El optimismo de los economistas sobre la economía catalana y estatal ha mejorado significativamente en el último trimestre del año. De hecho, según el Col·legi d'Economistes de Catalunya, se sitúa por primera vez en niveles anteriores a la crisis financiera de 2008. Es la principal conclusión de la Encuesta de Situación Económica – Otoño 2024, presentada este miércoles por el decano de la entidad, Carlos Puig de Travy, y el director técnico de la encuesta, Xavier Segura. El sondeo se ha realizado entre el 28 de octubre y el 20 de noviembre, y en ella han participado 601 colegiados y colegiadas.
El estudio desprende que el 46,1% de la comunidad colegiada afirma que la economía catalana está mejor ahora que hace un año, cuando se situó en un 35,4%. La cifra actual, además, representa casi 10 puntos porcentuales más respecto del 36,7% de la anterior encuesta, realizada en primavera.
Esta mejora se ve directamente reflejada en el Índice de Confianza, que engloba la percepción de los colegiados y colegiadas y tiene en cuenta todos los factores que inciden en la situación económica. La encuesta revela la consolidación del optimismo de los economistas en el rumbo de la economía: 5,77 para la catalana y 5,58 para la española en una escala de 10. En la anterior encuesta los valores se situaron en 5,41 y 5,37 respectivamente.
En ambos casos, se trata del mejor nivel en casi dos décadas y se acerca a los datos de junio de 2006, cuando el Índice de Confianza comenzó a hundirse ante los primeros signos de lo que acabaría siendo la crisis financiera de 2008.
El sondeo también ha pedido a los colegiados y colegiadas pronunciarse sobre una serie de cuestiones relacionadas con la actualidad. El 82,8% afirma que el nivel de colaboración público-privada es bajo y que el 71,1% considera que no es factible alcanzar el objetivo del nuevo Govern de Salvador Illa de construir 50.000 viviendas públicas nuevas antes de 2030.
El déficit fiscal y las deficiencias en las infraestructuras, la cruz
Pero no todo son buenas noticias en el informe del Col·legi. La Encuesta de Situación Económica también ha recogido los principales problemas de la economía catalana. Como ocurrió en la anterior encuesta, el déficit fiscal de Catalunya con el Estado y las deficiencias en infraestructuras y comunicaciones son las dos cuestiones que más preocupan este otoño, con un 46,2% y un 33,1% respectivamente. Por otro lado, el tercer lugar es para la dificultad de acceso a la vivienda, con un 33,1%.
La baja productividad, que crece cinco puntos porcentuales respecto de la pasada encuesta hasta el 32,9%, ocupa el cuarto lugar. En relación con esta cuestión, casi la mitad (48%) de los economistas considera que reformar la administración pública es primordial para agilizar la actividad económica. También apuestan por aumentar la inversión en infraestructuras y su nivel de ejecución (46,3%), y mejorar el sistema educativo (44,6%).
El 50% de los colegiados piensa que la IA no será capaz de crear suficiente empleo nuevo para compensar los puestos de trabajo que destruya
En cuanto a la inteligencia artificial, la Encuesta de Situación Económica le ha dedicado tres preguntas. El 67,9% de los encuestados considera que el desarrollo de la IA afectará positivamente a la economía catalana. Por el contrario, el 9,2% cree que el impacto será negativo. Por otro lado, el 59% opina que la IA se está aplicando escasamente en su ámbito profesional y el 49,8% señala que esta nueva tecnología no será capaz de crear suficiente empleo nuevo para compensar los puestos de trabajo que destruya.
El impacto de la Copa América, insuficiente
El informe del Colegio también ha analizado diferentes situaciones que se han producido en cada demarcación. En Barcelona, el gran evento del año fue la Copa América de Vela, celebrada desde finales de agosto hasta el mes de octubre. El 61,8% afirma que el impacto económico de la cita no ha estado a la altura de las expectativas.
Por otro lado, las otras tres demarcaciones catalanas presentan preocupaciones diversas. En Girona, el 67,7% de los encuestados destaca la necesidad de construir más desalinizadoras, mientras que en Lleida, el 55,8% de la comunidad colegiada manifiesta que el exceso de burocracia es el principal factor que limita la competitividad de las empresas de la zona, seguido de la falta de inversiones prometidas no ejecutadas (32,6%) y la falta de mano de obra cualificada (32,6%). Finalmente, en Tarragona, el 41,5% identifica la falta de inversión pública en infraestructuras como el principal obstáculo para el desarrollo de la economía local.