reducido el importe máximo con deducción de 8.000 euros anual a 1.500 euros. Un contrasentido a corregir.
Sin crear y estimular una cultura de ahorro complementaria las futuras generaciones sufrirán mucho y está en nuestras manos facilitar que tengan un buen Jubilare.