La economía catalana ha experimentado un crecimiento de un 0,4% en el segundo trimestre del año. Esta es una de las principales conclusiones de los datos adelantados por el Institut d’Estadística de Catalunya. En comparación con el mismo periodo de 2022, cuando estalló la guerra de Ucrania, el PIB catalán también moderó su ritmo de crecimiento hasta el 1,8%. Sin embargo, en este caso también se trata del mismo porcentaje de crecimiento interanual de la economía española.
De esta forma, se confirma que, de momento, la economía catalana sortea la recesión técnica -una situación que se produce cuando el PIB acumula dos trimestres consecutivos a la baja-, un escenario que algunos organismos económicos habían planteado para finales de 2022 y principios de 2023. Por sectores, en comparación con hace un año la industria ha crecido un 2,6% en el segundo trimestre, lo que contrasta con los datos de 2022, cuando el sector industrial registró caídas interanuales en todos los trimestres.
Por su parte, la construcción subió un 5,2%, una décima más que la registrada hace un año. En cambio, los servicios, pese a crecer un 1,3% interanual, han reducido su mejora respecto a 2022 (+9,2%). También ha empeorado la agricultura, que con una variación interanual del -3,3% encadena ya siete trimestres consecutivos a la baja. Los datos publicados por el Idescat este lunes son un adelanto y deben confirmarse más adelante, una vez conocidos todos los indicadores. En paralelo, hace unos días, la Cambra de Barcelona revisó al alza el crecimiento de la economía catalana para 2023 (2,2%) y 2024 (2,3%), a raíz del dinamismo del sector exterior y la evolución favorable de la inflación.
Según el Informe de la coyuntura catalana del segundo trimestre de 2023, elaborado por la Cambra de Comerç de Barcelona y el equipo de AQR-Lab de la UB, a finales de año y principios de 2024, se prevé que el crecimiento económico se modere en un contexto de estancamiento de la actividad en la zona euro y el impacto de las subidas del tipo de interés. El informe también concluye que el empleo creado después de la pandemia ha sido de mayor valor añadido y con una mayor participación de los extranjeros y del sector público.