España lidera las tasas de desempleo juvenil en la Unión Europea, con un alarmante 26,6%, seguida de Suecia con un 24,4% y Grecia con un 23,1%, según los últimos datos de Eurostat de noviembre. Ante la falta de oportunidades laborales estables, cada vez más jóvenes apuestan por las oposiciones como una vía para asegurar su futuro. Así lo confirma la segunda edición del estudio El peso del opositor en España, elaborado por OpositaTest. Casi 6 de cada 10 personas (56%) que se plantean opositar tienen entre 18 y 34 años, siendo la Generación Z el grupo con más interés en esta vía. Dentro de este grupo, los más jóvenes, entre 18 y 24 años, son la mayoría.
¿Cómo se ha llegado hasta aquí? Desde la crisis de 2018, hemos vivido un cambio de paradigma respecto a las generaciones anteriores, al que se ha sumado la pandemia, que aún arrastramos. Todo esto ha generado inestabilidad, especialmente en los tipos de contratos, que a menudo son más precarios, especialmente para la gente joven. “Hoy también vemos la aparición de muchas empresas de tipo startup, que antes no eran tan comunes. Sin embargo, estas empresas son entornos muy volátiles; es difícil prever si tendrán éxito o no, como es el caso reciente de Freshly Cosmetics”, explica la representante de la Comisión de Jóvenes en el Colegio de Economistas, Lidia Vives, a VIA Empresa. Aparte de la búsqueda de estabilidad, los jóvenes también buscan buenas condiciones laborales, como un salario digno, conciliación de la vida laboral y personal, y seguridad en las condiciones. “En la administración pública, por ejemplo, hay más certeza: un salario fijo, vacaciones establecidas, y una conciliación que ofrece una calidad de vida más previsible y estable”, añade.
Amat (UPF Barcelona School of Management): "A diferencia de otros países, donde los graduados reciben ayuda para acceder a la vivienda y a otros recursos durante los primeros años de su vida laboral, aquí, los jóvenes se ven desamparados"
Según explica el economista y catedrático de la UPF Barcelona School of Management Oriol Amat a VIA Empresa, uno de los principales problemas en nuestro país es la falta de apoyo a los jóvenes una vez se gradúan. Hasta el momento de la graduación, las familias invierten poco en los estudios universitarios, ya que el coste real de estas formaciones es de 10 a 15 veces superior al que pagan las familias (alrededor de 1.000 euros en una universidad pública). Esto implica que la sociedad asume el 90% del coste. Sin embargo, una vez que los estudiantes terminan sus estudios, el sector público deja de apoyarlos en su inserción en el mercado laboral. A diferencia de otros países, donde los graduados reciben ayuda para acceder a la vivienda y a otros recursos durante los primeros años de su vida laboral, aquí, los jóvenes se ven desamparados. Para el economista de la UPF, este es uno de los factores clave que contribuyen a la alarmante tasa de desempleo juvenil en España.
Además, Amat destaca que los jóvenes también tienen responsabilidad en su camino. "Tienen responsabilidad en la elección de los estudios que quieren cursar y en la especialización en un tema concreto. Esta decisión influirá directamente en su valor en el mercado laboral, ya que según el área en que se especialicen, podrán tener más oportunidades o no".
Una generación que busca más que un sueldo
En este sentido, las academias han observado un aumento del número de alumnos en los últimos años. Judith Vidal, trabajadora de Xaloc Oposiciones, ubicada en el distrito de Les Corts, explica que este crecimiento se ha producido especialmente en los últimos 5 años, coincidiendo con el aumento de plazas para opositar, impulsado por la jubilación masiva de la generación baby boom. Uno de los aspectos más destacados es la edad media del alumnado, ya que, como explica, "antes los estudiantes eran mayores, pero ahora cada vez hay más jóvenes que se apuntan justo después de finalizar la carrera".
La Generación Z representa un cambio significativo en cómo los jóvenes ven el trabajo. Esta nueva perspectiva destaca que los jóvenes priorizan el equilibrio entre su vida personal y laboral, eligiendo trabajos que les proporcionen flexibilidad y un propósito, tal como explica Raquel Valero en el artículo ¿La Generación Z renuncia al ascenso?. Según Vives, "si, de repente, se reduce la voluntad de emprender y crear nuevos negocios, de iniciar nuevas empresas y generar más puestos de trabajo, la actividad económica de un territorio comenzará a estancarse. Si se desincentiva el emprendimiento y se fomentan otros aspectos, el resultado puede ser la falta de innovación e iniciativa empresarial en la región". En la misma línea, Arnau Boixaderas Puig, consultor laboral, en una entrevista con VIA Empresa, advierte que "no será sostenible en el tiempo, porque una sobresaturación de opositores que ganan una plaza no resuelve el problema real del mercado laboral juvenil".
Vives (Colegio de Economistas): "Actualmente, también observamos el fenómeno de la renuncia silenciosa, donde los jóvenes parecen no buscar cargos directivos elevados, sino puestos de trabajo que ofrezcan más libertad, conciliación y la posibilidad de trabajar desde cualquier lugar"
“Las empresas deben centrarse en mejorar las condiciones laborales, como la conciliación y otros aspectos que son cada vez más importantes. Actualmente, también observamos el fenómeno de la renuncia silenciosa, donde los jóvenes parecen no buscar cargos directivos elevados, sino puestos de trabajo que ofrezcan más libertad, conciliación y la posibilidad de trabajar desde cualquier lugar. Fomentar este tipo de facilidades puede ser muy efectivo para atraer talento. Es cierto que la administración pública no siempre es pionera en este aspecto, pero la empresa privada tiene la oportunidad de serlo”, apunta Vives. Esta situación no solo evidencia las dificultades para acceder a trabajos que permitan conciliar y tener un salario digno, sino que también refleja un cambio cultural profundo. En la generación boomer, era impensable considerar el funcionariado como refugio ante las dificultades del mercado laboral.
En resumen, ante el gran número de ofertas de trabajo público y la búsqueda de una estabilidad laboral, muchos jóvenes de la Generación Z consideran las oposiciones como una opción viable para su futuro. Además, si la administración pública logra adaptarse a las nuevas demandas de la Generación Z, no solo cubrirá vacantes, sino que podrá transformar el futuro del sector público en un motor de innovación y digitalización. En este contexto, parece que los miembros de la Generación Z tienen clara su preferencia a la hora de elegir entre el sector público y el privado: derechos laborales respetados y conciliación.