Llevamos un tiempo en el que se están agravando los riesgos geopolíticos globales. El conflicto entre Israel e Irán, en particular, genera una gran preocupación, no solo por las consecuencias directas que pueda tener en la región y por todos los daños personales, sino también por la posibilidad de que implique a más países en una escala global. Este conflicto podría impactar en el precio del petróleo, extremadamente sensible a los acontecimientos del Próximo Oriente. El riesgo de una escalada en la tensión entre estos dos países es elevado, y cualquier interrupción en el suministro de petróleo podría tener repercusiones inmediatas en las economías mundiales y, por supuesto, en los mercados financieros. Y, simultáneamente, hay otros focos de inestabilidad como pueden ser la guerra entre Rusia y Ucrania o las próximas elecciones en Estados Unidos
Cualquier interrupción en el suministro de petróleo podría tener repercusiones inmediatas en las economías mundiales
A escala económica, muchas empresas están aumentando sus beneficios, pero vemos que en Europa la locomotora alemana está perdiendo fuerza y amenaza al continente. En cambio, la economía norteamericana evoluciona bien y la china está volviendo a tomar fuerza. En Catalunya y en el estado español, las previsiones para finales de 2024 y 2025 son buenas y se espera que la economía siga creciendo, aunque menos que en 2023. Y la inflación sigue dando buenas noticias, y mientras esto sea así veremos cómo los tipos de interés van bajando. Por tanto, a escala económica predominan las buenas perspectivas económicas.
Pero volviendo a las tensiones geopolíticas, debemos tener en cuenta que estas se producen en un momento especial para las bolsas mundiales. En Europa, el Eurostoxx ha alcanzado máximos que no se veían desde hace muchos años. Y lo mismo ocurre en Estados Unidos. Estas subidas reflejan la confianza de los inversores en la evolución económica y en un entorno financiero más favorable, especialmente a medida que la inflación ha comenzado a moderarse y se prevé una relajación en los tipos de interés. Sin embargo, cuanto más altas están las bolsas, mayor es el riesgo de corrección. Cualquier evento negativo significativo, como los riesgos geopolíticos mencionados, podría provocar una caída brusca de los mercados. Conviene tener en cuenta que la bolsa reacciona no solo a las realidades económicas, sino también a las expectativas y percepciones sobre el futuro. Por tanto, la buena marcha de la economía podría verse muy perjudicada si los acontecimientos geopolíticos escalan más.
Conviene tener en cuenta que la bolsa reacciona no solo a las realidades económicas, sino también a las expectativas y percepciones sobre el futuro
En resumen, de aquí a finales de año tenemos unos meses críticos para los mercados financieros. Será necesario mantenerse alerta ante la evolución de estos riesgos y considerar la posibilidad de adoptar una estrategia más prudente. Quizás ha llegado el momento de aumentar la liquidez, especialmente mientras no se complete la bajada esperada de tipos de interés. Si un inversor ha invertido en bolsa con una perspectiva a largo plazo, en empresas sólidas que pagan un buen dividendo, tal vez no sea necesario hacer nada. Pero si la perspectiva de la inversión es a más corto plazo, será necesario ser más cauteloso y considerar la posibilidad de aumentar la parte de los recursos que se mantiene en activos más líquidos y con muy bajo riesgo. En momentos como estos, conviene aumentar los niveles de prudencia. Como se dice en el mundo de las finanzas: “Hay dos estrategias: la prudente y la mala”.