"Las mujeres empresarias hagamos cómo que subimos al tobogán. Recordáis cuando os echabais del tobogán y teníais aquella sensación? Es... ostras! Que se paro el momento! Es la sensación de 'hemos podido', cuando quizás el difícil ha sido llegar hasta arriba del todo". Con esta comparación, cargada de emoción, explica Berta Milán que se siendo dirigiendo un proyecto cooperativo. Su particular tobogán es la empresa Serlicoop Servicios, una cooperativa alicantina fundada por su familia en Elda y de la que ella es ahora la directora general.
Como Milán, extravertida y dispuesta a exponer sus experiencias sin paracaídas, otras dos mujeres han participado en la encontrada Mujeres y cooperativismo, organizada por la Asociación de Empresarias y Profesionales de Valencia (EVAP), Alícia Soler, del equipo de dirección de Caja Popular y Cate Corell, quién fue la primera consejera de la Cooperativa Agrícola de Viver. Según cifras de la Confederación de Cooperativas de la Comunidad Valenciana presentadas por su presidente, Emili Villaescusa, hay un 47% de ocupación femenina en las cooperativas valencianas. Aun así, en cooperativas de trabajo asociado el 36% son mujeres, en las agroalimentarias suponen el 42% y en las de crédito, el 69%. "No podemos seguir derrochando el nivel de talento existente", mantiene Villaescusa.
En el caso de Serlicoop, la mirada de género está en la raíz de su proyecto empresarial. Después de la crisis del 1992, la familia Milán, desahuciada, tuvo que cerrar su empresa de calzado, la industria imperante en la región sur de Alicante. "En nuestra zona, que es eminentemente zapatera, hubo mucha gente que se quedaron sin trabajo. Fue ma madre, que estaba en la asociación de vecinos, quién pensó que había que hacer algo", explica. "Funcionó la conjunción de las mujeres como superación de la crisis porque la única manera de organizarse es con la fuerza de trabajo", mantiene la empresaria.
Desde esta experiencia, Milán considera que "hay que ver cuál es el origen de la cooperación y por eso la empoderament femenino es importante". Su empresa ofrece servicios de limpieza, servicios, ayuda a domicilio... profesionalizaron el que mejor sabían hacer las mujeres: tener cura del hogar y la familia. "Ellas sabían trabajar, limpiar y cuidar, pero esto tenía que profesionalizarse. De hecho, homologamos todas nuestras aulas para tener certificados", explica.
"El patriarcado también está en nosotros"
También en la Cooperativa de Viver, en Castelló, la fuerza de las mujeres estira del proyecto con fuerza. Siempre, pero, encontramos más mujeres por debajo que en las altas esferas: "De los 490 socios que somos, el 29% son mujeres y de los trabajadores, tenemos un 69% de representación femenina", explica Cate Corell. Esta química de formación, enamorada del trabajo en el sector primario, es responsable del éxito del aceite Lágrima, un producto gurmet de éxito reconocido. Pero producir el líquido dorado no podía ser el único camino: "La cooperativa la formamos en 90, pero nos dimos cuenta que haciendo solo aceite no podíamos hacer nada. Nos faltan mujeres, jóvenes. Estiércol muchos tipo de aceites, e intentamos buscar un precio justo. Hagamos aceite pero también tenemos tres supermercados con Consumo porque o diversificábamos o moríamos", apunta.
Milán: "Hay que ver cuál es el origen de la cooperación y por eso la empoderament femenino es importante"
Quién va empezando conduciendo el tractor pasó a consejera de la Cooperativa en 2004 y ahora ha dejado la silla porque busca otros retos personales, pero encontrar un recambio femenino no ha sido fácil: "Hay algo que está pasando porque hay muchas mujeres que han dicho que no. Cuando estás en un debate distendido participan, pero estoy convencida que hay muchas mujeres que no quieren dar el paso, y tendríamos que intentar analizar qué pasa. Mi perspectiva ha cambiado mucho y fue un hombre quién me hizo ver que la realidad era otra, porque el patriarcado también está en nosotros". Según Corell, "el capitalismo nos ha hecho pensar mucho en los beneficios y no nos ha dejado pensar en la humanización", añade.
El sector financiero... es masculino?
Pero, porque no se postulan las mujeres? Alícia Soler, del equipo de dirección de Caja Popular (entidad con 41 años de historia, 350 trabajadores y 74 oficinas), reconoce que las mujeres siempre "tenemos dudas cuando te ofrecen un ascenso". Y lo comenta mirando el suyo cercando: el 60% de su entidad financiera son mujeres pero de las 11 personas que forman parte de la dirección, sólo 4 son mujeres. Y continúa: "De las 69 oficinas, 20 somos mujeres. De las 4 direcciones de zona, la única mujer soy yo. Y a escala de Consejo Rector, no hay representación de mujer, pero si en la parte de los trabajadores".
El proceso de reflexión interna de las mujeres profesionales que tienen que asumir retos es complejo. "Tienes fases, hasta que te das cuenta que necesitas una persona que tiene que ayudarte... mientras tanto, te vas complicando la vida a solas. En mi caso ha sido un proceso largo y creo que es fundamental cambiar determinados paradigmas de trabajo, que el presencialisme no sea tan importante. Cuando te miden por objetivos no por tus horas, hay un paso", explica Soler.
Soler: "Es fundamental cambiar determinados paradigmas de trabajo, que el presencialisme no sea tan importante"
Para todas, cooperativistas, empresarias, mujeres directivas, la clave es "la resiliencia. Las mujeres tenemos que ser así".