Se dice que el 2050 habrá más plásticos que peces en el mar. Una afirmación preocupante pero que empieza a calar entre la sociedad y también entre las empresas. Iniciativas como Ecoalf, que fabrica prendas de ropa y zapatos con productos reciclados y plásticos recogidos del mar, o Back to Eco, una asociación que le da una nueva vida a los texanos, marcan la diferencia. Ecodiseño y economíacircular para alargar la vidaútil de los materiales que empleamos. Tanto tiempo como sea posible, hasta el infinito. Ahora bien, salvar el planeta no es sólo cosa de pequeñas iniciativas, sino que tiene que ser cosa de todos: los consumidores, las grandes empresas y la administración pública. Y en esta ecuación, hay algunas variables que todavía fallan.
"La industria está preparada para una fabricación más sostenible. Pero están dispuestas las grandes empresas a reducir la producción y vender más caro productos sostenibles? Están preparados los consumidores para pagar un precio más elevado?". Esta ha sido una de las reflexiones que ha hecho Carolina Blazquez, directora de innovación y sostenibilidad de Ecoalf y que ha marcado la jornada Desde Palo Alto: Diseño y sostenibilidad... Transiciones hacia una economía circular, celebrada en el marco de la Barcelona Design Week y organizada por la Fundació Palo Alto. Falta concienciación, tanto por parte del consumidor como de las grandes empresas con capacidad y recursos para innovar.
La CEO de Back to Eco, Núria Nubiola, explica como en su tienda a veces ha oído comentarios de "producto reciclado y con el mismo precio que Zara, tendría que ser más barato". Un problema de concienciación ecológica de la sociedad. "Tenemos muy enfocada la sensibilización hacia el consumidor, pero las empresas también pueden comprar mejor, emplear materiales sostenibles y hacer una producción responsable, y no lo hacen", añade Marta Escamilla, responsable de la división de sostenibilidad de Leitat. "Cuanto más grande, más conservador eres y por eso aquí estamos pequeñas y medianas empresas innovando en sostenibilidad y arriesgándonos", destaca ÀlexJiménez, diseñador y socio de Nutcreatives. Y es que precisamente las grandes compañías con más capacidad de invertir en sostenibilidad son las que menos lo hacen.
Colom: "Si la administración pública no tiene una sensibilidad por el ecodiseño y la economía circular, no llegaremos en ninguna parte"
Empresas, consumidores y... administraciones. La tercera pata de la ecuación la tiene que marcar la administración pública, apostando por empresas que tengan una producción responsable. De hecho, desde hace años la Generalitat otorga el Premi Catalunya d'Ecodisseny, que reconoce productos en el mercado y en desarrollos que mejoren el comportamiento ambiental a lo largo de su ciclo de vida. Pero con esto no es suficiente. Todos los participantes en mesa redonda coinciden que a la administración pública local todavía le cuesta apostar por productos más sostenibles. Cómo es en el caso de licitaciones públicas para mobiliario urbano. "Si la administración pública no tiene una sensibilidad para el ecodiseño y la economía circular, no llegaremos en ninguna parte", señala la responsable de marketing de Grisverd, Asun Colom.
La ropa elegante con material reciclado es posible
A pesar de que el camino es largo y cerrar el círculo de la economía circular es complicado, hay iniciativas que cada día ponen su granito de arena para una producción más responsable con el medio ambiente. En el caso de la industria textil, Ecoalf y Back to Eco apuestan por ropa con materiales reciclados con el objetivo de dar una segunda vida a productos que ya no queremos.
"Ecoalf somos una marca que intenta poner solución al drama de la industria de la moda", afirma Blazquez. La empresa nació hace ya 10 años con el objetivo de dejar de consumir productos naturales de manera indiscriminada. Pero con los años se fueron dando cuenta de la gran cantidad de residuos que generamos y que muchos acababan en el mar. Así que se reinventaron para incluir el concepto de limpieza del mar como principal objetivo. De este modo, Ecoalf fabrica prendas de ropa con materiales reciclados, como algodón reciclado, que permite reducir considerablemente la cantidad de agua en el proceso de producción. Así mismo, también ha creado una zapatilla cosida con hilo hecho de plástico del mar. Todo para intentar reducir los 500.000 millones de bolsas de plástico que cada año llegan a los océanos. Es por eso que en el Estado español trabajan con más de 3.000 pescadores voluntarios que cada día recogen el plástico que se queda enganchado en sus redes de pesca. Un plástico que después se transforma en hilo para coser.
Blazquez: "Hay una serie de externalidades que ni consumidores ni empresas están dispuestos a pagar, y este es el precio del futuro del planeta"
Y de ropa hecha con plástico a dar una segunda vida a los tejanos. "Trabajamos con la cultura de alargar el ciclo de vida del textil, principalmente el denim", explica Nubiola. Back to Eco, una asociación con sólo tres años de vida, recoge tejanos que la gente ya no quiere y lo transforma en nuevos productos en un taller propio. Y después lo venden a través de Internet o diferentes tiendas físicas. "En el tiempo que llevamos operando ya hemos convertido 10 toneladas de tejanos", detalla Nubiola. Pero, además, se dieron cuenta que durante el proceso de transformación del tejano también se generaban muchos residuos, por lo cual han creado un hilo con el cual tejer camisetes o prendas de ropa de punto. La vocación de Nubiola y su equipo es poder crear productos 100% sostenibles, pero reconoce que es difícil: "Vendemos bolsas de tela y la gente viene a la tienda a decirnos que le ponemos una cremallera para cerrarla", explica. El objetivo es llegar a conseguir sistemas de cierre o botones o cualquier cosa que pueda hacerse con material reciclado.
La sostenibilidad está en el diseño
"Hacer las cosas bien no tendría que suponer un coste superior", afirma el moderador de la mesa y ninguno del departamento de prevención de lo Agència de Residus de Catalunya, Alfred Vara. Pero la realidad no es esta, al menos no en todas las empresas. "Se dice que en la fase de diseño se pueden determinar casi el 80% de los impactos del producto, sobre todo el ambiental", destaca Jiménez. Nutcreatives ha diseñado desde mobiliario urbano con residuos de la construcción, envases para líquidos que son más eficientes que el vidrio o la creación de una línea de muebles propios, un proyecto que ahora está cogiendo impulso. Precisamente en la parte de mobiliario urbano, Nutcreatives ha colaborado con Grisverd, una empresa proveniente del sector del metal y el acero y fabricante de carrocería para camiones que después de la crisis hizo un giro de 180 grados en su modelo de negocio. La compañía se reinventó hacia el mobiliario urbano sostenible.
Jiménez: "En la fase de diseño se pueden determinar casi el 80% de los impactos del producto, sobre todo el ambiental"
Y es que en el sector de la construcción, aunque que pueda parecer muy tradicional, también hay empresas que llevan años apostando por la sostenibilidad. Es el caso de Breinco, una constructora de pavimentos, muros, fachadas o mobiliario urbano de hormigón. De hecho, la compañía ha llevado a cabo el pavimento de la zona de La Défense de París, un proyecto que la administración pública parisina exigió que fuera con un 20% de árido reciclado. "Una condición que aquí nunca nos han pedido", apunta la directora técnica de Breinco, Gemma Pagès.
Estos sólo son cinco ejemplos de empresas que se han dado cuenta de la importancia de tener cura del medio ambiente y que han apostado con fuerza por la sostenibilidad. Ahora bien, hay otros que son conscientes pero no saben como hacerlo. Es por eso que el centro tecnológico Leitat ayuda a compañías a hacer proyectos de investigación y desarrollo. Uno de los últimos que tiene en marcha es el Scrap Store 22@, junto con la asociación 22@Network, un punto de encuentro que arrancará a finales de año para que las empresas del distrito puedan depositar mesas, sillas o cualquier material que no necesiten.
"Hacer las cosas bien tiene un coste y si no lo asumen ni las empresas ni los consumidores quiere decir que hay una serie de externalidades por las cuales nadie está dispuesto a pagar, y este es el precio del futuro del planeta", sentencia Blazquez. Y si no actuamos ahora para salvar este mundo, pronto no habrá nada a salvar.