¿Hay que ser rico para emprender?

Tener ahorros o una red de apoyo es imprescindible a la hora de poner en marcha un negocio y obtener financiación privada

Para emprender, és necesario tener ahorros o una red de apoyo | iStock
Para emprender, és necesario tener ahorros o una red de apoyo | iStock
Barcelona
15 de Abril de 2021
Act. 15 de Abril de 2021

¿Cuánto vale emprender? ¿Todo el mundo se puede permitir abrir un negocio? ¿Qué gastos conlleva? El componente económico es uno de los que más marca la aventura de montar una empresa. Para emprender, no hay que ser rico, pero sí es necesario tener un cierto nivel de ahorros o un entorno de apoyo por tres razones: hacer la inversión inicial para el negocio, cubrir los gastos personales hasta que este empiece a facturar y atraer a inversores privados para hacerlo crecer. Un 90% de las startups fracasan en un periodo de tres años, según Spain Startup. Así que, antes de emprender, hay que hacer números.

 

"Se tiene que desmitificar que la persona emprendedora es rica; ahora bien, es obvio que si tienes dinero, las condiciones para montar un negocio son más favorables", avisa Xavier Dumont, responsable de emprendimiento de Barcelona Activa. Para Quino Fernández, CEO de la aceleradora AticcoLab, lo primero que tiene que tener una persona que quiere montar un negocio es "recursos para vivir mientras el producto no genera ingresos". Este tiempo de transición varía mucho en función del tipo de empresa que se crea, recuerda Dumont: "Si montas un restaurante, el primer día ya estás facturando, pero si estableces una startup biotecnológica, pueden pasar uno o dos años".

Durante todo este tiempo, es necesario contar con ahorros u otra fuente de ingresos en la unidad familiar, coinciden ambos. Provenga de donde provenga, el dinero tendrá que servir también para la inversión inicial en el proyecto: "Los primeros recursos, en el mundo del emprendimiento, no te los da nadie", afirma Fernández. Y es que la inversión privada no llega hasta que se demuestran ciertas métricas.

 

Dumont y Fernández recuerdan que hay una tercera opción para obtener financiación en las etapas iniciales, los llamados friends, family and fools (amigos, familia y locos), a los que últimamente se ha empezado a añadir una cuarta F de followers (seguidores). A pesar de que no es fácil encontrarlos, existen. En estos casos, el responsable de emprendimiento de Barcelona Activa insiste en la necesidad de dejarlo todo por escrito y sin ambigüedades, a pesar de que sea un entorno próximo: "Se tiene que dejar claro si se trata de un préstamo o de una inversión, por ejemplo".

"Los primeros recursos, en el mundo del emprendimiento, no te los da nadie", recuerda Quino Fernández, CEO de la aceleradora AticcoLab

La tercera razón por la que emprender requiere unos recursos de partida es poder captar inversión privada. Y es que para decidir donde irá a parar su dinero, los fondos se suelen fijar -además del proyecto en sí- en el emprendedor. "Da rabia porque hay gente que tiene ideas buenas pero que no tiene dinero y en las aceleradoras no los podemos acoger; si las aceleradoras se lo miran, los inversores todavía más", explica el CEO de AticcoLab. Y Dumont añade: "El inversor mira mucho hasta dónde se ha mojado el emprendedor", es decir, cuánto ha invertido de capital propio.

Jóvenes, parados y redes de apoyo

¿Quién cumple los requisitos para emprender con tranquilidad económica? Aunque hay mucha variedad en función del tipo de negocio que se crea, cuando hablamos de startups o empresas que tienen un retorno más tardío, los perfiles se repiten. Por los programas de formación, asesoramiento e incubación de Barcelona Activa pasan emprendedores de todo tipos. Como es un organismo público -que depende del Ayuntamiento de Barcelona-, el espectro que cubre es mucho más amplio que, por ejemplo, el de una aceleradora como AticcoLab.

Dumont identifica los emprendedores con una idea concreta de negocio, los que tienen el conocimiento necesario y los que lo hacen por necesidad -ya sea porque se ha quedado en el paro o porque no encuentra trabajo-. Otro mito que quiere romper es que todos los emprendedores sean jóvenes. De hecho, Dumont defiende que los de más edad tienen un valor añadido: "Experiencia laboral que les permite identificar oportunidades de negocio en su sector". Y añade que, si bien los perfiles son varios, "una familia acaudalada o una persona joven sin responsabilidades son capaces de aceptar más riesgos".

"El inversor mira mucho hasta dónde se ha mojado el emprendedor, cuánto ha invertido de capital propio", según Xavier Dumont, responsable de emprendimiento de Barcelona Activa

Quino Fernández también ve a los jóvenes con una estructura familiar que los mantiene como uno de los perfiles más comunes. Además, añade a "personas con una pareja que les puede apoyar o despedidos que cobran una indemnización". En este sentido, una opción que eligen muchos en el último caso es la capitalización del paro, que permite cobrar la totalidad de la prestación de una vez para poder poner en marcha un negocio.

También hay un perfil rara avis: el emprendedor de profesión. Son las personas que montan un negocio y, si no funciona, crean otro y, de este modo, van enlazando empresas. "Conozco a gente que va por el tercer emprendimiento; algunos no dejan nunca el trabajo y lo tienen como una actividad complementaria", explica Fernández. Y aquí entra otro factor en juego: ¿Qué significa tener éxito a la hora de emprender? Si nos referimos a tener un producto atractivo para los inversores, muy pocas empresas llegan y suelen ser las de personas con más recursos; si se trata de tener para vivir y autorealizarse, es más habitual encontrar perfiles como los mencionados anteriormente. ¿Hay que ser rico para emprender? No, pero tener cierto dinero hace las cosas más fáciles. Como dice Dumont: "Las personas con más recursos no empiezan una startup; invierten en bolsa".