La ambientalista Desirée Knoppen es investigadora, consultora y docente especializada en economía circular y cambio climático. Ha trabajado en un amplio abanico de sectores y países acompañando a las empresas en su transformación "hacia una sostenibilidad genuina". Actualmente es la responsable del Sustainability Hub y del Departamento de Marketing, Operaciones y Supply Chain de EADA y, de hecho, fue una de las caras más visibles del evento anual que celebró la escuela de negocios el pasado viernes en el Palau de Congressos de Barcelona, ante 1.600 asistentes.
¿Qué es la economía circular?
La economía circular es regenerativa por diseño. Es decir, se trata de diseñar modelos de negocio con productos y servicios regenerativos que ayuden a regenerar sistemas sociales y medioambientales. En pocas palabras, lo solemos resumir con las tres R: reducir, rehusar y reciclar. El objetivo es mantener el valor de los productos, componentes y materiales durante el máximo tiempo posible, antes de tenerlos que descartar.
La economía circular no es gestionar bien los residuos. Antes de la gestión de residuos, hay que evitar que se generen estos residuos. Se trata de diseñar productos que sean más duraderos.
¿Cómo?
Rechazando y reduciendo ciertos consumos, y reduciendo también nuestra necesidad material y energética. Hay una jerarquía de acciones: la primera es el diseño de productos y de componentes, la segunda es la reciclabilidad, y sólo al final de un largo recorrido, llega la gestión del residuo.
La parte más llamativa y la que protagoniza más titulares e informes es la gestión de residuos.
Porque ayuda a visualizar. Pero el proceso empieza mucho antes.
Estamos equivocados si pensamos que reciclando hemos hecho suficiente. El proceso empieza pensando en los materiales que producimos, y los productos y servicios que consumimos.
Y muchas veces las políticas públicas ponen el énfasis y la inversión en la gestión de residuos, pero es una trampa, porque acabamos pensando que podemos seguir consumiendo como lo estamos haciendo. Pero esta visión lineal de coger algo de la naturaleza, producir algo con ello, consumirlo y descartarlo cuando nos dé la gana es una visión que debemos dejar atrás.
"Con el modelo actual lineal estamos sobrepasando los límites planetarios"
¿Y realmente, como sociedad, estamos dejando atrás esta visión?
Cada vez somos más conscientes que para tener bienestar tenemos que cuidar ciertos indicadores básicos relacionados con el medio natural. Cuando vemos que un medio natural está seco, que no hay agua, que está contaminado, o que se están agotando recursos, nos damos cuenta, tanto como profesionales como consumidores, que con el modelo actual lineal estamos sobrepasando los límites planetarios. Y por eso, el entorno natural está reaccionando cada vez de una forma más agresiva, con fenómenos meteorológicos más extremos: las sequías, inundaciones e incendios están aumentando en frecuencia y en magnitud.
Hemos ido tomando conciencia, pero ¿qué nos dicen los datos sobre la circularidad de nuestra economía?
Lo podemos ver en el Circularity Gap Report, un informe anual que publica un indicador para valorar la circularidad global de la economía, teniendo en cuenta la circularidad de los materiales. Es decir, la fracción de los materiales que se reinserta en la economía.
Pues según este informe, teníamos una circularidad del 9,2% en el 2018, y en el 2023 estaba en 7,2%. Es un ratio muy bajo y encima va en descenso.
Y eso que estamos reciclando...
Estamos realizando mejor la gestión de residuos... pero tenemos un problema en la extracción de materiales vírgenes. Nuestro consumo aún requiere de una excesiva tasa de extracción de materiales vírgenes.
Esta cifra, pero, es global. ¿Cómo podemos valorar nuestra economía?
Para evaluar cómo vamos, debemos ser muy holísticos. Hay que mirar desde el inicio, qué compramos, cuánto consumimos y cuánto tiempo conseguimos que dure aquello que utilizamos, cómo lo compartimos, cómo lo reutilizamos cuando no sirve y, como decíamos, al final, cómo gestionamos el residuo.
Por ejemplo, nos pensamos que en Alemania son muy buenos, porque ahí reciclan y tienen un muy buen sistema de recirculación de envases que aquí no tenemos. Pero en cambio, en Alemania, el consumo de envases de un solo uso es mucho más mayor que el de España.
Y en España, ¿qué indicador nos puede servir?
No hay un único indicador que nos dé la respuesta, ni cinco. Es una información que está muy fragmentada y que, todavía, está demasiado enfocada en la gestión de residuos. De hecho, en los planes de circularidad de los países, vemos lo mismo: hay mucho indicador de gestión de residuos, pero no hay tanto sobre cómo evitamos el sobreconsumo o cuánto tiempo hemos utilizado un producto antes de tirarlo.
"España es el sexto país de la Unión Europea que genera más residuos de envases y embalajes per cápita"
En término de indicadores es difícil de delimitar, pero podemos repasar algunos. Como el packaging waste, un indicador que compara lo que se genera y lo que se recicla. España es el sexto país de la Unión Europea que genera más residuos de envases y embalajes per cápita. Y, en cuanto a tasa de reciclaje, se sitúa en la media europea.
También podemos mirar la huella de agua versus la disponibilidad de este recurso. Y en este caso, tenemos un grave problema. En energía renovable, por ejemplo, vamos muy bien: el 60% de la energía eléctrica que consumimos en España procede de fuentes renovables.
Otro indicador que nos puede servir es mirar la nueva creación de negocios de economía circular. Por ejemplo, en el Circular Startup Index que ha publicado la Ellen MacArthur Foundation, en el que presenta a 500 startups de economía circular, puedes ver que España tiene una buena representación, y ocupa la octava posición. La primera la ocupa Reino Unido.
¿Qué sectores se pueden ver más interpelados ante la necesidad de implantar una economía circular?
El sector agroalimentario, por el agua y por la productividad del suelo. Con las técnicas actuales, no tendremos suficiente alimento para la sociedad de aquí 40 años. Las agriculturas regenerativas van a ser fundamentales para garantizar una productividad del suelo a largo plazo.
"Con las técnicas actuales, no tendremos suficiente alimento para la sociedad de aquí 40 años"
Y más concretamente, en la industria alimentaria, debemos replantearnos tanto la generación de alimentos como la manera en la que compramos, con muchos envases de un solo uso, con cantidades muy pequeñas... Hay que pensar en cómo se distribuyen los alimentos, cómo se venden y también en el tipo de alimento que estamos consumiendo.
El replanteamiento llega hasta nuestra dieta, qué alimentos decidimos comer y cómo los decidimos comer.
Exacto. Debemos orientarnos hacia una dieta más vegetal, con menos proteína animal. Con más verduras, semillas, frutos secos...
¿Qué sectores están llevando a cabo una transición ejemplar hacia modelos de economía circular?
En el sector de la construcción y la arquitectura, por ejemplo, cada vez se está acogiendo más la filosofía cuna a cuna. En esta filosofía, desde el diseño ya se busca esta longevidad, modularidad, eficiencia energética, búsqueda de nuevos materiales... Este sector empezó a plantear este modelo desde los años 90, cuando nadie hablaba de economía circular.
"En la economía circular nada va al cementerio, nada muere, todo sigue en circulación"
¿De la cuna a la cuna?
Nada va al cementerio, nada muere, todo sigue en circulación. Vienes de la cuna y vuelves a la cuna.
¿Qué acciones están llevando a cabo las empresas que deciden transitar hacia un modelo de negocio más circular?
Dentro de la economía circular hay una serie de valores que nunca habíamos considerado, y que dan pie a ser muy creativo y a innovar. Por ejemplo, hay empresas que están generando nuevos materiales a partir de otros que antes se descartaban o contaminaban. Hay compañías que, en vez de comprar materiales vírgenes, se están aprovechando de flujos de residuos. También hay que han encontrado valor en el hecho de facilitar que su producto se comparta, para que las tasas de utilización sean más altas. También hay compañías que han empezado a desmaterializar su oferta, y vender un producto como servicio.
Y muchas de estas acciones, se consiguen gracias a alianzas entre compañías. I de éstas, surgen estos bucles inversos de reparación, compartición, desmantelamiento, reciclaje... todo son flujos que antes no existían. Y de estas alianzas, surgen también nuevos agentes, nuevos negocios y también nuevos tipos de empleo.
"Todos llevamos muchos sombreros y podemos actuar desde todos ellos"
La economía circular no sólo apela a las empresas, también al ciudadano.
Sí, porque todos llevamos muchos sombreros. Somos empresarios o profesionales, somos progenitores, somos hijos, somos ciudadanos con derechos y deberes, somos influencers para la gente de nuestro entorno, quizás también somos inversores... y en todos estos aspectos, podemos ser activos. A veces la gente piensa que, desde su posición, no está suficientemente empoderada para realizar un cambio, pero en el fondo, todos jugamos muchos papeles; y podemos actuar desde todos ellos.