
13
de Enero
de
2016
Act.
14
de Enero
de
2016
Las principales potencias asiáticas como la China o el Japón quedan lejos de Cataluña. Y no sólo en kilómetros. Con la obligada precaución que requiere hablar de países que prácticamente se pueden considerar continentes enteros, hay disparos característicos que definen la manera de trabajar en estas áreas. "Las barreras que hay son más culturales que económicas. Gente muy preparada puede fracasar de forma estrepitosa sólo por el desconocimiento de las diferencias culturales", asegura a VÍA EmprendidaJaume Giné, profesor asociado del Departamento de Derecho de Esade, miembro de Casa Asia y gran conocedor y amante de este continente.
Xavier Aubareda, controller de Ficosa en Shanghai, vive y trabaja en la ciudad china desde el 2008. "Es una cultura completamente diferente. Aparte del choque cultural, tienes un día a día personal más allá del profesional. Desde la comida a la conducción, hasta que no te adaptas es complicado", reconoce a VÍA Emprendida durante sus vacaciones de Navidad en Cataluña.
De entrada, Aubareda deja claro que "la China se tiene que ver como un continente, no como un país. De punta a punta hay siete horas de avión". Esto incluye regiones muy diferentes. "Al oeste son musulmanes, no comen cerdo. En Shanghai la comida es más dulce. Al norte en invierno llegan a -30 grados, y al sur, a Canton, los gusta mucho el pescado y tienen mucha relación con Hong Kong", resume a grandes rasgos.
"Hay mucha gente que va a la China y no sabe que allá hay diferentes lenguas", añade Jaume Giné. "En Pekín hablan el mandarí, en Shanghai el wu y a Canton el cantonès. En función del tono, una palabra puede cambiar su significado. Hay varias lenguas, pero una sola escritura", indica.
A la hora de trabajar en el país, Aubareda asegura que "el tema del idioma es importante, pero es más clave entender la cultura". El directivo de Ficosa explica que su día a día es en inglés, a pesar de que habla el chino mandarí. "Esto por ellos es cómo cuando viene un extranjero en Cataluña y habla catalán. Cambia tu opinión porque voces que se esfuerza para integrarse, a pesar de que no sea un tema clave". Sea como fuere, Aubareda insiste que "en ambientes internacionales y ciudades grandes como Shanghai puedes trabajar sólo con el inglés".
Una firme jerarquía
"El funcionamiento de las empresas es muy jerárquico", constata Xavier Aubareda. "A los chinos los cuesta mucho cuestionar la decisión de algún superior", añade. Después de tantos años trabajando en la China, incluso evidencia que "muchas veces se ahorran la pregunta y llegarán a hacer una cosa mal para no tener que preguntar. Son muy respetuosos con sus superiores".
Esta disciplina puede llegar en su punto que, tal como relata Aubareda, "si como empleado pides algo a alguien que queda fuera de su responsabilidad, tendrás mucha suerte si te acaba ayudante. Están muy centrados a su parcela".
Jaume Giné confirma que en el Japón también tienen una relación muy jerárquica. "La decisión la toma el máximo dirigente, y si te reúnes con ellos tienes que tener muy claro quién es quién". El profesor de Esade insiste en el hecho que "tienen muy subdividido el trabajo que los corresponde, y cada cual habla del que le toca. Llegar a acuerdos entre occidentales puede ser rápido, y entre orientales puede ser muy lento".
El arte de negociar
Precisamente las técnicas de negociación de japoneses o chinos distan mucho del que es habitual en Europa. "Uno de los principios generales de la cultura confuciana es el de la armonía social. Los asiáticos confucians, cuando eres con ellos, quieren mantener una armonía y equilibrio evitando siempre la confrontación directa con los otros", destaca Giné.
Asegura que "analizan los temas con prudencia y no toman las decisiones de manera rápida"; y que "las relaciones de confianza también son clave para hacer negocios con ellos. No basta con una buena propuesta de negocio, negociar con un asiático requiere tiempo, paciencia y persistencia. Los detalles son los que pueden hacer salir adelante o paralizar un negocio".
En este punto, el intérprete es muy importante porque "a la hora de negociar no los gusta tocar temas muy concretos y buscan un acuerdo global", dice Giné. Experto en esta área, recuerda que "el Derecho no ha jugado un papel clave en la cultura asiática, lo han hecho las relaciones personales y no las contractuales. Tienen tendencia a ir renegociando a medida que avanzan los temas. Por eso es muy importante tener una buena estrategia a la hora de negociar".
En esta línea, profundiza que "un japonés no quiere improvisar nada en la negociación y se centra en la agenda". El profesor de Esade recuerda que "los silencios también son importantes. No dicen nunca que no, pero esto no quiere decir que te digan que sí".
Orden, puntualidad y perseverancia
"Son muy puntuales. Las reuniones empiezan y acaban a la hora prevista. Si tienes un imprevisto y no llegas a tiempo, tienes que trucar y avisar", recuerda Giné. "Si dicen que acaban a las 12, a las 12 sevan", insiste.
Jaume Giné también destaca que "las presentaciones y las carpetas tienen que estar impecables, si puede ser en japonés y como mínimo en inglés". A pesar de todas estas especificidades, pero, asegura que "la ventaja de un socio confucià es que, a pesar de que cuesta mucho entrarle, si superas las barreras culturales y estableces confianza, es un socio muy fiable".
Hablando del carácter chino, Xavier Aubareda lo contrasta con el catalán. "A nosotros nos cuesta abrir un negocio o montar un proyecto. En cambio, si una cosa buena tienen los chinos, es que probarán un negocio y si no los va bienabrirán otro. Y si no, otro". De este modo, asegura, "al final acabarán encontrando algo que los funcione".
Trabajar como un chino?
Una expresión tan habitual como poco decorosa hace referencia a "trabajar como un chino", haciendo alusión a una infatigable capacidad de trabajo. Jaume Giné apunta que "la mayoría de chinos no son religiosos y tienen al ADN hacer negocios y ganar dinero". Asegura que "los cuesta hacer vacaciones, pero cómo que cada vez tienen más sociedades de consumo, necesitarán más fiestas para poder consumir". En este sentido, el año nuevo chino es "una de las semanas que se consume más y hacen unos días de fiesta con todo el mundo volviendo a casa".
Por Xavier Aubareda, después de varios años trabajando en el país, "la frase trabajar como un chino tiene parte de realidad". Constata que el gobierno "ha intentado promocionar el mercado interior para no depender tanto de las exportaciones, y lo ha hecho mejorando la seguridad social favoreciendo que la gente no tuviera que ahorrar tanto". Según el responsable de Ficosa, "ahora se lo pueden gastar en un coche nuevo, que los gustan mucho. Cada vez tienen más vacaciones, sobre todo si trabajan en empresas internacionales".
El papel de la mujer, la asignatura pendiente
Sobre el papel que juega la mujer en el mercado de trabajo, Aubareda asegura que "para llegar al nivel catalán los queda un largo camino". Destaca que es un punto muy cultural que muestra el papel de la mujer a la sociedad. "En la China es como España hace 20 o 30 años. Se casan con 20 años, tienen el hijo con 22, y la mayoría de mujeres son las que sehacen cargo". Matiza, pero, que "en las grandes ciudades la mujer también trabaja, y dejan el hijo con los abuelos. Pero el papel importante al trabajo es el del hombre".
A su vez, Jaume Giné indica que tanto en el Japón como la China "los choca la presencia de mujeres directivas en el trato con empresas extranjeras, pero sevan acostumbrando". Por el profesor de Esade, "tienen que entender que a Occidente la mujer ya es en todas partes"; y asegura que "a las culturas asiáticas se derrocha el papel de la mujer. Los mejores expedientes académicos son de mujeres, pero cuando se casan y tienen hijos dejan el trabajo, y después como mucho vuelven a media jornada". Por todo ello, lamenta, "el hombre continúa teniendo un papel basado en el orden jerárquico".
Xavier Aubareda, controller de Ficosa en Shanghai, vive y trabaja en la ciudad china desde el 2008. "Es una cultura completamente diferente. Aparte del choque cultural, tienes un día a día personal más allá del profesional. Desde la comida a la conducción, hasta que no te adaptas es complicado", reconoce a VÍA Emprendida durante sus vacaciones de Navidad en Cataluña.
De entrada, Aubareda deja claro que "la China se tiene que ver como un continente, no como un país. De punta a punta hay siete horas de avión". Esto incluye regiones muy diferentes. "Al oeste son musulmanes, no comen cerdo. En Shanghai la comida es más dulce. Al norte en invierno llegan a -30 grados, y al sur, a Canton, los gusta mucho el pescado y tienen mucha relación con Hong Kong", resume a grandes rasgos.
"Hay mucha gente que va a la China y no sabe que allá hay diferentes lenguas", añade Jaume Giné. "En Pekín hablan el mandarí, en Shanghai el wu y a Canton el cantonès. En función del tono, una palabra puede cambiar su significado. Hay varias lenguas, pero una sola escritura", indica.
A la hora de trabajar en el país, Aubareda asegura que "el tema del idioma es importante, pero es más clave entender la cultura". El directivo de Ficosa explica que su día a día es en inglés, a pesar de que habla el chino mandarí. "Esto por ellos es cómo cuando viene un extranjero en Cataluña y habla catalán. Cambia tu opinión porque voces que se esfuerza para integrarse, a pesar de que no sea un tema clave". Sea como fuere, Aubareda insiste que "en ambientes internacionales y ciudades grandes como Shanghai puedes trabajar sólo con el inglés".
Una firme jerarquía
"El funcionamiento de las empresas es muy jerárquico", constata Xavier Aubareda. "A los chinos los cuesta mucho cuestionar la decisión de algún superior", añade. Después de tantos años trabajando en la China, incluso evidencia que "muchas veces se ahorran la pregunta y llegarán a hacer una cosa mal para no tener que preguntar. Son muy respetuosos con sus superiores".
Esta disciplina puede llegar en su punto que, tal como relata Aubareda, "si como empleado pides algo a alguien que queda fuera de su responsabilidad, tendrás mucha suerte si te acaba ayudante. Están muy centrados a su parcela".
Jaume Giné confirma que en el Japón también tienen una relación muy jerárquica. "La decisión la toma el máximo dirigente, y si te reúnes con ellos tienes que tener muy claro quién es quién". El profesor de Esade insiste en el hecho que "tienen muy subdividido el trabajo que los corresponde, y cada cual habla del que le toca. Llegar a acuerdos entre occidentales puede ser rápido, y entre orientales puede ser muy lento".
El arte de negociar
Precisamente las técnicas de negociación de japoneses o chinos distan mucho del que es habitual en Europa. "Uno de los principios generales de la cultura confuciana es el de la armonía social. Los asiáticos confucians, cuando eres con ellos, quieren mantener una armonía y equilibrio evitando siempre la confrontación directa con los otros", destaca Giné.
Asegura que "analizan los temas con prudencia y no toman las decisiones de manera rápida"; y que "las relaciones de confianza también son clave para hacer negocios con ellos. No basta con una buena propuesta de negocio, negociar con un asiático requiere tiempo, paciencia y persistencia. Los detalles son los que pueden hacer salir adelante o paralizar un negocio".
En este punto, el intérprete es muy importante porque "a la hora de negociar no los gusta tocar temas muy concretos y buscan un acuerdo global", dice Giné. Experto en esta área, recuerda que "el Derecho no ha jugado un papel clave en la cultura asiática, lo han hecho las relaciones personales y no las contractuales. Tienen tendencia a ir renegociando a medida que avanzan los temas. Por eso es muy importante tener una buena estrategia a la hora de negociar".
En esta línea, profundiza que "un japonés no quiere improvisar nada en la negociación y se centra en la agenda". El profesor de Esade recuerda que "los silencios también son importantes. No dicen nunca que no, pero esto no quiere decir que te digan que sí".
Orden, puntualidad y perseverancia
"Son muy puntuales. Las reuniones empiezan y acaban a la hora prevista. Si tienes un imprevisto y no llegas a tiempo, tienes que trucar y avisar", recuerda Giné. "Si dicen que acaban a las 12, a las 12 sevan", insiste.
Jaume Giné también destaca que "las presentaciones y las carpetas tienen que estar impecables, si puede ser en japonés y como mínimo en inglés". A pesar de todas estas especificidades, pero, asegura que "la ventaja de un socio confucià es que, a pesar de que cuesta mucho entrarle, si superas las barreras culturales y estableces confianza, es un socio muy fiable".
Hablando del carácter chino, Xavier Aubareda lo contrasta con el catalán. "A nosotros nos cuesta abrir un negocio o montar un proyecto. En cambio, si una cosa buena tienen los chinos, es que probarán un negocio y si no los va bienabrirán otro. Y si no, otro". De este modo, asegura, "al final acabarán encontrando algo que los funcione".
Trabajar como un chino?
Una expresión tan habitual como poco decorosa hace referencia a "trabajar como un chino", haciendo alusión a una infatigable capacidad de trabajo. Jaume Giné apunta que "la mayoría de chinos no son religiosos y tienen al ADN hacer negocios y ganar dinero". Asegura que "los cuesta hacer vacaciones, pero cómo que cada vez tienen más sociedades de consumo, necesitarán más fiestas para poder consumir". En este sentido, el año nuevo chino es "una de las semanas que se consume más y hacen unos días de fiesta con todo el mundo volviendo a casa".
Por Xavier Aubareda, después de varios años trabajando en el país, "la frase trabajar como un chino tiene parte de realidad". Constata que el gobierno "ha intentado promocionar el mercado interior para no depender tanto de las exportaciones, y lo ha hecho mejorando la seguridad social favoreciendo que la gente no tuviera que ahorrar tanto". Según el responsable de Ficosa, "ahora se lo pueden gastar en un coche nuevo, que los gustan mucho. Cada vez tienen más vacaciones, sobre todo si trabajan en empresas internacionales".
El papel de la mujer, la asignatura pendiente
Sobre el papel que juega la mujer en el mercado de trabajo, Aubareda asegura que "para llegar al nivel catalán los queda un largo camino". Destaca que es un punto muy cultural que muestra el papel de la mujer a la sociedad. "En la China es como España hace 20 o 30 años. Se casan con 20 años, tienen el hijo con 22, y la mayoría de mujeres son las que sehacen cargo". Matiza, pero, que "en las grandes ciudades la mujer también trabaja, y dejan el hijo con los abuelos. Pero el papel importante al trabajo es el del hombre".
A su vez, Jaume Giné indica que tanto en el Japón como la China "los choca la presencia de mujeres directivas en el trato con empresas extranjeras, pero sevan acostumbrando". Por el profesor de Esade, "tienen que entender que a Occidente la mujer ya es en todas partes"; y asegura que "a las culturas asiáticas se derrocha el papel de la mujer. Los mejores expedientes académicos son de mujeres, pero cuando se casan y tienen hijos dejan el trabajo, y después como mucho vuelven a media jornada". Por todo ello, lamenta, "el hombre continúa teniendo un papel basado en el orden jerárquico".