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La economía seguirá creciendo en 2025 (con matices)

El equilibrio entre política fiscal, monetaria y el contexto internacional será determinante para la evolución de la economía catalana en los próximos años

Exterior de la seu del Banc Central Europeu | iStock
Exterior de la seu del Banc Central Europeu | iStock
Barcelona
25 de Diciembre de 2024

Llegamos al final del año 2024 con un balance de la economía española y catalana bastante positivo en términos macroeconómicos, sobre todo cuando lo comparamos con nuestro entorno europeo. Por segundo año consecutivo, la economía española ha sido una de las que más ha crecido en Europa y, dentro de España, también la economía catalana ha registrado un crecimiento ligeramente más intenso que la media española.

 

A corto plazo, la buena evolución de la economía catalana se mantendrá, pero posiblemente a un ritmo más moderado. Según la Cámara de Comercio de Barcelona, se prevé que el PIB crezca un 2,4% en 2025, frente a un 3% estimado para este 2024. A pesar de la moderación, el ritmo de crecimiento de 2025 es el doble del previsto para la zona euro (1,1% según el Banco Central Europeo).

Estas perspectivas económicas estarán condicionadas por tres factores de incertidumbre. El primero es la coyuntura europea y, especialmente, de las dos principales economías, Alemania y Francia, que tienen graves problemas económicos. Nuestra dependencia externa de estos dos mercados es importante: concentran el 27% de las exportaciones catalanas (datos hasta septiembre de 2024), y curiosamente también el 27% de turistas que han llegado a Catalunya (datos hasta octubre).

 

La competitividad de Alemania es demasiado dependiente de tres elementos que ya son parte de un modelo pasado: el gas ruso, el sector de automoción de combustión y las relaciones comerciales con China

El principal problema de Francia es el aumento del endeudamiento público, que no es sostenible sin reformas que aumenten su competitividad, y los mercados ya comienzan a estar impacientes. De hecho, la prima de riesgo de la deuda pública francesa ha superado la de la deuda española. El problema de Alemania es diferente. El exceso de prudencia fiscal del gobierno alemán ha tenido como resultado un déficit de inversión en infraestructuras que comienza a ser palpable en la competitividad de su industria. Una competitividad demasiado dependiente de tres elementos que ya son parte de un modelo pasado: el gas ruso, el sector de automoción de combustión y las relaciones comerciales con China.

El enigma Trump

Donald Trump, ganador de las elecciones en Estados Unidos | EP
Donald Trump, ganador de las elecciones en Estados Unidos | EP

El segundo elemento de riesgo es el previsible cambio en la política arancelaria que se producirá en Estados Unidos en 2025 con la llegada de Donald Trump. En una economía fuertemente abierta al exterior como la catalana (la suma de las exportaciones e importaciones representa el 78% del PIB), una guerra comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea puede tener consecuencias importantes. La exposición directa de las exportaciones catalanas a Estados Unidos es relativamente baja (4,4% del total), en comparación con la exposición de Alemania, Francia e Italia (alrededor del 10% en cada caso), pero el efecto indirecto es más importante porque buena parte de las exportaciones catalanas de bienes intermedios en Europa acaban en el mercado norteamericano.

En Catalunya, Trump podría afectar a los productos agroalimentarios, como el aceite de oliva (EE. UU. es el segundo mercado de destino, con un 15,2%) y el vino (primer mercado de exportación, con un 12,8%)

La afectación puede ser significativa en los sectores de la alimentación y de la automoción, los productos más exportados por Europa a Estados Unidos y, por tanto, más expuestos a la subida de aranceles, precisamente dos sectores con una fuerte presencia en nuestra economía. En Catalunya, podría afectar a los productos agroalimentarios que más exportamos, como el aceite de oliva (EE. UU. es el segundo mercado de destino, con un 15,2% del total exportado al mundo) y el vino (primer mercado de exportación, con el 12,8% del total).

El tercer elemento de incertidumbre es la contradicción entre los buenos datos macroeconómicos y la baja confianza del consumidor, que puede afectar a las decisiones de consumo de la población. La inflación acumulada en los últimos tres años y el bajo crecimiento de la renta per cápita, junto con tensiones políticas internas e incertidumbres globales, explicarían este descenso en la confianza. Un reflejo de esta baja confianza del consumidor es la tasa de ahorro, que está en niveles históricamente elevados.

En 2025, es previsible que la tasa de ahorro se reduzca por la bajada de tipos de interés, y esto debería traducirse en un incrementodel consumo privado que impulsaría el crecimiento económico. La coyuntura del mercado laboral también tendrá un papel clave sobre el consumo. Aunque las expectativas de ocupación están bajando, no se espera un aumento del desempleo debido a la escasez de mano de obra en la mayoría de sectores.

Motivos para ser optimistas

Pantalla de la Bolsa de Barcelona donde se muestra la evolución del Ibex 35, entre otros | ACN
Pantalla de la Bolsa de Barcelona donde se muestra la evolución del Ibex-35, entre otros | ACN

En la parte positiva de los factores que continuarán estimulando el crecimiento durante 2025 aparecen la contención de los precios y las políticas monetaria y fiscal. Por un lado, la crisis inflacionista la podemos dar casi por finalizada. Aún hay algún elemento de preocupación asociado a la persistencia de la inflación de los servicios que depende fundamentalmente de la evolución de los salarios, pero es de esperar que a medida que la inflación se consolide en niveles moderados (alrededor del 2%), también lo acabarán haciendo los salarios con un cierto retraso temporal.

En este contexto de contención de la inflación a escala europea, se espera que el Banco Central Europeo (BCE) mantenga una política de reducción de los tipos de interés, posiblemente más intensa que en Estados Unidos, donde las expectativas inflacionistas han aumentado por las medidas anunciadas por Trump. Esta política monetaria actuará como un impulso positivo para la economía catalana en 2025.

La falta de mano de obra, la disponibilidad limitada de suelo y los trámites administrativos excesivamente largos provocarán nuevos aumentos de los precios de la vivienda en 2025

Uno de los sectores que más podría beneficiarse de esta bajada de tipos de interés es el inmobiliario. Las señales de mejora en el crédito anticipan un aumento de la inversión. Pero la lentitud en la actividad constructora debido a cuellos de botella como la falta de mano de obra, la disponibilidad limitada de suelo y los trámites administrativos excesivamente largos, hacen prever que la demanda continuará estando muy por encima de la oferta. El resultado será un nuevo aumento de los precios de la vivienda en 2025.

En cuanto a la política fiscal, esta será menos expansiva en los próximos años, debido al control del déficit público por parte de las autoridades europeas. Sin embargo, a diferencia de lo que puede pasar en otros países, en España los Fondos de Recuperación y Resiliencia actuarán como un estímulo fiscal al crecimiento durante 2025, contrarrestando parcialmente la política fiscal más restrictiva.

En conclusión, las perspectivas económicas para 2025 se mantienen positivas y superiores a las del núcleo europeo, pero el crecimiento será más moderado y los riesgos externos podrían tener un impacto significativo. El equilibrio entre política fiscal, monetaria y el contexto internacional será determinante para la evolución de la economía catalana en los próximos años.