La lista de la compra cada vez és més bio
La lista de la compra cada vez és més bio

Consumo bio: una apuesta segura

El número de empresas dedicadas a la alimentación ecológica crece un 13,56% en cinco años por la llegada de las grandes compañías al sector

No es nuevo que el mercado ecológico vive un de sus mejores momentos. Los datos económicos del sector lo dicen desde hace muy bien cinco años, pero es en estos últimos 12 meses cuando más se ha notado la buena salud de la venta y consumo bio. Y es que según las cifras más recientes del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio ambiente, al cierre del 2016 el número de industrias que se dedicaban creció un 13,56%. Es decir, 6.615 compañías más, tan grandes como pequeñas. Porque uno de los puntals del impulso de los últimos meses en el mercado de productos orgánicos es precisamente la entrada de multinacionales y actores conocidos con nuevas propuestas.

Todos tienen cabida. Lo demuestra el Cómo Como Festival (CCF), que desde este viernes y hasta domingo reúne todo tipo de productores y distribuidores en Barcelona para acercar la diversidad del mercado biológico al consumidor. participan una sexagésima de empresas que trabajan desde la propia alimentación hasta servicios de salud, también restaurantes, gimnasios y editoriales.

Arriesgar para ser diferentes

Cada una de estas organizaciones ha hecho camino de manera diferente. Los pequeños productores, con recursos escasos y picando piedra para convertir el ecológico en un nicho de mercado potente. Un buen ejemplo es Hierbas de la Cuenca, con unos cuántos años a las espaldas con un negocio familiar dedicado a la comercialización de infusiones y plantas aromáticas.

El 2014 hizo un salto adelante con la entrada del actual gerente, Armand Folch, a la compañía que hasta el momento lideraba su padre. "Quería darle una finalidad y valor añadido a la planta mediterránea que él ya cultivaba y se me acudieron propuestas como las sales de hierbas, chocolates con hierbas o patés vegans", explica. Todo un acierto que los ha traído a comercializar algunos de los productos más vendidos en grandes cadenas del sector como Veritas u Obbio.

Folch: "Un golpe lo has probado en versión ecológica, es difícil encontrar un sustituto que te ofrezca la misma calidad"

Cómo que ellos son los productores de la materia primera, se ahorran la busca de proveedores. Folch reconoce que dar el paso al ecológico no es fácil, pero recuerda que cada vez son más quienes optan para especializarse y entrar. "Es un esfuerzo extra que compensa", afirma, "fidelitza mucho más porque, un golpe lo has probado en versión ecológica, es difícil encontrar un sustituto que te ofrezca la misma calidad". Por eso explica que la tarea más difícil es dar a conocer sus propuestas y hacer entrar el cliente, que hasta el momento optaba por las hierbas tradicionales de los supermercados.

Además, su catálogo cuenta con productos específicos que pocas marcas se atreven a probar. "Nosotros no tenemos un pulmón financiero muy grande y hemos decidido arriesgar para diferenciarnos y destacar", justifica el director general, quien recuerda que el resto prefiere ir a un público general y con propuestas con una rotación más elevada. Sabe que tarde o temprano uno de los grandes puede decidir entrar en el mismo segmento que ellos y lo celebraría si pasara, porque, como dice, "costará más vender, pero hará que haya más personas que quieran comprar y consumir alimentos orgánicos".

Más allá de la etiqueta bio, Hierbas de la Cuenca es un productor local. Es un valor añadido que está ganando terreno y que Folch remarca como disparo característico para atraer nuevos clientes: "El producto de casa está de moda, la gente cada vez tiene más conciencia ecológica".

Convertirse en la nueva cerveza

El caso de Mün Ferments, también presente al CCF, es muy parecido. Nació de la necesidad de en Jordi Dalmau de encontrar un fermentado que lo ayudara a superar el día en día del síndrome de Gilbert que sufre. No tiene efectos graves, pero hace que tenga el nivel de bilirrubina en sangre más elevado del normal. Esto supone, por ejemplo, tener resaca con una cerveza o, incluso, notar los síntomas sin haber bebido. Su hígado no funciona como el de una persona sana.

Kombutxa

Su objetivo es que el kombutxa siga el mismo camino que el kèfir, que empezó como un alimento terapéutico y se está convirtiendo en un elemento de consumo por placer como si fuera un yogur. Por eso ya se puede encontrar a las neveras de muchos supermercados. Pero con esta bebida Dalmau quiere ir una pasa por delante: "Queremos trasladar la situación que hay en Australia y Nueva Zelanda. Allá tienen a los bares y la sirven en tirador como si fuera cerveza". Es una idea ambiciosa, a pesar de que no escatima esfuerzos para conseguirlo.

Dalamau: "No tienes un bolsillo generoso que te permita superar las inclemencias o invertir mucho en marketing"

Mün Ferments ha sido la primera compañía a traer este té fermentado a los restaurantes. Compiten directamente contra vinos, agua y refrescos, y se salen. De aquí que el cofundador no dude a señalar que ser pequeños no es ningún lastre. "La única traba es que no tienes un bolsillo generoso que te permita superar con cierta estabilidad las inclemencias o invertir mucho en marketing para darte a conocer", puntualiza.

Comparte la opinión de Folch respecto al beneficio de la entrada de nuevos actores. No los tiene miedo, más bien ruega porque aumenten en número y generen competencia porque significará que la sociedad ha virat hacia un mayor consumo de alimentos ecológicos. Reconoce que ellos siempre tendrán un precio más elevado que el kombutxa que algún día pueda hacer una multinacional. Ahora bien, tiene la certeza que cabe de ellos será de la misma calidad y que, como pasa con todos los productos, habrá clientes que prioricen qué beben y otros que se gastan.

Mientras Hierbas de la Cuenca tenía resuelta gran parte de la materia primera, Mün Ferments necesita tener una buena cartera de proveedores. Todo tiene que ser ecológico: desde el productor hasta el intermediario que le facilita el producto. Si alguno de ellos no tiene el certificado del Consejo Catalán de la Producción Agraria Ecológica (CCPAE) o de alguno otro ente, ya no se puede vender como bebida biológica. Y ellos quieren servir kombutxa orgánico. Precisamente esta es, según Dalmau, la tarea más difícil de su día a día al laboratorio de Organyà (Alt Urgell) donde elaboran el brevatge milagroso.

Aterrizar desde la Primera División

Si estas dos empresas ilustran las dificultades de operar al mercado ecológico con recursos limitados, Danone es uno de los mejores ejemplos para hablar de multinacionales que también ha hecho su apuesta. El 2011 integró a su accionado Stonyfield, el más grande productor de yogures ecológicos de los Estados Unidos para entrar. Se materializó seis años más tarde con la salida al mercado de Las2Vaches en Francia, siguiendo la estrategia y modelo logístico que ya había diseñado la compañía para el continente norteamericano. El 2016 llegó Las 2 Vacas al Estado español, uno de los países europeos con menor distribución de productos ecológicos a las grandes superficies, según apuntan fuentes de la multinacional a VÍA Emprendida.

las 2 vacas

La apuesta fue buena y por eso ahora la multinacional ha apostado por Fuente Vieja Organics, una bebida ecológica en base de agua mineral natural y zumo de frutas que quiere cubrir la demanda de refrescos sanos. Está hecho con productos 100% biológicos y de proveedores europeos.

Con los yogures ecológicos, Danone se aseguró la supervivencia de un nuevo producto al mercado con la integración de una compañía con experiencia. Ahora, con esta bebida, se han atrevido a hacerlo sin ningún refuerzo.

Ciertamente, cuentan con unos recursos financieros que los dan más solidez que a los pequeños productos, pero el consumidor de alimentación ecológica tiende a rechazar productos elaborados por multinacionales. La compañía lo sabe y por eso convierte esta pequeña debilidad en una fortaleza a partir de la colaboración con productores locales que avalen la calidad de su producto.

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