09
de Julio
de
2015
Act.
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"Queremos recuperar el sentido común, y que la economía también funcione en este sentido". Lo reclamaba este miércoles al atardecer Josean Lavado, presidente de la Asociación Catalana para el Fomento de la Economía del Bien Común (@EBC_Cataluña). Constituida formalmente el septiembre de 2014, esta asociación pretende "introducir la ética y los valores en los que se basan nuestras relaciones humanas en la economía. No puede ser que la economía vaya por otros caminos y funcione al margen de estos valores", lamenta Lavado. Destaca en este sentido que "todoshemos sufrido las consecuencias, y tenemos que conseguir que la actividad económica vuelva a estar al servicio de las personas".
Christian Felber, principal impulsor del movimiento de la Economía del Bien Común, destacó que se trata "de un modelo abierto, que va de bajo arriba"; e insistió en el hecho que "el objetivo de la política socioeconómica se tendría que medir de acuerdo con la felicidades de los individuos". De hecho, el pasado mes de junio esta iniciativa ya se presentó ante el Parlamento Europeo indicando sus líneas maestras. De entrada, el objetivo es medir la contribución al bien común de las empresas mediante el 'Balance del Bien Común'. Este indicador tiene que permitir un etiquetado ético, de tal manera que sea rápidamente identificable la impronta ecológica o social de los productos.
Este movimiento también apuesta porque las contrataciones públicas prioricen las empresas que más contribuyen al bien común; así como por la creación de un mercado ético interno a la Unión Europea que favorezca estas empresas.
Fomentar el consumo ético, la emprendeduría del bien común, la banca ética y un mercado de valores donde sólo se incluyan aquellas empresas que demuestren su contribución en el bien común, son algunas del resto de propuestas de esta iniciativa.
De la mano de la economía solidaria
Uno de los requisitos para facilitar la consecución de estos objetivos sería tener una homologación de herramientas que permitan establecer de forma clara qué se considera economía del bien común. Lo defiende Rubén Suriñach, miembro de la Red de Economía Solidaria (XES), que destacó la importancia de "tener referencias claras".
Suriñach recordó que desde la XES "intentamos imaginar escenarios postcapitalistes, donde se reduzca la importancia del mercado en nuestras vidas en favor de la colaboración y la solidaridad". Creada el 2003, la XES trabajamos en la idea de construcción del mercado social. "El mercado no se puede eliminar, pero tiene que ser más social y responsable", apuntaba Suriñach. La Feria de Economía Solidaria, los encuentros de cooperación entre las entidades asociadas o la definición de un Balance Social son algunas de las actividades de la XES. "Vamos generando un espacio donde van entrante empresas y consumidores haciendo cada vez una mancha de aceite más gorda", anima Suriñach.
La mujer, protagonista
Anna Mercadé, directora del Observatorio Mujer, Empresa y Economía, y embajadora de la Economía del Bien Común, quiso poner énfasis en el papel de la mujer en este cambio de paradigma. "Las mujeres somos agentes de cambio, pero también tenemos que hacer un cambio", advertía.
Por Mercadé, "estamos asistiendo a un cambio de paradigma, cada vez más personas deseamos un cambio profundo de la sociedad y a nuestras vidas". La experta reconoció que el sistema que ha funcionado durante años con buen nivel, "ahora se ha roto". Por eso apuesta por "un cambio radical de las estructuras, de las reglas del juego y de la participación democrática". En este escenario, Mercadé tiene claro que "si no hay mujeres donde se deciden las cosas es porque no hay transparencia ni meritocràcia", unos valores que se tienen que situar en lo alto.
"Desde la caída del Muro de Berlín las corrientes neoliberales han penetrado con fuerza en todas partes y estamos asistiendo a una devaluación de la calidad de vida de las clases medianas", lamentó Mercadé. Además,añadió que "en pocos años hemos perdido los derechos que teníamos y nada ni nadie nos los garantiza". Todo ello ha generado, a su entender, situaciones denunciables como el enorme paro juvenil, la emigración de talento y que "muchas mujeres abandonen el mercado de trabajo porque no tienen servicios ni horarios que seadapten cuando son madres".
Por todo ello, Mercadé considera que "la fractura social está apareciendo por todas partes, y urge que las mujeres tomemos conciencia de nuestro poder. Nos hace falta la decisión y la valentía de hablar y actuar".
En definitiva, Mercadé valora la Economía del Bien Común como "una alternativa práctica y posible, que partiendo de la propiedad privada y respetándola, quiere mejorar la sociedad". Al fin y al cabo, "se basa en unos indicadores diferentes que pulsaban todo el que beneficia el bien común. El más importante de todo es la filosofía que hay detrás".
Apelando a los sentimientos más humanos, concluyó que "todos somos al mismo barco, o nos salvamos o nos morimos. Sólo tenemos un planeta y unos recursos limitados que nos estamos cargando. Valores como el amor incondicional, la solidaridad, la colaboración y la generosidad potencian y hacen crecer nuestras relaciones, y son la mejor motivación".
La banca ética sesuma
Joan Antoni Melé, miembro del consejo asesor de Triodos Bank, ha defendido el calificativo de 'banca ética'. "Hay que nos dicen que notendríamos que decir así porque podemos hacer pensar a la gente que la otra banca no es ética. Pues sí, es exactamente el que queremos", aseguraba con contundencia.
Según Melé, que también es fundador del emprendida Taller de Conciencia, "la ciudadanía no tendría que dar ni agua a según qué tipo de banca". En este sentido lamentó que algunas entidades financieras hayan crecido más que nunca en estos años de recesión. "Porque cambie la banca tiene que cambiar la gente. Siguen siendo el que son porque los seguimos trayendo nuestro dinero", afirmó.
Melé insistió en el hecho que "el banco no es el propietario del dinero, tendría que tener claro que es un intermediario que los tiene que usar para generar riqueza al mundo". Así pues, reclama que la banca "defina sus criterios de inversión y los explique. Ahora todos los bancos tienen valores, alma y son sostenibles... pero hace falta una transparencia radical, explicar qué hagamos con el dinero de nuestros clientes hasta el último céntimo".
Reflexionando alrededor del cambio en el sector de la banca para acercarla a la Economía del Bien Común, Joan Antoni Melé también considera necesario "limitar las diferencias salariales entre directivos y asalariados, así como suprimir los bonus". Por el consejero de Triodos "a la economía mundial sobran tanto dinero que los bancos no saben qué hacer y se dedican a especular con unos productos estructurados que no se sabe ni qué son. Se tiene que acabar con la economía especulativa".
Can Cet, una de las primeras empresas adheridas
"Can Cet es una empresa social fundada el 1995 que tiene el objetivo principal de buscar un trabajo remunerado y digno para las personas que tienen algún tipo de discapacitado", explica Jorge León, su director. Se trata de una de las primeras empresas a adherirse a la Asociación Catalana para el Fomento de la Economía del Bien Común.
"Este movimiento se encuentra dentro del propio ADN de la empresa", dice León. El director de Can Cet lamenta que "somos en un momento donde cambian las relaciones entre las empresas, hay canibalització. Por nosotros adherirnos a este movimiento nos ha permitido pararnos y ver qué estamos haciendo, con quienes nos relacionamos". Una de las primeras consecuencias ha sido "empezar a tomar decisiones sobre con qué entidades financieras queríamos trabajar", ejemplifica.
Christian Felber, principal impulsor del movimiento de la Economía del Bien Común, destacó que se trata "de un modelo abierto, que va de bajo arriba"; e insistió en el hecho que "el objetivo de la política socioeconómica se tendría que medir de acuerdo con la felicidades de los individuos". De hecho, el pasado mes de junio esta iniciativa ya se presentó ante el Parlamento Europeo indicando sus líneas maestras. De entrada, el objetivo es medir la contribución al bien común de las empresas mediante el 'Balance del Bien Común'. Este indicador tiene que permitir un etiquetado ético, de tal manera que sea rápidamente identificable la impronta ecológica o social de los productos.
Este movimiento también apuesta porque las contrataciones públicas prioricen las empresas que más contribuyen al bien común; así como por la creación de un mercado ético interno a la Unión Europea que favorezca estas empresas.
Fomentar el consumo ético, la emprendeduría del bien común, la banca ética y un mercado de valores donde sólo se incluyan aquellas empresas que demuestren su contribución en el bien común, son algunas del resto de propuestas de esta iniciativa.
De la mano de la economía solidaria
Uno de los requisitos para facilitar la consecución de estos objetivos sería tener una homologación de herramientas que permitan establecer de forma clara qué se considera economía del bien común. Lo defiende Rubén Suriñach, miembro de la Red de Economía Solidaria (XES), que destacó la importancia de "tener referencias claras".
Suriñach recordó que desde la XES "intentamos imaginar escenarios postcapitalistes, donde se reduzca la importancia del mercado en nuestras vidas en favor de la colaboración y la solidaridad". Creada el 2003, la XES trabajamos en la idea de construcción del mercado social. "El mercado no se puede eliminar, pero tiene que ser más social y responsable", apuntaba Suriñach. La Feria de Economía Solidaria, los encuentros de cooperación entre las entidades asociadas o la definición de un Balance Social son algunas de las actividades de la XES. "Vamos generando un espacio donde van entrante empresas y consumidores haciendo cada vez una mancha de aceite más gorda", anima Suriñach.
La mujer, protagonista
Anna Mercadé, directora del Observatorio Mujer, Empresa y Economía, y embajadora de la Economía del Bien Común, quiso poner énfasis en el papel de la mujer en este cambio de paradigma. "Las mujeres somos agentes de cambio, pero también tenemos que hacer un cambio", advertía.
Por Mercadé, "estamos asistiendo a un cambio de paradigma, cada vez más personas deseamos un cambio profundo de la sociedad y a nuestras vidas". La experta reconoció que el sistema que ha funcionado durante años con buen nivel, "ahora se ha roto". Por eso apuesta por "un cambio radical de las estructuras, de las reglas del juego y de la participación democrática". En este escenario, Mercadé tiene claro que "si no hay mujeres donde se deciden las cosas es porque no hay transparencia ni meritocràcia", unos valores que se tienen que situar en lo alto.
"Desde la caída del Muro de Berlín las corrientes neoliberales han penetrado con fuerza en todas partes y estamos asistiendo a una devaluación de la calidad de vida de las clases medianas", lamentó Mercadé. Además,añadió que "en pocos años hemos perdido los derechos que teníamos y nada ni nadie nos los garantiza". Todo ello ha generado, a su entender, situaciones denunciables como el enorme paro juvenil, la emigración de talento y que "muchas mujeres abandonen el mercado de trabajo porque no tienen servicios ni horarios que seadapten cuando son madres".
Por todo ello, Mercadé considera que "la fractura social está apareciendo por todas partes, y urge que las mujeres tomemos conciencia de nuestro poder. Nos hace falta la decisión y la valentía de hablar y actuar".
En definitiva, Mercadé valora la Economía del Bien Común como "una alternativa práctica y posible, que partiendo de la propiedad privada y respetándola, quiere mejorar la sociedad". Al fin y al cabo, "se basa en unos indicadores diferentes que pulsaban todo el que beneficia el bien común. El más importante de todo es la filosofía que hay detrás".
Apelando a los sentimientos más humanos, concluyó que "todos somos al mismo barco, o nos salvamos o nos morimos. Sólo tenemos un planeta y unos recursos limitados que nos estamos cargando. Valores como el amor incondicional, la solidaridad, la colaboración y la generosidad potencian y hacen crecer nuestras relaciones, y son la mejor motivación".
La banca ética sesuma
Joan Antoni Melé, miembro del consejo asesor de Triodos Bank, ha defendido el calificativo de 'banca ética'. "Hay que nos dicen que notendríamos que decir así porque podemos hacer pensar a la gente que la otra banca no es ética. Pues sí, es exactamente el que queremos", aseguraba con contundencia.
Según Melé, que también es fundador del emprendida Taller de Conciencia, "la ciudadanía no tendría que dar ni agua a según qué tipo de banca". En este sentido lamentó que algunas entidades financieras hayan crecido más que nunca en estos años de recesión. "Porque cambie la banca tiene que cambiar la gente. Siguen siendo el que son porque los seguimos trayendo nuestro dinero", afirmó.
Melé insistió en el hecho que "el banco no es el propietario del dinero, tendría que tener claro que es un intermediario que los tiene que usar para generar riqueza al mundo". Así pues, reclama que la banca "defina sus criterios de inversión y los explique. Ahora todos los bancos tienen valores, alma y son sostenibles... pero hace falta una transparencia radical, explicar qué hagamos con el dinero de nuestros clientes hasta el último céntimo".
Reflexionando alrededor del cambio en el sector de la banca para acercarla a la Economía del Bien Común, Joan Antoni Melé también considera necesario "limitar las diferencias salariales entre directivos y asalariados, así como suprimir los bonus". Por el consejero de Triodos "a la economía mundial sobran tanto dinero que los bancos no saben qué hacer y se dedican a especular con unos productos estructurados que no se sabe ni qué son. Se tiene que acabar con la economía especulativa".
Can Cet, una de las primeras empresas adheridas
"Can Cet es una empresa social fundada el 1995 que tiene el objetivo principal de buscar un trabajo remunerado y digno para las personas que tienen algún tipo de discapacitado", explica Jorge León, su director. Se trata de una de las primeras empresas a adherirse a la Asociación Catalana para el Fomento de la Economía del Bien Común.
"Este movimiento se encuentra dentro del propio ADN de la empresa", dice León. El director de Can Cet lamenta que "somos en un momento donde cambian las relaciones entre las empresas, hay canibalització. Por nosotros adherirnos a este movimiento nos ha permitido pararnos y ver qué estamos haciendo, con quienes nos relacionamos". Una de las primeras consecuencias ha sido "empezar a tomar decisiones sobre con qué entidades financieras queríamos trabajar", ejemplifica.