La gran revolución fue internet. El resto de innovaciones, de todos los sectores, derivan de aquí. Esta es la opinión de dos directivos de grandes actores del sector inmobiliario. Son Mikel Echavarren, CEO de la consultora canadiense Colliers en el Estado español, e Ismael Clemente, consejero delegado de la socimi Merlin Properties. Los dos, que han participado en una mesa redonda del Barcelona Startup Congress, consideran que no se están produciendo grandes cambios en el real estate sino pequeñas adaptaciones a las circunstancias actuales. Una de estas disrupciones que niegan, con fuerza, es el teletrabajo. Tanto Echavarren como Clemente consideran que es una moda pasajera y que no tendrá recurrido en el Estado español. Los negocios de ambos incluyen la promoción, gestión y ventas de oficinas. Dos tendencias más que niegan son el coliving y el coworking.
"El teletrabajo es el sueño de los que no quieren trabajar o no quieren que su jefe se dé cuenta de que no trabajan". Con esta frase contundente defendía la necesidad de espacios concretos para trabajar el directivo de Colliers. En la misma línea, Clemente ha asegurado que "España no es el paraíso del teletrabajo por muchas razones: los tiempos de desplazamiento a la oficina son cortísimos y el coste por metro cuadrado por empleado es ridículo; en cambio, las pérdidas de productividad son significativas cuando se trabaja desde casa". Contrariamente a lo que muchos expertos consideran, el CEO de Merlin Properties ha añadido que "la experiencia no está funcionando bien" y ha ironizado: "Algunos se encuentran que, después de teletrabajar, acaban siendo teledespedidos".
El tercer participante del debate, moderado por la CEO del hub de innovación Innomads, Mireia Garcia, ha sido Nicolás Salame, cofundador y CEO de la app para abrir puertas con el teléfono Akiles. También ha defendido el papel de las oficinas: "He vivido en primera persona que la gente del equipo esté muy motivada para hacer teletrabajo, pero cuando algo no va bien en tu vida personal o social, tener una oficina ayuda mucho".
Clemente también ha negado que los coworkings sean una disrupción del mercado inmobiliario. "Empiezan trabajando cuatro personas de una startup, pero después les va bien y quieren cada vez más espacio hasta que acaban contratando una oficina; al final, el jefe quiere poder ir en coche, tener un aparcamiento y todas las comodidades", ha dicho. Lo que sí han notado desde la socimi es el interés de las empresas para oficinas más "residencializades", es decir, con servicios propios de viviendas, como zonas comunes, cocinas, etc.
Mikel Echevarren (CEO de Colliers España): "El teletrabajo es el sueño de los que no quieren trabajar"
Pero Salame sí cree que los jóvenes tienen una manera diferente de ver las cosas. "Los millennials y la generación Z son los usuarios del futuro y tienen nuevas necesidades: son consumidores nativos tecnológicos y muy exigentes", ha dicho. Un ejemplo de estas necesidades, ha asegurado que es el alquiler: "Todo lo que sea eliminar las decisiones de compra a largo plazo y minimizar la necesidad de descapitalización a corto plazo, tiene futuro". De hecho, ha indicado que su empresa recibe muchos proyectos residenciales construidos directamente para alquilar. Mikel Echavarren ha coincidido en que "la demanda de vivienda ha cambiado, porque las nuevas generaciones tienen una capacidad adquisitiva diferente y el acceso al mercado hipotecario también ha cambiado". Un mercado laboral flexible y la disponibilidad de cambiar de ciudad también han influido en esta proliferación del alquiler en detrimento de la compra entre los jóvenes.
Del 'coliving' al 'monoliving'
Y en el ámbito residencial, ¿hay grandes innovaciones? Además del creciente mercado de alquiler, los ponentes no ven muchas. "No creo en el coliving", ha sentenciado Ismael Clemente. Ha relatado que cuando era estudiante compartió piso y "fui muy feliz, pero cuando pude, me pasé al monoliving", en referencia a tener una vivienda no compartida. Salame considera que cada etapa de la vida tiene un tipo de activo asociado, que va variando con el paso del tiempo.
"Todo lo que sea eliminar las decisiones de compra a largo plazo y minimizar la necesidad de descapitalización a corto plazo, tiene futuro", según Nicolás Salame (fundador de Akiles)
Todas estas nuevas tendencias -y otras- son exploradas por las grandes empresas del sector. Normalmente, esta voluntad de innovación proviene de acuerdos con startups. El fundador de Akiles cree que el secreto para que la relación entre una corporación y una empresa emergente funcione es que se base en "el interés mutuo" y que haya "predisposición total de las dos partes para tener un objetivo común". Tanto Colliers como Merlin Properties trabajan con startups. A pesar de asegurar que no cree en los coworkings, Clemente ha explicado que su consultora ha trabajado con una startup dedicada a estos espacios compartidos de trabajo.
Esta colaboración les ha permitido establecer las bases de cómo Merlin Properties se tiene que relacionar con las empresas emergentes: "Nosotros las tenemos que ayudar a crecer, pero ellas tienen que mantener su independencia; sobre todo, les aportamos organización, que muchas veces falta a las startups". En cuanto a Colliers, Echavarren ha indicado que cada año selecciona 10 proyectos de proptech, que se establecen en la sede central de la consultora, en Toronto. Allí, las aceleran: "Colliers acaba siendo un accionista muy minoritario, pero esto les permite dar el salto al mercado y levantar capital".
Ismael Clemente (CEO de Merlin Properties): "No creo en el 'coliving' ni en el 'coworking'"
Las políticas municipales de Barcelona
Otro de los temas que se ha tratado durante la mesa redonda ha sido la situación del mercado inmobiliario en Barcelona, ciudad que acoge el Barcelona Startups Congress. Tanto Clemente cono Echavarren han criticado con dureza políticas del Ayuntamiento y la Generalitat como la limitación de los precios del alquiler y la moratoria hotelera. "El populismo es una barrera física a la inversión más importante que el mar y la montaña, que rodean Barcelona", ha cargado el CEO de Colliers. A pesar de que considera que la capital catalana es "maravillosa" y que antes era un sitio de aterrizaje de fondos de inversión, "ahora los fondos eligen Madrid, como una ciudad más abierta y competitiva; lo que se necesita es seguridad jurídica para los inversores".
Clemente ha introducido otro factor que cree que frena el avance del sector inmobiliario: las protestas ciudadanas. "A base de tirar adoquines al escaparate de Prada, lo que pasará es que la empresa irá a otra ciudad, donde no reciba adoquines", se ha quejado. Y ha acabado la intervención alertando que "es más fácil destruir que construir" y expresando su idea de cómo tiene que ser Barcelona: "El motor económico de ideas e innovación de España".