Un mundo sin paraísos fiscales?

Las multinacionales desvían hasta el 36% de sus beneficios a territorios de fiscalidad reducida o nula, pero la desaparición de estos paraísos podría revertir en negativo al consumidor o a los trabajadores

Sería posible uno món sin paraísos fiscales?
Sería posible uno món sin paraísos fiscales?
A. Alba
Barcelona
22 de Mayo de 2019
Act. 22 de Mayo de 2019

El 8% del patrimonio mundial de los hogares se encuentra en paraísos fiscales. El 80% de este patrimonio evadido pertenece al 0,1% más rico de la población. Y si hablamos de empresas, las grandes multinacionales desvían hasta el 36% de sus beneficios, un total de 600.000 millones de dólares en cuentas localizadas en territorios de baja o nula fiscalidad. Son datos publicados en el informe del Instituto de Economía de Barcelona (IEB) Presente y futuro de los paraísos fiscales, presentado en la sede de la Sociedad Económica Barcelonesa de Amigos del País (SEBAP) y que ilustran el impacto de estos paraísos sobre la fiscalidad y el poder de recaudación de los estados. Pero sería posible un mundo sin paraísos fiscales o los costes relacionados con su desaparición serían imposibles de asumir?

Revisando la lista negra de 12 paraísos fiscales de la Unión Europea encontramos territorios con características comunes. A excepción de los Emiratos Árabes Unidos y Omán, encontramos islas minúsculas, despobladas –representan el 0,05% de la población mundial- y sin mucha actividad económica. "Tiene todo el sentido que sean paraísos fiscales: no quieren cooperar a escala internacional, porque han encontrado una forma de tener ingresos y el impacto de subir los tipos impositivos sobre su población es muy importante, puesto que recae sobre pocos ciudadanos", explica el investigador del IEB, Alejandro Esteller.

El académico considera que las medidas previstas por la Unión Europea porque los paraísos fiscales salgan de la lista negra "no tienen mucho impacte, más allá de la mejora de reputación", por el que no augura una gran cooperación por parte de estos territorios. Por otro lado, apunta a las ganancias que pueden tener los más resistentes. "Si finalmente algunos de estos países suben sus impuestos, hay un incentivo muy importante para aquellos que no lo hagan, que es que se podrán repartir el 100% de un negocio que ya está en manso de muy pocos. Por qué tendrían que querer salir de la lista?", se pregunta.

Esteller:  "Las empresas trasladarían el sobrecoste que les supone la desaparición de los paraísos fiscales a los consumidores, a los trabajadores o, en el caso más improbable, lo asumirían internamente"

Si a pesar de todo en un futuro se llegara a eliminar la existencia de los paraísos fiscales, se abriría la gran pregunta: quién asumirá los costes? Cómo dice el informe, las empresas desvían 600.000 millones de dólares en beneficios a estos territorios. Una cifra que tendría que generar unos impuestos que ahora mismo se ahorran. "Las empresas trasladarían el sobrecoste que les supone la desaparición de los paraísos fiscales a los consumidores, a los trabajadores o, en el caso más improbable, lo asumirían internamente", dicta Esteller.

El investigador postula esta opción más remota y enumera las consecuencias. "Si finalmente las empresas asumen el sobrecoste de los paraísos fiscales, nos encontraríamos con un capital muy móvil, que buscaría siempre las fiscalidades más bajas, y esto subiría la competencia fiscal entre estados para atraer capital e inversiones. Al final, podríamos encontrarnos en un mundo sin paraísos fiscales, pero en el que las multinacionales no pagaran impuestos y el capital no móvil pagara impuestos muy bajos".

La alternativa, según el experto, sería ir a un modelo que acabara con la competencia fiscal generando los impuestos allí donde se producen las ventas de los productos. "Esto, pero, va en contra de los países subdesarrollados, donde el consumo es mucho menor".

Paraísos fiscales no reconocidos

El portavoz de la Plataforma por una fiscalidad justa, ambiental y solidaria, Xavier Casanovas, se remonta en su origen del debate y pide ampliar la definición de paraíso fiscal para incluir aquellos territorios europeos con regímenes impositivos favorables, pero que no forman parte de la lista negra de la UE. "Los paraísos fiscales rompen el principio de equidad del sistema y por eso hay que subir el listón para contemplar en Chipre, Holanda y Luxemburgo, entre otros, dentro de la categoría", apunta. "Luxemburgo es el segundo país del mundo con más inversión extranjera por detrás de los Estados Unidos y sólo tiene 500.000 habitantes. Si tuviéramos los datos de estos países de la UE, el impacto del fraude fiscal a escala global sería mucho más alto".

Casanovas: "Luxemburgo es el segundo país del mundo con más inversión extranjera por detrás de los Estados Unidos y sólo tiene 500.000 habitantes"

Por otro lado, Casanovas fija la conversación en cuáles serían los efectos de no luchar contra los paraísos fiscales. "Se produciría una carrera a la baja en la presión fiscal, y esto no es mucho mejor". Una carrera que, de hecho, hace años que se produce. Según el informe del IEB, a los 80 la media impositiva mundial sobre el beneficio de las empresas estaba por encima del 40%, mientras que ahora se sitúa sobre el 20%.

Contra esta subasta a la baja, Casanovas pide "imaginación a la hora de buscar beneficios en la inversión empresarial y del capital y exigir que cada cual aporte lo que le toca". En este proceso de políticas imaginativas, el portavoz de Fiscalidad Justa cita la iniciativa Zonas Libres de Paraísos Fiscales, que anima a los municipios a incluir un apéndice en sus concursos públicos en el que las empresas participantes indiquen si tienen actividad en algún paraíso fiscal. "Hay empresas que han declinado participar en concursos de ciudades como Barcelona por esta declaración de responsabilidad, a pesar de que indicarlo no implique ninguna ilegalidad".

Los paraísos internos

El socio de Roca-Junyent, Joan Iglesias incide todavía más en la definición de estos territorios y considera que "el fraude fiscal y los paraísos fiscales son constantes en todos los sistemas". Su tesis implica que todas las jurisdicciones fiscales del planeta compiten entre ellas a través de la rebaja de las bases imponibles. "Que quizás Madrid no es un paraíso fiscal si hablamos del impuesto de sucesiones?", se pregunta. De hecho, el cálculo del tax gap de Catalunya presentado por la Agencia Tributaria de Catalunya y la IEB ahora hace un año mostraba como la recaudación del impuesto de patrimonio y sucesiones en Catalunya subiría un 36% sin evasión, sea en paraísos fiscales o en otros territorios de tributación más baja.

"Los países que aparecen en los listados de paraísos fiscales no son más que territorios pequeños y pobres, por lo que las condiciones fiscales son su ventaja competitiva. Todos los territorios compiten en fiscalidad, pero hay modelos de éxito y otros que no lo son", concluye.