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¿Por qué hay que aplicar la economía circular en la edificación?

Todos los edificios del Estado son los responsables del 40% de las emisiones de CO2 y del 30% del consumo energético

La sede barcelonesa de Planeta DeAgostini | iStock
La sede barcelonesa de Planeta DeAgostini | iStock
Barcelona
29 de Septiembre de 2021
Act. 29 de Septiembre de 2021

Los recursos naturales no son infinitos y se tienen que tomar todas las medidas necesarias para no derrochar los existentes y para regenerar —tanto como sea posible—, los que vamos utilizando. Esta es una de las premisas básicas de la economía circular, un concepto que está avanzando en los diferentes sectores de la economía, pero que le espera todavía un largo recorrido en el mundo de la edificación.

Según lo Green Building Council España, en el Estado español hay 26 millones de viviendas que representan unos 997 millones de metros cuadrados construidos, a los que tenemos que añadir 679 millones de metros cuadrados dedicados a inmuebles de usos no residenciales. Todos estos edificios son los responsables del 40% de las emisiones de CO2 y del 30% del consumo energético. De aquí la necesidad de incidir de forma decidida en este sector, si se quiere lograr los compromisos adquiridos por la Unión Europea de reducir las emisiones en un 55% y el consumo energético en un 40% de aquí a 2030.

El problema va mucho más allá de las ayudas que puedan llegar de Europa a ciudadanos y empresas para modernizar y descarbonizar nuestras ciudades. No tenemos otra solución al alcance que fomentar la rehabilitación si queremos hacer más sostenible el parque edificado, y esto quiere decir mejorar el aislamiento de sus fachadas y sus cubiertas, instalar climatizaciones más eficientes para reducir los consumos de energía y orientarse decididamente a las energías renovables. No es necesario que demos más vueltas, este es el gran reto del sector al que se tiene que enfrentar.

La rehabilitación es la mejor manera de alargar la vida de los edificios ya construidos, de adaptarlos a las nuevas necesidades

La rehabilitación es el inicio y la forma más inteligente de la economía circular puesto que es la que agota menos recursos. No se trata de derrocar para reutilizar los materiales de los edificios de forma indefinida, esto solo nos llevaría a un consumo de energía desmesurado, y la energía es el primer bien que tenemos que economizar. La rehabilitación es la mejor manera de alargar la vida de los edificios ya construidos, de adaptarlos a las nuevas necesidades, de actualizar sus prestaciones para hacerlos más habitables y sostenibles. Es dar una larga vida —tanto como nos sea posible— a las cosas que queremos, y de dejar de construir por construir, porque esta es la mejor manera de fomentar la sostenibilidad.

Hace falta que nos lo tomemos de forma seria, y avancemos hacia una nueva cultura del mantenimiento de los edificios y de las nuevas técnicas de construcción, para conseguir un parque de viviendas más sostenible y descarbonitzant.

Hay que reducir el impacto de la actividad constructora en el medio natural, minimizar la generación de residuos y alargar al máximo la vida útil de las edificaciones. Y esto implica necesariamente incrementar el esfuerzo en investigación.

Hay que hacer investigación para conocer mejor el proceso biológico de los materiales regenerables, como es el caso de la madera o las fibras de origen vegetal, de forma que los recursos que se suban obtener respeten la capacidad del planeta; que se encuentren formas de optimizar los procesos y el rendimiento de los recursos existentes en el diseño de un edificio y durante su vida útil, tanto utilizando sistemas industrializados que faciliten la eficiencia y el ahorro de recursos como optimizando la gestión, de forma que la edificación consuma el mínimo de materiales y de energía.

Hay que cambiar la mentalidad de las administraciones, para que sean más ágiles y eficientes, y que se den cuenta que este es el camino

Pero hace falta también cambiar la mentalidad de las administraciones, para que sean más ágiles y eficientes, y que se den cuenta que este es el camino. Necesitamos una hoja de ruta que acabe con la actual dispersión de objetivos, que fije prioridades y que impulse una legislación flexible para eliminar las barreras que la dificultan, que fomente la colaboración entre los diferentes agentes del sector, el trabajo en equipo y su digitalización.

Se tiene que entender la economía circular como una responsabilidad, no como un nuevo negocio. Es un compromiso que tenemos que adoptar pensando en nuestros hijos y que implica un cambio de criterio al sector de la edificación, que pasa, forzosamente, por la rehabilitación. Y es precisamente ahora cuando tenemos que emprender los cambios estructurales imprescindibles para impulsarla.

Para decirlo claramente y concluir: la rehabilitación es sin duda la mejor forma de economía circular en el sector de la construcción y el instrumento más poderoso para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Ante el alcance de este reto, la pregunta es bien simple: ¿perderemos quizás la última oportunidad que tendremos de invertir con coherencia por descarbonizar el país?