Que Catalunya es un territorio de comarcas con sus particularidades, singularidades e identidades únicas, es uno de los motivos que la hacen especial para quien la quiere recorrer minuciosamente. Más de 8 millones de habitantes se agrupan en 947 municipios repartidos en 41 comarcas además del Vall d'Aran, mientras que el Barcelonès, el Vallès Occidental y el Baix Llobregat cuentan con la concentración mayoritaria de la población. Ahora bien, la "sorpresa económica" de este año tiene que ver con tres comarcas que lideran el crecimiento económico del país y se encuentran en la montaña. Y, pista, todo gracias al "empuje" de los servicios.
Las "reinas" -a menudo invisibilizadas- de la economía catalana son el Vall d'Aran (12%), la Alta Ribagorça (9%) y la Cerdanya (8,2%), que destacan por el auge de los servicios privados personales, como el comercio, la hostelería, la restauración y las actividades recreativas. Así lo plasma el Anuario Económico Comarcal de Catalunya del BBVA liderado por el catedrático de economía de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) Josep Oliver. Unos servicios que aportaron el 40% del crecimiento del PIB catalán, mientras que ha habido una "fuerte caída" de la agricultura.
Para entender el crecimiento de las comarcas de montaña ubicadas en el noroeste de Catalunya debe tenerse en cuenta el valor añadido bruto (VAB). Es decir, el indicador macroeconómico que detalla la producción total de "bienes y servicios en un ámbito" sin impuestos indirectos. A continuación, una radiografía por comarca.
Vall d'Aran, Baqueira-Beret y el motor del turismo
El Vall d'Aran siempre ha destacado tradicionalmente por la ganadería y la explotación forestal mientras con el transcurso de las décadas, el turismo se ha convertido en el gran motor económico que ha visto en la apertura del túnel de Vielha y la apuesta por la estación de esquí de Baqueira-Beret, los grandes puntales. También han dado la bienvenida a nuevas tendencias y se ha dado valor a la naturaleza, a los parques nacionales, a deportes de mucha exigencia y la desestacionalización por contar con visitantes durante el verano. Una economía vinculada al turismo y los servicios que lo han complementado con la ganadería, las reformas, el sector del mantenimiento y la construcción.
Vall d'Aran y Barcelonès son las dos únicas comarcas catalanas que concentran más del 80% de su valor añadido bruto en el sector servicios
Como curiosidad, sólo dos comarcas catalanas concentran más del 80% de su valor añadido bruto en el sector servicios. Una es el Barcelonès, donde se encuentran las sedes administrativas de las principales empresas y el gobierno de la Generalitat, así como la máxima planta hotelera y los hospitales más importantes. La otra es el Vall d'Aran, una marca turística de invierno, gracias al deporte de nieve, pero también a la falta de alternativas de una demarcación aislada durante siglos. Así lo plasman las cifras: Vall d'Aran es la zona donde más crece la renta por habitante, según el Idescat. Y la cereza del pastel: Baqueira Beret factura sesenta millones anuales con un millón de esquiadores.
El Alta Ribagorça: del carbón al turismo
La Alta Ribagorça es la comarca vecina del Vall d'Aran que está dividida en tres municipios: el Pont de Suert, el Vall de Boí y Vilaller y que cuenta con cerca de 3.800 habitantes. Una zona conocida mundialmente por las iglesias románicas del siglo XXI, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Uneso. Como sucede con las comarcas de alrededor siempre se han dedicado a la ganadería y a la agricultura, con poca actividad industrial, a pesar de contar con varias explotaciones mineras sobre todo de carbón. Un fenómeno similar al de Vall d'Aran porque el turismo se ha convertido en un auténtico motor económico, gracias a los recursos naturales y el relieve geográfico. De ahí que haya numerosos hoteles, casas de turismo rural, campings y refugios de montaña. A destacar el Parc Nacional d'Aigüestortes que queda muy cerca y tiene más de 500.000 visitantes al año.
La Cerdanya y las clases altas de Barcelona
Quien ocupa el podio en tercera posición es la Cerdanya, que también limita con Francia y dispone de 19.000 habitantes. Un territorio que gracias a la apertura del Túnel del Cadí en 1984, ha contado con una obra millonaria de más de cinco kilómetros que ha transformado la economía de dos comarcas junto al Berguedà, pero genera debate a causa del precio. Destaca por las segundas residencias, la presencia de estaciones de esquí, hostelería, construcción y comercio. A menudo es calificada como "la zona de recreo de las clases altas del Área Metropolitana de Barcelona". Con la gran losa: el precio de la vivienda expulsa a los jóvenes de la Cerdanya, donde el 63% son segundas residencias.
La bajada de la agricultura
Tras el auge de las comarcas montañosas, destaca el eje de Girona, que creció un 6,5% en VAB, impulsado por el Alt Empordà (+7,9%) y el Baix Empordà (+7,5 %). El área de Barcelona subió un 5,8%, frente al Barcelonés (+6,8%) a la cabeza. Sin embargo, el peso que tiene la agricultura en Lleida explica que esta demarcación fuera la que menos creció durante 2022 respecto al año anterior, a excepción de las senderistas mencionadas anteriormente. El sector primario registró un bajón del 22,9% en Lleida, un 19,8% en las comarcas centrales y un 14,5% en Tarragona. Un fenómeno significativo que se puede extrapolar en el caso de Vall d'Aran, Alta Ribagorça y Cerdanya que han virado hacia un turismo desestacionalizado, para convertirlo en el auténtico motor económico del territorio.