Las grandes transformaciones sociales del siglo XXI han reconfigurado la manera en la que vivimos tanto en sociedad como en nuestros hogares. Mientras la natalidad disminuye año tras año -en el 2023 logró la cifra más baja de los últimos 28 años en Catalunya-, el número de hogares unipersonales crece a ritmos desorbitados. De media, en los hogares de Catalunya viven entre dos y tres personas, o para ser más exactos -y a la vez más imprecisos- viven 2,5 personas. En el año 1981 eran 3,3. Y la tendencia parece que irá a más: más hogares, pero con menos personas. Eso sí, con un nuevo miembro que se añade a la fórmula: las mascotas. En Barcelona, por ejemplo, hay más perros que niños de entre 0 y 12 años. ¿Cómo es la economía de todas estas nuevas construcciones sociales -o familias-? ¿Qué coste de vida tiene una fórmula u otra?
La tasa 'single': el coste de vivir solo
Los hogares unipersonales en Catalunya representan hoy en día el 26,4% de todos los hogares, según datos del Idescat. La cifra, que no ha dejado de incrementarse en los últimos años, era del 20% en el 2001 y logrará el 30% en los próximos 24 años, si las previsiones del Idescat son acertadas.
En Catalunya los hogares unipersonales representan el 26,4 % de todos los hogares
Como curiosidad, si este porcentaje nos parece muy elevado, no nos lo parecerá tanto en comparación con Dinamarca o Noruega. En estos países, en la mitad de los hogares vive sólamente una persona.
¿Cómo son las personas que viven solas? Hagamos una radiografía a partir de cuatro datos (del 2020): el 43% tiene más de 65 años y el 70% son mujeres. De hecho, entre los hombres, el 60% son solteros, el 20% separados o divorciados, el 12% viudos y el 8% casados. Entre las mujeres, la película es bien diferente: el 45,5% son viudas, el 35% solteras, el 15,5% separadas o divorciadas y el 4% casadas.
Esta elección de vida (aunque no siempre es del todo escogida) tiene unos costes asociados, que se los conoce como la tasa single. Las personas que viven solas tienen que afrontar una serie de gastos extra en su economía cotidiana: tanto en la cesta de la compra, como la vivienda o las facturas del hogar. Vivir solo es, por lo tanto, más caro que vivir en compañía.
Vivir solo costa 6.905 euros más que hacerlo en pareja
De hecho, si analizamos el gasto medio de los hogares en Catalunya en el año 2022 (que incluye la vivienda, las facturas energéticas, los alimentos, el transporte, el ocio, la ropa...), los hogares unipersonales tuvieron un gasto de 22.885 euros anual y los de dos persones adultas de 31.964 euros (sin hijos dependientes). Es decir, 15.982 euros per cápita. Vivir solo costa 6.905 euros más que hacerlo en pareja. He aquí la tasa single. Y la diferencia se incrementa a medida que se añaden más adultos a la ecuación.
Los singles son, de hecho, objeto de estudio de muchas marcas, puesto que tienen unos hábitos de consumo diferentes de los de los demás. Concretamente, las personas que viven solas tienden a gastar más dinero en productos de bienestar, servicios de cuidado personal, ocio y viajes. Y claro, por supuesto, viajar solo también es más claro que hacerlo acompañado: especialmente por el coste de la habitación. Al viajero que reserva una habitación individual normalmente no se lo ofrecen grandes descuentos respecto a la habitación doble.
Compartir piso en Catalunya por 565 euros al mes
En esta configuración de los hogares, también se tiene que contemplar la opción de compartir piso, la más asequible de todas, a pesar de que la habitación en Barcelona se haya encarecido un 73% en los últimos cinco años, según un estudio de Fotocasa. Las personas que deciden compartir piso en Catalunya pagan por su habitación 565 euros al mes de media, importe que se incrementa hasta los 631 euros en el caso de Barcelona, la ciudad de todo el Estado donde esta modalidad sale más cara. En estos importes, además, no siempre se incluyen el resto de facturas del hogar, como la luz, el gas, el agua y, incluso, Internet. Pero a pesar de que no estén incluidos, se pagan entre todos los que conviven.
¿Y el coste de tener hijos?
Dicen que los niños nacen con un pan bajo el brazo, que su llegada al mundo trae fortuna y bienestar para la familia, pero con los datos de los gastos en la mano, podría parecer que lo que llevan, más bien, es un agujero en el bolsillo. Según un estudio de Save The Children del 2022, el coste de criar un hijo en Catalunya es de 819 euros al mes. La cifra es un 30% más elevada que la de cuatro años atrás -631 euros mensuales-, hecho que lleva a la ONG a concluir que "la factura de criar un niño o niña disuade en buena parte a aquellos y aquellas que quieren ser padres o madres, pero no pueden afrontar el elevado coste".
Lo que generalmente marca el coste de tener hijos son variables como la edad del niño y el lugar donde se vive, además de las casuísticas especiales de cada familia. De hecho, la diferencia del coste de la crianza entre una Comunidad Autonòma de España y otra es bastante notable. Espóiler: Catalunya es la comunidad donde la crianza es más cara, especialmente por el coste de la educación, la conciliación y la vivienda.
Los perros y la época dorada de las empresas 'pet care'
En el año 2022 el número de perros en Barcelona (172.971) superó por primera vez el de los niños de entre 0 y 12 años (165.482). La tendencia, pero, es un reflejo de lo que está sucediendo en el resto del Estado. De hecho, según el Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía (Anfaac), en España hay 9,3 millones de perros censados y 5,4 millones de niños de entre 0 y 12 años.
Entre los perros y los gatos, pero, ganan los perros: tanto en número de animales como en el gasto que comportan. En general, tener una mascota en casa implica, según datos de la OCU, un gasto anual de 1.260 euros de media, cifra que en el caso de los perros es de 1.131 euros y de 986 euros en los gatos. Estos gastos tienen, principalmente, tres partidas: la alimentación, la limpieza y la salud del animal. El ocio, pero, está ganando cada vez más peso en esta ecuación, tendencia que se evidencia en el auge de la industria del pet care.
Las mascotas se han convertido en un miembro más de la familia, que ya no puede ser considerado un objeto o cosa y, por lo tanto, debe tener ciertos derechos como, por ejemplo, custodia compartida en caso de divorcio o separación de sus responsables, tal como hemos visto en la Ley del Bienestar Animal. Estos animales de compañía, especialmente los perros, han revolucionado en los últimos años la estructura social más bàsica de nuestra sociedad -la familia- y, por consecuencia, este zarandeo se trasladará también a los entornos donde vivimos, las ciudades. El coste de este gasto, pero, lo pagaremos entre todos.