A veces me preguntan cómo es que la bolsa sube cuando representa que estamos en crisis en todo el mundo. Entonces tienes que explicar que la bolsa ha perdido gran parte de la conexión con el mundo real y ya no actúa como indicador avanzado de la economía productiva, que mueve volúmenes de dinero varias veces equivalentes al PIB mundial, que la digitalización lo ha globalizado a pesar de que ha acentuado el carácter especulativo... Y que en esta crisis, como en todas, pero de momento de forma más acentuada, hay que los van mal y hay los que van bastante bien. De momento.
Hace unas semanas, llamaba la atención como después de la bajada bursátil mundial de marzo sobresalían los nombres de los grandes vencedores: Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet (Google) y Facebook. Son las llamadas grandes tecnológicas, aunque en realidad en su modelo de negocio la tecnología tenga un papel diverso, las que impulsan los índices bursátiles hacia arriba. Así, el Nasdaq -nacido para empresas emergentes y ahora especializado en empresas tecnológicas- es el primer mercado que ya experimenta ganancias en el conjunto del 2020. Las crisis, como siempre, acentúan y aceleran tendencias que ya hacía tiempos que se estudiaban: teletrabajo, digitalización, compras en linea... Y hay los ganadores de la crisis.
Aceleración de los cambios anunciados
Pero si ya no resulta novedad que las tecnológicas ocupen los primeros puestos en la valoración bursátil mundial, estas semanas también hemos sabido que la empresa de automóviles eléctricos Tesla superaba en valoración el grupo Volkswagen, cuando este último produce diez veces más automóviles que Tesla.
Tesla ha superado en valoración el grupo Volkswagen, cuando este último produce diez veces más automóviles que Tesla
Otra vez, las expectativas, un motor tradicional del comportamiento bursátil, hacen que los inversores apuesten por un modelo que consideran de futuro ante las dificultades de la industria automovilística tradicional para adaptarse al nuevo paradigma eléctrico. Y después, hemos conocido que en las pérdidas de Nissan, con graves consecuencias en nuestra casa, se le tenían que añadir las de su aliado y cabecera del grupo, Renault.
Una banca menos miedica?
En nuestra casa, destacan los resultados hechos públicos estos días de las grandes corporaciones bancarias. Una banca, justo es reconocerlo, que a diferencia de la crisis financiera de hace diez o doce años, no se ha visto paralizada por el pánico y ha comprendido que tenía que comprometerse más y mejor con sus clientes porque estos pudieran superar el callejón sin salida de la covid y las empresas sanas y viables no quedaran ahogadas por carencia de liquidez. Sí que es cierto, que las entidades financieras que superaron la crisis financiera partían de una posición mucho más sólida y que las inyecciones públicas de crédito han ayudado a estimular estos comportamientos más prudentes y colaborativos.
La caída del Santander es especialmente ruidosa y multiplica por ocho las pérdidas declaradas por el BBVA
Más cerca de casa, los dos grandes bancos españoles, Santander y BBVA han cerrado el semestre con pérdidas elevadas, en buena parte por la mala evolución de sus negocios en el extranjero -empezando por Estados Unidos. La caída del Santander es especialmente ruidosa y multiplica por ocho las pérdidas declaradas por el BBVA. Unas pérdidas del Santander que habrían sido más importantes si no se hubieran revisado al alza, y de manera poco justificada, los resultados provisionales presentados por los cántabros para el primer trimestre del año.
En los bancos que no quieren parecer catalanes, Caixabank y Sabadell, parece que las cosas no les han ido tan mal y su menor internacionalización se diría que esta vez ha jugado a su favor. Caixabank se mantiene en ganancias pese a un recorte del beneficio de un 67% durante los primeros seis meses del año. Se da la circunstancia que el primer trimestre del 2020 la caída fue más intensa -83%- lo que querría decir que la situación relativa ha mejorado entre el primero y el segundo trimestre de 2020.
De forma similar, los datos facilitados por el Sabadell hablan de resultados positivos pese a una caída del 73% durante los seis primeros meses del año. Aunque al segundo trimestre la bajada ha sido más intensa que en el primero, el banco habla de una recuperación «significativa» de la actividad durante las últimas semanas.
Efectos perversos de los ERTEs?
En el resto de sectores, la actividad va por barrios. Los servicios personales -hostelería, restauración, comercio y otros servicios personales- son los más mal parados en medio de los rebrotes y los vetos de los gobiernos extranjeros para que los turistas no vengan aquí. Unos vetos que tienen al menos tanto de prevención sanitaria cómo de política proteccionista encubierta, para que no se les escape demasiado consumo vacacional fuera de sus fronteras.
Hay que remarcar el comportamiento poco decidido de muchos hoteleros de Barcelona, el principal foco turístico del país. Si en la crisis posterior a los Juegos Olímpicos, todos los hoteles permanecieron abiertos y lo que hacían era funcionar con menos plantas, ahora, al amparo de la comodidad de los ERTEs, sólo un 30% de la oferta hotelera está abierta. Y ya sabemos que la oferta también llama y genera demanda. Una cosa similar pasa en algunas de las atracciones más emblemáticas de la ciudad, que funcionan sólo a medio gas.
De hecho, parece que de momento una cuarta parte de los autónomos todavía no trabaja y que una tercera parte de los asalariados afectados por un ERTE no ha vuelto al trabajo. Esperemos que el alargamiento de los plazos no acabe generando efectos indeseados en algunos sectores.
Consumo acumulado
En el comercio, además de los productos alimentarios y de primera necesidad, hay subsectores que les va bastante bien, como los referidos al menaje del hogar. Unos hogares ahora revalorados en el contexto del confinamiento. Muchos ciudadanos se apresuran a mejorar el confort y las prestaciones ahora que tienen que estar muchos más días y horas. También parece que repunten las ventas del sector del automóvil, donde los estímulos en forma de subvenciones públicas, a pesar de no ser muy relevantes para la gran mayoría, han animado bastantes ciudadanos a hacer el cambio de vehículo pendiente de hacía tiempo y que a menudo se ha acabado de deteriorar después de tantos meses sin usarse. Todo este consumo apremiado durante los meses más duros de confinamiento y que ahora recupera tiempo perdido veremos si será capaz de estabilizarse en otoño.
En el sector industrial, la reapertura de los centros productivos y el restablecimiento de las cadenas de suministro va hacia una reanudación progresiva, donde incluso las exportaciones vuelven a crecer, a pesar de estar lejos -un 37%- de los niveles de los meses previos a la crisis. Está por ver si la nueva normalidad se consolida este otoño en Europa y acaban restableciéndose los flujos internacionales de mercancías. También hemos sabido estos días que la ocupación en sectores tecnológicos ha crecido en Catalunya un 8% durante el segundo trimestre del año y las exportaciones con elevado contenido tecnológico también lo han hecho, impulsadas por los productos farmacéuticos.
Qué crisis?
Todas las crisis son diferentes, a pesar de tener elementos comunes. Quizás lo más relevante es que no afecta igual a todo el mundo, sean sectores, empresas o ciudadanos. A estas alturas no sabemos si la crisis se prolongará y profundizará mucho. Si los repuntes puntuales del consumo se apagarán una vez agotada la demanda acumulada durante el confinamiento. Si nuestros socios comerciales tendrán también rebrotes importantes que nos bloqueen los mercados exteriores. Si habrá una caída general de la actividad que afectará definitivamente a la recaudación impositiva del sector público y sus prestaciones e inyecciones monetarias a la economía. Si incluso las llamadas tecnológicas que viven de la publicidad inserida por muchas pequeñas empresas, vivirán dificultades impensables hasta ahora.
"Quizás en pocos meses -como acaba de anunciar la UE- tendremos una vacuna bastante efectiva que cambie las expectativas y haga volver el business as usual"
O, al contrario, quizás en pocos meses -como acaba de anunciar la UE- tendremos una vacuna bastante efectiva que cambie las expectativas y haga volver el business as usual. Y con el esfuerzo público y las ayudas europeas no tardaremos mucha en normalizar la situación. Los meses que quedan de año serán decisivos para saber la duración, el alcance y la profundidad de esta crisis.